Hace algunos días tuve un conflicto con un conductor. El señor decidió invadir la ciclovía, se colocó detrás de mi y comenzó a pitar como desesperado. Según él, yo debía retirarme para que él pase.
Avancé unos metros más y me detuve a hablar con el caballero y hacerle ver que estaba invadiendo la ciclovía. A esto me respondió: «Voy retrasado a mi trabajo, deberían quitar estas ciclovías, caotizan el tránsito, si quiere pasear vaya a un parque, las calles son para los carros». Después de su respuesta aceleró peligrosamente y siguió por la ciclovía. Ahora resulta que hay quien piensa que los embotellamientos son causa de peatones y ciclistas.
Para muchas personas aún cuesta comprender que el ir en bicicleta no necesariamente tiene que ver con recreación. Además de ser un tema de movilidad, también implica un compromiso que está marcando diferencia en el contexto mundial. Hay muchas razones por las que vale la pena integrar a la bicicleta a nuestro estilo de vida, aquí te compartimos sólo 5.
1. Ayudas a reducir el tráfico
Una bicicleta es un auto menos, ocupa menos espacio, desahoga las vialidades y agiliza el flujo de vehículos. Además, la bicicleta surge entonces como una gran alternativa de transporte barato, limpio y saludable.
Implica un cambio de paradigma. Hasta ahora muchas de nuestras ciudades se han desarrollado bajo la premisa de que la cantidad de automóviles crece cada día y que la solución al tráfico es la inversión en grandes avenidas, estacionamientos y demás obras exclusivas para el auto. Está comprobado que esta no es la solución, al contrario, con el tiempo incentiva el uso del coche.
2. Colaboras a reducir emisiones
Al usar la bicicleta no generas emisiones. Cuando usas la bici como medio de transporte no sólo contribuyes a reducir emisiones sino que además, si el tráfico es más fluido también ayudas a evitar la concentración de gases en zonas específicas de tu ciudad.
Según la Federación Interamericana de Urbanistas el auto es responsable de cerca del 23% de la producción de CO2 y gases de efecto invernadero. Cada año mueren 3.5 millones de personas envenenadas por la contaminación ambiental.
3. Las bicicletas hacen menos ruido
La bicicleta es silenciosa. Estamos tan acostumbrados al ruido que sólo cuando percibimos el silencio en una salida al campo nos damos cuenta de lo desesperados que vivimos.
Los rangos permisibles de ruido para una persona, según la Organización Mundial de la Salud, son de 60 decibeles durante el día y 50 en la noche, pero en la mayoría de ciudades, sobre todo en los lugares más transitados se llega fácilmente a 80 decibeles entre claxons, motores y demás.
4. Las bicis ocupan menos espacio
Las ciudades necesitan replantearse el uso del espacio público ampliando los lugares en los que se pueda “estar”: parques, plazas, áreas recreativas. La bicicleta favorece la posibilidad de que el espacio sea para el encuentro de las personas.
En el mismo lugar donde cabe un auto, normalmente transportando un solo pasajero, caben entre 6 y 20 bicicletas. ¿En lugar de construir ese nuevo edificio de estacionamiento, por qué no crear un parque, un centro cultural y generar una comunidad más sana?
5. Fabricar una bicicleta es menos nocivo para el medio ambiente que fabricar un auto
Aunque la fabricación de bicicletas no es un procedimiento verde, sí es mucho más amigable con el medio ambiente. La industria automotriz está siendo seriamente cuestionada por sus procedimientos de fabricación, materiales y destino de los desechos que genera. Mucho antes que los autos salgan a las calles, las fábricas en sí mismas ya constituyen fuentes de contaminación. La bicicleta exige muchas menos partes de plástico o carbón y tiende a ser una opción limpia y de bajo impacto.
La bicicleta es una forma eficiente, económica y divertida de moverte. Comparte este artículo con aquella persona que aún piensa que te mueves en bici por ser hipster. El primer paso hacia un verdadero cambio es convencer a una sola persona a que deje el auto y se suba a la bicicleta.