Hacer uso de la bicicleta como medio de transporte y tener que compartir espacios viales que son inhóspitos para el ciclismo en una caótica ciudad que privilegia a los automotores, como lo son la mayoría de las ciudades, puede intimidar al más valiente.
Expertos en el comportamiento humano, afirman que la seguridad es uno de los aspectos más necesarios en nuestra vida, ya que nos protege de carencias y peligros externos que pueden llegar a afectar nuestra calidad de vida e incluso nuestra salud. Desafortunadamente, hay muchos eventos que pueden hacer tambalear nuestra confianza y derrumbar nuestra seguridad al andar en bicicleta.
Te presento 5 temores que nos impiden disfrutar de la bicicleta como medio de transporte, alejándonos de una mejor calidad de vida, y cómo combatirlos.
Pero antes, vale la pena recordar que a pesar de los desalentadores informes respecto a la bici y, las trágicas muertes de ciclistas documentadas a escasos meses de haber comenzado el año, estadísticamente el ciclismo urbano cada vez es más seguro, eso sí, no gracias a nuestras autoridades. La poca o mucha seguridad que puede haber dentro del ciclismo urbano se debe más a la propia ciudadanía, y a que cada vez hay más personas decididas en usar la bici como medio de transporte.
1. Miedo a autobuses de transporte público o de cualquier tipo
Debido a que circulan sin ninguna restricción por todas partes, y que no tiene ningún respeto por la vida, así como el total desconocimiento del concepto de educación vial, éstos, nos ven como un estorbo al meterse y salirse de nuestro carril con el pretexto de recoger pasaje, y esta práctica, es uno de los temores mejor justificados que tenemos los ciclistas en muchas de las ciudades –en su mayoría latinoamericanas- alrededor del mundo.
Pedalear con autobuses y microbuses a nuestro alrededor, puede ser un proceso desalentador e intimidante para un ciclista, pero hay algunas técnicas que pueden hacer que sea mucho más seguro.
¿Cómo lidiar con ellos?
Conduce tu bici de manera firme y segura –si en tu ciudad las leyes de tránsito amparan que utilices el carril de extrema derecha en su totalidad, no dudes en hacerlo-, no permitas que te arrinconen hacia la banqueta o demasiado cerca de los autos estacionados. Esta posición dentro del carril se le conoce como “posición primaria”, y esta ubicación tiene sus ventajas: en primer lugar, te hace más visible al operador de la unidad, y en segundo lugar, ayudará a desalentar al chofer a rebasarte pasando muy de cerca, provocándote una posible caída.
Si por alguna razón tienes que circular en paralelo al autobús, procura pedalear dentro del ángulo de visión del retrovisor (si puedes ver la cara del chofer en el espejo retrovisor, es el ángulo correcto).
En medida de lo posible, será mejor que te alejes de ellos en cuanto puedas. Si ves un autobús delante de ti, y observas que te acercas a una velocidad constante con la que lo vas a alcanzar, comienza en cuanto sea prudente a rebasarlo por su lado izquierdo, siempre mirando por encima de tu hombro de que no venga otro automóvil y conduciendo sin perder la línea recta, no olvides señalar c0on anticipación tus movimientos con el brazo.
No dejes tu rebase para el último momento, la confianza y la experiencia te harán capaz de fluir con el tráfico y darle tiempo a otros vehículos de darse cuenta de tus movimientos.
2. Temor a pedalear por donde no hay ciclovía
Cuando por fin te has decidido a pedalear por la ciudad, las ciclovías son ideales para adquirir pericia y seguridad al conducir la bici por la calle, pero sólo por el tiempo necesario.
Las ciclovías pueden dar una falsa sensación de seguridad porque en muchos países, han sido pésimamente mal planeadas y aún peor construidas. Un buen ciclista urbano sabe conducirse por donde sea necesario.
¿Cómo lidiar con ello?
Es mejor desde un principio aprender a compartir el espacio con los automovilistas, pero ¡hey!, antes de que comiences a decir: ¿Qué? ¿Cómo?, si los automovilistas no respetan, reflexiona… ¿Qué tan difícil te puede ser, poner todos tus sentidos cuando vas en la bici a tu destino y, sólo por un momento, intentas ser respetuoso de las leyes de tránsito, demuestras cultura vial y eres empático con otros usuarios de la vía?
Yo creo que, no te costará mucho trabajo, y el hacerlo, te brindará mucho mayor seguridad que andar en una ciclovía. Puedes buscar una ruta segura. Hazte el tiempo para trazar tu ruta buscando vías alternas, calles apacibles y calles aledañas en barrios más tranquilos, ofrecen buenas posibilidades para circular con seguridad.
Práctica mucho tu control sobre la bici y sé prudente en todo momento, te aseguro que te sentirás más protegido.
3. Miedo a ser atropellado
Con las terroríficas historias al respecto y los últimos acontecimientos relacionados con la muerte de ciclistas al ser atropellados, es normal que tu sentido común te dicte que no es seguro circular por la ciudad en bicicleta.
¿Cómo lidiar con ello?
Si te conduces haciendo uso del sentido común (esa voz interna o instinto de conversación), no haces movimientos inesperados como hacer rebases intempestivos, ni cometes imprudencias, y sin importar qué; acatas todas las leyes de tránsito, te haces visible en todo momento, señalas tus movimientos y pones toda la prudencia de la que eres capaz para no poner en riesgo tu integridad física, ayudarás a las estadísticas a que jueguen a tu favor y, evitarás ser atropellado.
Debes recordar que el ciclismo urbano es transporte y no carreras (para echar el sprint hay otros lugares), se amable y predica con el ejemplo, no puedes esperar que no te atropellen si vas peleando con cuanto automovilista te vas topando en tu camino.
Mientras conduzcas tu bici, muestra confianza en todo momento, recuerda que tienes derecho al uso de la vía, pero usa el sentido común y siempre pon tu seguridad por encima de toda ley, norma, reglamento, etcétera, esto significa que, aunque tu tengas la prioridad de paso en por ejemplo, una intersección: si ves que el auto no disminuye la velocidad, es porque no te va dar el paso… Así que no pelees, déjalo pasar y continúa con tu viaje. Recuerda, la bicicleta debe de ser una experiencia relajante y segura.
Circula a una velocidad prudente y, en la noche, siempre hazte visible con reflejantes, luces y ropa clara.
No te fíes de los movimientos de los automotores, siempre procura adelantar sus movimientos y espera lo peor de ellos. Ten en cuenta que, aunque puedas tener la razón, ante un incidente con un automóvil, la bicicleta lleva siempre las de perder.
Señaliza tus vueltas y paradas con el brazo, y mantente alerta en todo momento.
4. Terror a que te roben la bici
Es normal este temor, pero debes tener en cuenta que no hay ningún dispositivo que sea 100% eficaz contra los ladrones, sí los hay que disuaden, y el ladrón siempre preferirá robar algo que no le cueste trabajo.
¿Cómo lidiar con ello?
Compra el mejor candado o cadena que puedas adquirir (al menos debe de costarte el 30% del valor de tu bici), nunca confíes en cables de acero trenzado. Prefiere el eslabón de acero templado y U-Lock, pero que no tengan cerradura cilíndrica (como las de las alarmas de auto).
Un buen consejo es no dejar la bici sola (aunque esté bien amarrada) por más de un par de horas, ya que eso dará tiempo más que suficiente, a que el ladrón viole cualquier tipo de candado que tengas.
Si por ejemplo en tu trabajo no te permiten meter la bici a sus instalaciones (estacionamiento, pasillos o la misma oficina) asegúrala en las cercanías, preferentemente sujetando el cuadro y una rueda a un objeto inamovible y contundente, en algún lugar que sea transitado, iluminado y de preferencia con cámaras de video en la cercanía (aunque eso no te garantiza que estará segura, pero disuadirá al ladrón).
Si se diera el desagradable caso de un asalto, lo mejor es dejarla ir, por mucho que la quieras y por mucho dinero que hayas invertido en ella, nada, pero de verdad nada, es más valioso que tu vida.
Lo que si puedes hacer es no circular por lugares poco transitados, y en los que no te sientas seguro. Si tienes que circular por barrios peligrosos, no te detengas ni a dar la hora, sigue tu camino y aléjate de ahí en cuanto puedas, ten en consideración una actitud segura pero no desafiante, trata de no llamar la atención, eso disuadirá a los ladrones.
5. Temor a caerse
Antes de que comiences a morderte el reboso por la vergüenza que resulta ser todo un experimentado ciclista, y haberte caído de la manera más boba. Apréndete la primera ley del ciclismo: “Ciclista que no se ha caído, se va a caer”.
Esto es normal, pero claro, me refiero a una inocente caída en la que tus brazos pueden soportar tu peso, no una en la que vayas a poco más de 30 km/h, suena el celular, sueltas el manubrio y pones tus sentidos en tu llamada – que además, resultó ser número equivocado-. Pero si ya vas a caer, suelta la bici y protégete, tu cuerpo sabrá que hacer, te lo aseguro, el haber ejercitado el cuerpo, y tener los sentidos en lo que estás haciendo, hace cosas maravillosas por uno cuando menos te lo esperas.
¿Cómo lidiar con ello?
Es normal distraerse y en una de esas distracciones perder el equilibrio y caer, pero una vez más, ser prudente es la clave. Modera tu velocidad.
En situaciones de lluvia, ten en cuenta que con la lluvia, el pavimento se vuelve resbaladizo y en ocasiones el encharcamiento impide la visibilidad de imperfecciones en el pavimento (hoyos, baches) evítalos, si no te es posible, será mejor que los rodees. Extrema precauciones y anticipa tus maniobras y frenado.
Cuídate de coladeras para no caer en ellas, sobre todo aquellas que estén en sentido de la circulación.
Mantén tus brazos firmes cuando sujetas el manubrio, pero en una posición de reposo (no tensos), ya que en ocasiones al estar distraído, una simple imperfección en el piso puede hacer que perdamos el control y caigamos.
Este texto no busca de ninguna manera lanzar al matadero a inexpertos, y aunque los peligros de transportarse en bici también son influenciados por factores ajenos a ti, de igual forma hay factores que están en tu absoluto control y, mucho ayudará que si te conduces con prudencia y respeto, es más probable que tu viaje sea seguro y placentero que inseguro.