La bicicleta es un extraordinario medio de transporte y una estupenda opción para mantenerte en forma. Para que sea verdaderamente benéfica, es importante que adoptes una postura correcta mientras pedaleas; de lo contrario, podrías terminar con problemas en brazos, muñecas, espalda o rodillas.
La ergonomía de la bicicleta es un factor determinante para evitar lesiones y disfrutar al máximo tus desplazamientos. Lo ideal es que distribuya el esfuerzo en forma equilibrada, que logres un movimiento armónico y una postura correcta a la hora de pedalear.
El punto de partida para lograr una buena postura es asegurarte de que estás usando un cuadro de talla adecuada para ti. Si ya lo encontraste a continuación te compartimos 3 puntos importantes que deberás considerar para lograr una postura óptima.
1. Ajustar la altura del sillín
La altura del sillín es crucial para una buena postura, ya que esto influye directamente en la fuerza que ejerces sobre el pedal. Si el sillín está muy abajo, el pedaleo será molesto y las rodillas pagarán el precio. Si, por el contrario, el sillín está muy alto, habrá dificultades para ejercer toda la fuerza al pedalear y tendrás que balancear tu cuerpo de lado a lado para hacerlo.
Existen varios métodos para calcular la altura ideal del sillín. Una forma sencilla de hacerlo es subiéndote a la bici y apóyate contra una pared; mientras estás sentado sobre el sillín, baja uno de los pedales con el talón, alineándolo en la misma dirección del tubo de asiento. La altura será correcta si puedes estirar completamente la pierna mientras mantienes el talón en el pedal.
2. Revisa el retroceso e inclinación del sillín
Cuando hablamos del retroceso del sillín nos referimos al desplazamiento horizontal de este, hacia adelante o hacia atrás. Si el sillín está retrasado puedes aprovechar mejor la potencia de pedaleo, especialmente en ascensos, pero te provocará molestias en la zona baja de la espalda. Si el sillín está adelantado conseguirás una mayor regularidad de pedaleo, pero disminuirá la eficiencia.
Una manera de identificar el retroceso adecuado para ti es subiéndote a la bicicleta y colocando las bielas de los pedales paralelas al piso, en posición horizontal. Sentado en el sillín, apoya el pie en el pedal que este apuntando hacia adelante y revisa que tu rodilla está alineada con el eje del pedal delantero. Si es así, has ubicado el punto perfecto de retroceso.
Por su parte, el ángulo del sillín se define como la inclinación basculante de éste. Cuando el sillín está muy inclinado hacia abajo, tu cuerpo tenderá a irse hacia el frente, sobrecargando el peso sobre esa zona y produciendo molestias. Si el sillín está muy inclinado hacia atrás, te costará más trabajo pedalear, será molesto y cansado. Por tanto, el sillín debe estar completamente horizontal.
3. Busca la potencia adecuada
La potencia es la pieza que sostiene el manubrio o manillar y se conecta con el tubo de la horquilla. Existen diferentes tipos de potencias: las hay de rosca, sin rosca, fijas, regulables, horizontales o anguladas.
La altura, ángulo y alcance de la potencia está directamente ligada a tu postura sobre la bicicleta. La selección adecuada deberá ir en función del desempeño que buscas y gusto personal. Cualquier variación en las características de la potencia (altura, ángulo, alcance) impactará sobre todo la posición de tu torso, inclinado hacia adelante para quien busca una posición más aerodinámica o con el torso erguido y relajada. Existen potencias roscadas y no roscadas, cada una con sus ajustes. En especial las potencias roscadas pueden tener ajustes limitados por lo que en ocasiones es necesario sustituir la potencia por una con características más adecuadas. Para mayor información puedes revisar nuestro artículo sobre el ajuste de las potencias.
Así que ya lo sabes, si sientes que tu bicicleta no es tan cómoda, muy probablemente sea cuestión de realizar algunos ajustes menores. Si tienes dudas o quieres compartirnos algún consejo u experiencia por favor déjanos tu comentario aquí abajo.