Cuántas veces hemos oído sobre la Patagonia argentina, este lugar tan particular se ha ido popularizando con los años, convirtiéndose en referencia turística a nivel mundial. Pero nos quedamos cortos si nos referimos solo a sus bosques, pinos, lagos y glaciares. Más allá de esto, en su gran superficie dentro del territorio argentino encontramos una variedad de paisajes inimaginables.
Esta ruta, de poco más de 500 km y 9400 m de ascenso, transcurre en el norte de Neuquén, provincia que atesora majestuosos rincones esperando ser explorados. Transcurre por caminos patagónicos poco concurridos, no renombrados, pero con la magia y belleza que caracteriza a esta región de la cordillera andina. Sin duda uno de los lugares en los cuales viajar es sinónimo de libertad.
Meses atrás, inicié una aventura de varios meses desde la ciudad de Mendoza, junto a mi gran amigo y compañero de aventuras Juan. Tiempo atrás, y como parte de esta aventura, habíamos realizado la Ruta de Los Reales, enamorados de esta geografía, sabíamos que nuestra siguiente aventura tenía que ser próxima a esta, pero con un añadido, el de la Patagonia. De ahí nace la idea de planear una travesía por Neuquén.
Ruta de bikepacking por el norte de Neuquén
Esta propuesta comienza en Chos Malal, una ciudad que forma parte del circuito turístico del norte. Además de tener todo lo necesario para preparar nuestro viaje, es un excelente lugar para relajarnos y no estaría mal pasar unos días en ella. El trazado de la ruta es circular, pero puedes hacerla a tu medida, comenzando y terminando donde resulte más conveniente para ti.
Saliendo de Chos Malal rumbo a El Cholar
Iniciamos esta fabulosa aventura rodando sobre la mística ruta 40, estos serán nuestros únicos 6 km de asfalto. En el camino nos encontraremos con un mástil y una placa que representa el ecuador de esta popular ruta que cubre unos 5200 km, cruzando de sur a norte el país.
Después de cruzar el puente que atraviesa el Río Neuquén, dejaremos el asfalto para rodar sobre la ruta provincial 6. A partir de aquí el ripio formará parte indiscutible de nuestros próximos kilómetros. Caminos de cornisas nos harán disfrutar de las dimensiones y la belleza a la que nos exponemos, mientras las aguas del Río Neuquén recorrerán parte del camino.
A lo lejos, los álamos nos hacen saber que llegamos a nuestro primer destino, El Cholar. Este pueblo, como todos los que encontraremos a nuestro paso, conserva sus tradiciones haciendo hincapié en el respeto a la naturaleza.
La acampada libre es sin duda algo que disfrutarás. Aquí los cielos son tan limpios que por las noches pueden verse cada una de las estrellas.
Es importante tener en cuenta que pueblos como El Cholar o Andacollo disponen de campings municipales, una muy buena alternativa. También debes tener presente que conforme se va ascendiendo, sumergidos ya en la cordillera, las noches serán cada vez más frías.
La ganadería ovina, vacuna y caprina es una práctica habitual en esta zona neuquina. El chivito del norte es muy tradicional y requerido en gran parte del país, uno de los principales platos y fuente de ingresos de los crianceros de la zona. Aquí, durante el periodo estival, se realiza la trashumancia, la cual se trata del traslado de ganado de sus invernadas hacia sus veranadas.
El arreo de animales hacia las tierras de pasturas puede durar días o semanas. En cuanto a la agricultura, solo se pueden ver pequeños cultivos de hortalizas, cereales, frutales, y forrajeras.
Bordeando el río rumbo a Varvarco
Adelante nos esperan los pueblos de Guañacos, Andacollo y muy próximo el de Huinganco, siendo el más grande el de Andacollo. Esta hermosa localidad rodeada de valles y con aspecto de pueblo de montaña, es la segunda ciudad más poblada por la que transitaremos luego de Chos Malal. Este pueblo cuenta con una gran oferta turística, incluyendo: trekking, cabalgatas, balnearios naturales y degustación de exquisitas comidas típicas.
Desde Andacollo a Varvarco nos separan 60 km, con el pequeño pueblo de Butalon Norte a medio camino. En este pueblito encontramos un almacén donde nos atendieron muy gentilmente y disfrutamos de un refresco antes de retomar nuestro camino.
Durante este segmento, bordeamos el río hacia las montañas, las que se abrían ante nuestras miradas, presumiendo sus pastizales, ganado y veraneadas.
Cruzando el puente se encuentra Varvarco, el último punto para abastecerse en los próximos 160 km, hasta el pueblo de Cochico. En temporada alta, algunos hogares de campo suelen vender productos que podrían sacarnos de apuro. Algo que no puedes dejar de hacer es probar el irresistible pan casero de campo.
El pueblo de Varvarco cuenta con camping municipal y como atractivo se puede destacar el mirador de la confluencia de los dos ríos. Es interesante observar el contraste de los cursos de agua con sus respectivas diferencias cromáticas; el Río Neuquén celeste y cristalino, mientras que el Río Varvarco turbio.
Justo aquí tuvimos la suerte de encontrarnos con otros cicoviajeros, no nos sorprendió, la belleza del lugar hace de este punto una parada obligada para los transeúntes.
Área Natural Protegida Sistema Domuyo
Ya sobre el Área Natural Protegida Sistema Domuyo un cartel nos da la bienvenida, una sucesión de rocas gigantes con formas de aguja y conos llaman la atención. El ocre, color que predomina, viste los cerros, mientras que el verde de los pinos se hace lucir en el paisaje. En este lugar los vientos del noroeste soplan con más frecuencia en primavera y verano.
El Volcán Domuyo, con sus 4702 msnm, es reconocido como el “techo de la Patagonia”. Es la montaña más alta de la Patagonia y forma parte de la Cordillera del Viento, durante nuestro camino es imposible perderla de vista, es la gran joya de la región conservando su gran manto blanco durante todo el año.
En esta zona es muy común hallar restos fósiles de amonites que provienen de un molusco que habitó nuestro planeta hace 400 millones de años. El área cuenta con una vegetación más exuberante: árboles de ñires, radales y maitenes aportan distintos tonos de verde al pasar.
Solo 3 km separan el acceso al Volcán Domuyo de las termas de Aguas Calientes. Un paso obligado, ya que se encuentran a un costado del camino y el acceso es libre y gratuito. También en la zona, existen géiseres que son fuentes hidrotermales que emiten periódicamente una columna de agua caliente o vapor al aire. Estos rincones son idóneos para detenerse a relajar los pies y disfrutar de este singular lugar.
Lagunas Varvarco Tapia y Varvarco Campos
Nos iremos alejando del Volcán Domuyo, a nuestras espaldas se irán dibujando paisajes increíbles, pero lo mejor está por venir. Adelante nos esperan las lagunas Varvarco Tapia y Varvarco Campos. Estas dos lagunas se ubican casi al límite con la República de Chile, están a 4 km una de la otra, sin embargo, están conectadas a través del Río Varvarco.
Visitamos primero la Laguna Varvarco Tapia, lugar muy concurrido por los amantes de la pesca. Este lugar tiene un pequeño puesto de control de fauna y si fuera necesario dispone de internet y radio para cualquier eventualidad.
A continuación nos dirigimos hacia la Laguna Varvarco Campos, donde la naturaleza nos regala una de las mejores postales de todo el camino. Desde aquí pudimos apreciar como el volcán y la laguna Tapia se funden regalándonos un paraje sacado de un sueño.
Hasta ahora la corta distancia entre los pueblos nos ha ayudado con la logística, pero a partir de este punto el próximo pueblo, Cochico, se encuentra a unos 100 km. Durante el próximo trayecto será imposible abastecernos, a excepción de las veraneadas, que podrían ser de ayuda ante alguna adversidad.
Cajones de Crianza y Los Nevados hasta Cochico
Nos despedimos bordeando la Laguna Varvarco Tapia por caminos aún menos concurridos, para adentrarnos poco a poco al Cajón de la Crianza. Como su nombre lo indica, este cajón está rodeado de animales pastando. Aquí encontrarás arroyos de agua de deshielo, los cuales nacen en lo alto de las montañas.
Subiendo los caracoles el camino se comienza a dificultar. Dejando atrás el cajón podemos observar claramente el cambio en las características de la geografía del lugar.
Las piedras lajas cada vez están más presentes, lo que hace imposible poder permanecer sobre la bici. Me vi forzado a empujar la bicicleta para avanzar hacia el abra, el cual se encuentra por encima de los 2900 msnm. Sin duda fueron los kilómetros más duros del recorrido.
Comenzando el pedregoso descenso por el Cajón de Los Nevados, somos testigos de esta majestuosa obra natural, ante nuestros ojos la vista panorámica nos hace sentir diminutos. Los verdes intensos de la vegetación y varios cruces de agua helada nos anticipan el camino a seguir. El aroma de las hierbas silvestres es perfecto y para complementar la experiencia, se puede disfrutar del avistamiento de cóndores, una de las aves no marinas de mayor envergadura del planeta.
En unos 20 km nos encontraremos con la unión del Arroyo Los Nevados con el Río Barrancas, el cual marca el límite entre la provincia de Neuquén y Mendoza. En esta zona es común ver algunos arrieros que avanzan a caballo, recorriendo las rutas con sus chivas y ovejas.
Pueblo de Cochico y Laguna de Cari Lauquen
Cochico es un pequeño pueblo que cuenta con todo lo necesario: colegio, destacamento de policía, puesto de salud, internet, almacenes y hasta un cajero automático. Para poder llegar tendremos que desviarnos solo unos 2 km de la ruta circular. Es algo que nosotros hicimos, ya que necesitábamos abastecernos y desde luego no fue una mala opción.
Al salir de Cochico seguimos por el camino consolidado y mientras avanzamos, el Río Barrancas poco a poco se va ensanchando hasta que sus aguas forman parte de la Laguna Cari Lauquen, lugar que formó parte de una trágica historia.
El 29 de diciembre de 1914, a las 4 de la tarde, un rugido ensordecedor irrumpió el silencio de la zona precordillerana. Fue cuando una inmensa pared natural que formaba la cara oriental de la laguna, no pudo contener más una tremenda masa de agua de 22 kilómetros de largo por 100 metros de altura. El agua arrasó con todo a su paso durante más de una semana, dejando 300 muertos.
Zona de la Laguna y el Volcán Tromen
A partir de aquí, una vez más la flora cede lugar a un terreno pedregoso, árido y seco. Seguimos descendiendo sobre la misma ruta provincial 53, 4 km antes de llegar a la ruta 40 encontraremos un cruce que nos llevará a la ruta provincial 37, hacia el Área Natural El Tromen.
Este lugar presenta un tipo de relieve volcánico, su flora esteparia alberga la Laguna Tromen y el Volcán Tromen con 4118 msnm, otro de los puntos más elevados de la Patagonia. Además, aquí existen grandes humedales utilizados como abrevaderos, especialmente, para ganado caprino y equino.
Descenso a Chos Malal
Desde aquí tendremos un merecido descenso, 1500 metros hacia Chos Malal para concluir con esta aventura que no es una más. La Patagonia Argentina abrió sus caminos para que mis ruedas surcaran una nueva experiencia, distancias enormes atravesando parajes que parecen ser inexplorados.
En un mismo día, mis sentidos percibían las cuatro estaciones del año, la diversidad de su geografía que por momentos se torna árida para pronto convertirse en verdes pastizales, fuentes de aguas cálidas y nieves eternas. Todo en la misma postal, una experiencia completa, única e inolvidable.
Puntos a tener en cuenta
- Mejor temporada para hacer la ruta – Es recomendable hacer este recorrido durante el periodo estival, de octubre a abril. Fuera de estos meses el frío y la nieve pueden ser un problema.
- Hidratación – A pesar de que durante el recorrido nos cruzamos con varios ríos y arroyos, en algunos casos el agua que baja es turbia. Recomendaría cargar en lo posible con un mínimo de dos litros de agua en las paradas que te lo permitan.
- Mecánica – El pueblo de Chos Malal es el único sitio que cuenta con bicicletería y todo lo necesario para su acondicionamiento. Procura arrancar la ruta con una bicicleta en excelente estado mecánico y con las herramientas y recambios básicos.
- Pernoctar – La mayoría de los pueblos como Chos Malal, El Cholar, Andacollo y Varvarco cuentan con camping municipal. Sin embargo, a lo largo del trayecto, siempre será posible la acampada libre.
La bicicleta ideal
En una ruta de esta envergadura, sobre un terreno que muchas veces es difícil transitarlo, lo mejor que podemos hacer es optar por una bici de montaña con cubiertas iguales o superiores a 2,25 pulgadas. Además, el tubelizado de las ruedas podría ser la mejor idea, ya que la vegetación del lugar podría darnos alguna sorpresa.
Un setup a modo bikepacking sería lo idóneo. Así ahorrarnos algunos dolores de cabeza, sobre todo si nuestro cometido será realizar la travesía entera.
Fotografía Gonzalo Zamorano
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