Cada hora, durante los 365 días del año, 3 mexicanos mueren a causa de un siniestro de tránsito. Lo que nos sitúa de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el 7° lugar a nivel mundial con el mayor número de defunciones a causa de incidentes de tránsito.
Muertes “moralmente tolerable”
El número de decesos por hechos de tránsito se ha convertido en una estadística que representa una tasa de muertes “moralmente tolerable” en nuestra cultura. Pues los mexicanos estamos dispuestos a tolerar 24 mil muertes por año para preservar nuestro culto al automóvil.
Y quiero que seamos claros, sin que por ello, hagamos a un lado la responsabilidad que a cada uno le corresponde; en la muerte de esas más de 24 mil mexicanas y mexicanos que suceden anualmente, invariablemente hay un automotor involucrado.
En ese vergonzoso 7° lugar en muertes a nivel mundial que ocupamos, son los automovilistas los que más víctimas ponen, es cierto. Pero aún más deshonroso es que el mayor número de muertos sin que sean propietarios de un automóvil son: peatones, seguidos de ciclistas, pues estimaciones de la Secretaría de Salud señalan que, al menos 20 personas son atropelladas diariamente en la Ciudad de México mientras se transportan en bicicleta.
Invadiendo «su» espacio
Muchos, pero sobre todo automovilistas, aseguran que las causas de dichos siniestros son que peatones y usuarios de bicicletas y otros tipos de transportes activos y alternativos como los monopatines o scooter son invasores de su espacio, pero en una ciudad que destina más del 60% de su superficie para los automóviles, resulta muy difícil no “invadir” el supuesto espacio de los automóviles.
Entonces, si hacemos a un lado la criminalización de las víctimas por transportarse en algo diferente a automóviles, resulta que las verdaderas causas son la falta de infraestructura vial que sea adecuada para contar con más estrictos límites de velocidad para los autos, aunado a una total falta de respeto a las normas de tránsito, y eso sin contar que cualquier mexicano puede comprar una licencia de conducir con todas las de la ley sin saber conducir, incluso hay personas que son ciegas y cuentan con licencia de conducir.
A lo que automovilistas refutaran con una crueldad que de verdad da escalofríos, y no porque no asuman su parte de culpa, sino porque para ellos simplemente es absurdo que haya gente caminando o transportándose en medios alternativos al automóvil.
De entrada, y sin contar con evidencia comprobable o llámenla científica, te dirán que no vieron al peatón o ciclista, que él se lo buscó, que nos sentimos de hule, cualquier clase de inverosímil excusa, pero que al final de cuentas, nos está costando miles de vidas y miles de millones de pesos al año.
Muere atropellado el primer usuario de monopatín
Uno de los casos más sonados en últimos días es el fallecimiento de un usuario de un monopatín eléctrico que murió debido al atropello de un taxista en Avenida Chapultepec, en la Ciudad de México. Y una vez más la oleada de recriminaciones a la víctima no se hizo esperar. El famoso “es que” con el que muchos mexicanos comenzamos nuestras excusas: “es que no traía casco”; “es que se sienten de hule” y así hasta oír lo más absurdo que sus mentes son capaces de dictarles.
Ahora, pocos realmente se cuestionan con hechos comprobables y medibles sobre esas campañas de seguridad vial -que en la realidad es una simulación- que no es más que una distracción para continuar con la hegemonía del automóvil y que en la realidad lo que busca es no compartir las calles con el peatón, ciclista, “patineto” o cualquiera que no vaya en un automóvil, y que en muchas ocasiones ni entre ellos mismos quieren compartir.
Todas aquellas recriminaciones hacia usuarios de la bicicleta porque porten ropa de alta visibilidad (reflectante) y casco, no es otra cosa que demostrar quién realmente es dueño de las vialidades y nuestra ciudad: ¡el automóvil!
Y es así, porque entre su reportorio de reproches está el: “¿por qué no usan la banqueta para caminar?”, a lo que hay que responder: ¿alguna vez has usado una banqueta en la ciudad? Son casi inexistentes o en el mejor de los casos son intransitables o, el “váyanse a la ciclovía”. Lo mismo les preguntaría: ¿has intentado ir de A a B por la misma ciclovía?
La criminalización de las víctimas
Con la llegada del auto y el caos que creó con una estela de muerte a su paso, nos aferramos a nuestra humanidad, y aunque las ciudades pidieron leyes de tránsito estrictas y una mejor aplicación de ésta. La industria automotriz respondió montando una guerra de propaganda disfrazada de una campaña de seguridad. Uno de sus mayores éxitos fue la invención del concepto de “peatón imprudente” o más recientemente “la ciudad no está hecha para las bicicletas”, que efectivamente nos robó nuestro derecho de paso.
Hoy la carnicería aún existe, pero hemos sublimado cualquier rastro de indignación por la muerte, culpando a la víctima, ya sea peatón; usuario de la bicicleta o monopatín. Efectivamente, hemos perdido la igualdad de acceso a la vía pública, reduciéndola a menos opciones de las que estamos dispuestos y capaces de pagar gracias a la costosa factura que no ha pasado el automóvil.
Gracias a él, hoy tenemos una infraestructura optimizada para los vehículos particulares, una decepcionante e insuficiente red de transporte público, y las leyes buscan criminalizar a ciclistas y peatones, por lo que el grueso de la población se rehúsa a aceptar cualquier otra forma de transporte que no sea el automóvil particular.
Y la idea que está imperando al respecto de igualdad y derecho a la vialidad, es la «idea de iguales»: una insidiosa forma de desigualdad en la que se pretende que los poderosos y los débiles son exactamente lo mismo. Y por supuesto que no es lo mismo pedalear sobre un carril en el que un automotor está acelerando con sus 800 kg. de peso detrás del ciclista de 80 kg.
Sin casco eres culpable
Ya estamos en el punto en el que cada incidente en el que se involucra un automóvil y una bicicleta, la policía siempre asume que es un “accidente”, y a los conductores se les permite ilimitadas disculpas para lograr evadir a la justicia, siempre es culpa del ciclista; peatón y en últimas fechas del “patineto”también, y donde no portar un casco equivale automáticamente a ser culpable.
Siempre una sospechosa incriminación se cierne sobre peatones y ciclistas; ahora han empezado a endurecer las leyes y normas para los ciclistas en su broma de igualdad de derechos y obligaciones para todos. Pero no se dejen engañar, eso sólo va en busca de criminalizar a los más débiles.
He aquí el porqué la industria automotriz, la industria de seguros y funcionarios gubernamentales quieren presionar con la prohibición de vehículos alternos y de movilidad activa, con la obligatoriedad del casco y el endurecimiento de las reglas para los ciclistas.
En primer lugar, lo que está obligando a la gente a usar cascos es evitar responsabilidades en torno a los ciclistas y, absolviendo a los gobiernos de la necesidad de construir una mejor infraestructura para peatones y bicicletas, así como obligar a los conductores de automotores a obedecer las leyes de tránsito, ¿les suena familiar?.
¡Ponte este unicel en la cabeza, que con eso estarás a salvo!
¿Quieres estar más seguro? Nos dicen a los ciclistas. Pues solo vamos a construir 40km de infraestructura para la bicicleta, porque ocupan demasiado estacionamiento gratuito. ¡Ponte este unicel en la cabeza, que con eso estarás a salvo!
¡Por Favor! Las estadísticas de lesiones en la cabeza en el ciclismo son tan ambiguas que incluso muchos gobiernos han tenido que detenerse de su intención de promulgar leyes de obligatoriedad del casco, incluso los fabricantes de cascos no se atreven a certificar su producto para proteger más allá de una caída del ciclista sin que involucre una colisión con otro vehículo u otro objeto.
La utopía del automóvil que no atropella
Los fabricantes de automóviles han cambiado, también, ¿no? Ahora son muy amables y adorables. No más Henry Ford el antisemita, ahora es Bill Ford, Jr., el patrocinador en la cuota de la bicicleta.
Ahora están haciendo automóviles eléctricos y las camionetas familiares con sensores y cámaras para compensar un siglo de olvido del conductor hacia los usuarios más vulnerables de la vía, y que ha sido reforzado culturalmente. ¡Ah!, y no olvidemos a las empresas de tecnología: Google y Apple, que van a hacer que el automóvil que se estrella y atropella peatones y ciclistas, sea cosa del pasado, y pronto, todos estaremos alrededor de la utopía del carritos de golf con autoconducción.
No se dejen engañar. Que los planes de las compañías automotrices con ayuda de los gobiernos, en realidad son tortuosos, tan insidioso, y aterradores que volverán a peatones y ciclistas, a todos por igual, en imprudentes intrusos en las calles.
Antes de comenzar a prohibir opciones de movilidad, asegurémonos que los automovilistas dejen de matar gente, ellos incluidos.