Ciclista urbano en trafico
Foto: National Post

Las verdaderas responsabilidades de los ciclistas urbanos

Estoy seguro de que has escuchado esta frase en más de una ocasión: «Los ciclistas tienen los mismos derechos y responsabilidades que los automovilistas». ¡Falso! De hecho, los ciclistas tenemos solo una fracción de los derechos de los cuales los automovilistas disfrutan y mucho menos de una fracción del espacio que se les destina a los automóviles en las ciudades, pero eso sí, tenemos una responsabilidad desproporcionada.

Un área en particular en la que los ciclistas tenemos una obligación desproporcionada, es en el área de la responsabilidad. Sí, específicamente, a las personas y sobre todo a los automovilistas les encanta responsabilizar a todo el conjunto de los ciclistas urbanos por el comportamiento de un solo cafre en bicicleta -porque si lo hay-.

Esta es una de las razones por las que el automovilista malhumorado, el intolerante vecino y uno que otro despistado, discutirán con todo su ser en contra de la nueva ciclovía o el carril bus-bici que se acaba de instaurar o que está en vías de serlo, y todo, debido a que una vez un ciclista “en sentido contrario, casi me atropella”, dirán algunos antagonistas del uso de la bicicleta como medio de transporte.

Lo anterior, además de ser injusto, en muchos casos no son más que opiniones personales y percepciones muy particulares que están lejos de la realidad y mucho más, de ser una razón para juzgar a todos los usuarios de la bicicleta bajo la misma óptica. Pero sucede, y así se nos juzga a todos aquellos que nos subimos a una bici -aunque sea por una sola vez, y no obstante que nunca hayamos estado “a punto” de atropellar a alguna persona en nuestra vida-.

Y esto no debería ser así, pues nadie tiene por qué ser el guardián de su congénere en bicicleta y mucho menos ser juzgado por sus acciones sólo porque uno anda en bicicleta. De hecho, en un mundo ideal, ni siquiera seríamos “ciclistas urbanos” simplemente porque montamos en bicicleta; solo seriamos una persona normal haciendo uso de la bicicleta.

Ciclista en tráfico

Imaginemos lo fácil que sería el ciclismo como medio de transporte si todos pudiéramos ser totalmente indiferentes entre nosotros, como lo son los automovilistas. Felicidad, ¡pura felicidad! Pues así es en los Países Bajos y otras naciones escandinavas: donde a nadie le importa un bledo que estés montando en bicicleta y que sea maravilloso, pues todos lo hacen.

Lamentablemente en muchos países de Latinoamérica, todavía no hemos llegado al punto en el que podemos andar en bicicleta de forma anónima. Nos necesitamos el uno al otro. Esto significa que, nos guste o no: somos parte de un grupo. Si andas en bicicleta, eres parte de una comunidad, y como miembro de esa comunidad tienes ciertas responsabilidades hacia los demás, así como hacia la sociedad en general.

La visión general de las “responsabilidades de los ciclistas urbanos” no va más allá de «usar un casco», lo que hace que tu papel en la comunidad ciclista sea similar a aprender sobre el sexo en el patio de la escuela: incómodo, superficial y, con una gran cantidad de problemas de comunicación en el camino. La buena noticia es que tus verdaderas responsabilidades como ciclista urbano son bastante sencillas.

Tu primera y más importante responsabilidad es:

Mantenerte vivo

Y esto implica algunas acciones más allá de usar casco, pero igual de importantes.

Una de ellas es a hacer uso de nuestro sentido común para no ponernos en peligro innecesariamente, así como respetar normas viales, intentar no a hacer temeridades tras al manubrio y sobre todo, entender que no estamos solos en la ciudad, que tenemos que compartir los espacios públicos con responsabilidad y ser tolerantes. Y aunque en este compartir el espacio con los automovilistas, somos los ciclistas los que corremos mayor riesgo, tendremos que ser nosotros los que más atención pongamos en esta convivencia, que si bien parece un matrimonio en proceso de divorcio, con un poco de esmero y cortesía no todo estará perdido en esta relación.

Posiblemente, tú pienses que como ciclista experimentado que eres, ya no tienes más que aprender respecto al compartir el espacio público con seguridad, tú te la sabes todas y, además, las leyes te otorgan la preferencia por encima de automovilistas en calles y avenidas, pero seamos realistas, a muy pocos automovilistas les importa que tengas la preferencia, entonces para no estar como perros y gatos, pongamos cada uno de nuestra parte y, hagamos de las vialidades un espacio para coexistir de manera segura.

Procura a tus compañeros ciclistas

No, no estoy hablando de saludar. Cualquiera puede saludar.

A lo que me refiero es a que, lo que realmente importa es estar allí cuando tus compañeros ciclistas te necesitan. Esto podría significar detenerte durante tu viaje o tu recorrido de ocio para ofrecer asistencia a un compañero.

Esto puede ir desde regalar una cámara para reponer la pinchada de ese despistado usuario de la bicicleta que salió de casa sin refacción o, incluso acompañar a un novato a que llegue con bien a su destino.

Sé un ejemplo a seguir

No hay manera de evitarlo, conductores, peatones e incluso otros ciclistas están juzgando tu manera de conducir tu bicicleta. Y tu comportamiento y respeto por las normas de tránsito son importantes. De esto no hay la menor duda, además que te ayudará a cumplir con tu responsabilidad número uno “mantenerte vivo”.

Pero también me refiero a que, de vez en cuando, deberías intentar hacer que el ciclismo parezca agradable y como algo que una persona normal podría querer hacer con toda facilidad y, ¡por favor usa ropa común de vez en cuando!

La naturaleza opresiva de muchos de los que se hacen llamar “activistas del ciclismo” nos obliga a usar casco, guantes, mascarilla, lycras, equipo de alta visibilidad, como si estuviéramos de camino a un sitio de obras viales. Nadie realmente quiere vestirse así, y si podemos lograr que más personas su suban a la bicicleta, quizás no tengamos que hacerlo.

Sé responsable de tus actos y sobre todo sé congruente con lo que reflejas en tu proceder diario. No tiene que ser un activista consagrado al ciclismo para poder poner el buen ejemplo, pero sí tienes que a hacer algo.

Ser un verdadero activista de la bicicleta es como ser un ciclista profesional: tienes que nacer para hacerlo, es muy difícil y, en su mayor parte, no hay mucho dinero involucrado y si muchos reproches y desencantos.

Afortunadamente, debido a que tenemos activistas de la bicicleta tan trabajadores, es muy fácil para nosotros hacer casi nada. Sin embargo, tienes que hacer algo. Y ese “algo”, es conducirte con honestidad, prudencia y mucho respeto por tu vida y la de los demás.

Pero para no caer en sentimentalismos, puedes unirte a una organización, hacer algún tipo de donación que sirva para que haya más personas trasladándose en bicicleta; firma alguna petición para la construcción de más infraestructura vial incluyente o, simplemente vota en contra de ese grupo político que denota una retórica anti-bicicleta.

Tu puedes ser parte del cambio con el sólo hecho de movilizarte en bicicleta por tu ciudad;  no todas personas tienen el tiempo o la constitución para enfrentar la experiencia de una reunión con vecinos o autoridades con el propósito de hablar sobre la implementación de una ciclovía. Lo menos que podemos a hacer es echarle la mano a las personas que sí lo pueden a hacer.

No pelear con automovilistas

En realidad con nadie, pero siendo honestos, muchos de nuestros temores por los cuales actuamos agresivamente y por eso queremos reprender a los automovilistas es por su descuidada forma de conducir.

Entiendo perfectamente que quieras enseñarle a ese cretino conductor respeto y a obedecer la Ley, créeme lo he vivido, pero qué caso tiene ir peleando todo el tiempo y tratar de enseñarle a alguien que no quiere aprender. Recuerda que como ciclista tienes la posibilidad de escabullirte por el primer recoveco libre y dejar atrás al simio tras el volante. Hazlo, dale una lección de modales y aléjate sin voltearlo a ver.

También aboga por el gremio cuando no estés montando en bicicleta

Estar abajo de la bicicleta es otra historia.

Todos hemos estado en situaciones en las que hay personas que no se dan cuenta de que andamos en bicicleta y, sin ningún tapujo, comienzan maldecir sobre los usuarios y sus odiosas bicicletas. Aquí hay dos opciones: Te comes tu enojo y te retiras sin hablar o, sin desatar una pelea expones tu opinión, pero es importante que estas personas sepan que somos humanos y que viajar en bicicleta no es sólo para pobres o hippies.

Entonces, cuando esa persona comience a atacar a “esos malditos ciclistas” puedes intervenir o, también gritar: ¡No voy a soportar esto! pero tratemos de no gritar y si dialogar. A veces tienes que levantarte y abogar por lo que es correcto. Pero, siempre siendo respetuoso.

Cuidar al peatón como si fuera la niña de tus ojos

Este es uno de los puntos más sencillos. Simplemente, dales todo el respeto, tolerancia y cuidados de los que eres capaz.

Pero puedes empezar por mantenerte alejado de las banquetas y los pasos peatonales cuando andas en bicicleta, y eso es súper sencillo, ya no eres un niño. Así que si no tienes menos de 12 años, no tienes por qué pedalear por las banquetas y zonas peatonales.

Mantente alerta y cuida de cuanto peatón se cruce en tu camino. ¿Qué el peatón se bajó de la banqueta y caminó por la ciclovía?, pues esquívalo con cuidado, al fin eres un maestro de la conducción en bici que ratonea en el tráfico, ¿no me digas que no puedes a hacerlo entre peatones?

No a los audífonos mientras van conduciendo tu bici

Aunque la música sea la grasa con la que te deslizas sobre el pavimento; especialmente ahora no es prudente escuchar música con audífonos, aunque tengas un oído libre para escuchar el tráfico, recuerda que los automovilistas casi en su mayoría son unos ardidos y les encanta decir: “Ah malditos ciclistas se sienten por arriba de las leyes, quieren ser otro vehículo más en la calle, pues obedezcan las reglas”. Y las reglas precisamente no nos permiten escuchar música con audífonos.

Creo que muchos de ustedes lo tienen claro, usar la bici como medio de transporte no es una moda para ti, es una manera de práctica de movilizarse por la ciudad, es una forma de bajarle a la neurosis de la ciudad, una magnífica opción para salvar al planeta del cambio climático, incluso es una declaración de sustentabilidad; entonces hagamos seguro el andar en bici y si como usuarios de la bici buscamos el respeto de los demás actores de la vialidad, debemos predicar con el ejemplo. Sé que pedaleamos rudo, porque las calles son rudas, pero predicar con el ejemplo es el mejor argumento que tenemos.