Lavando la bicicleta de montaña

10 consejos para el mantenimiento de tu bicicleta de montaña

¿Prestas la suficiente atención a tu bici? ¿Sueles revisarla antes de salir o al llegar de tus rutas o le dejas esa tarea a tu taller de confianza?

No hace falta que te coloques el mono de trabajo y te armes hasta los dientes de herramientas, simplemente queremos compartir contigo 10 sencillas cosas que puedes hacer en casa para que tu bicicleta de montaña funcione a la perfección y tengas la seguridad de que está todo en orden.

1. Mantén tu bicicleta limpia

Si bien es cierto que no es necesario lavar la bici después de cada salida, sí es buena idea quitar el polvo de las barras de las suspensiones y la tija telescópica. Si los retenes están en buen estado, evitarán que se introduzcan partículas dentro. Es una tarea sencilla, que no cuesta nada y alarga la vida de los mismos. Si eres más tiquismiquis, existen productos específicos que hidratan retenes después de la limpieza.

Lo ideal para realizar una limpieza general sería una manguera con un chorro de agua con suficiente presión para retirar el barro o suciedad. Sin embargo, lo normal es no disponer de algo así, por lo que puedes acudir a estaciones de servicio con puntos de lavado para coches. Si usas agua a presión, ten la precaución de tomar algo de distancia. Al tener demasiada presión hay que cuidar las zonas del pedalier, ejes de las ruedas y suspensiones, ya podrías provocar que el agua se introduzca en puntos en los que no debería existir humedad y se podría producir corrosión o un mal funcionamiento.

Limpieza de cassette

En cuanto a la transmisión y la cadena, llevarlas lo más limpias posible alarga la vida de las mismas y las hace más eficientes. Vigila que no se te acumule una masa de grasa, tierra, arena o polvo. En ese caso, deberás usar productos específicos desengrasantes y puedes ayudarte de cepillos y un trapo viejo. No te olvides luego de volver a lubricar (revisa el punto 5 para saber cómo hacerlo).

Los discos de freno y las pastillas pueden contaminarse por culpa de alguna gota de grasa que haya saltado. Un viejo truco (y barato) si no te frenan es desmontarlo todo, dejarlo en alcohol y quemarlo luego.

Hay quien mete la bici a la ducha y la limpia con mucho mimo, utilizando esponjas y jabones o productos más específicos. En ese caso, utiliza agua caliente, ayudará a disolver mejor la grasa.

Limpieza de suspensión

2. Revisa la tornillería y aprietes

Apretar tornillos es importante de cara a poder disfrutar de una salida con seguridad. No serías la primera ni la última persona a la que le sucede un percance por habérsele soltado alguna pieza de la bici. Es algo tan sencillo de hacer, pero a lo que mucha gente no presta la suficiente atención. 

Lo ideal sería disponer de una llave dinamométrica para poder darle el par de apriete según el manual del fabricante. Sin embargo, si tu bici no es de carbono, no corres tanto riesgo por apretar «a ojo» con la llave Allen o Torx adecuada para cada tornillo.

Revisando el torque de la bicicleta

Conviene revisar todos los tornillos:

  • Dirección, manillar y potencia.
  • Basculante.
  • Bielas.
  • Tornillos de los discos, pinzas y manetas de freno.
  • Ejes de las ruedas.

3. Comprueba la presión y desgaste de tus neumáticos

Parece una tontería, pero las ruedas son «los zapatos de la bici» y es muy importante que estén en buenas condiciones. 

Salir a hacer tu ruta con unas cubiertas nuevas o con unas en las que se desintegran los tacos al agarrarlos con los dedos sin duda marcará la diferencia. Unos tacos en excelente condición te ofrecerán el agarre necesario en curvas y las zonas más complicadas, siempre y cuando también tengas en cuenta la presión de hinchado de las ruedas.

Cubierta de montaña en mal estado

Con una presión demasiado alta para enfrentarte a una trialera, apenas notarás amortiguación por mucha bicicleta de doble suspensión que lleves y te dará poca confianza y seguridad. Una presión demasiado baja te lastra durante una subida y puede ayudar a que destalones en curvas o pinches con mayor facilidad. 

Sin duda, es necesario adecuar la presión a la exigencia de la ruta que afrontes.

Ciclista de montaña en acción

4. Mantén una buena lubricación

Cada vez que limpiamos la bici es conveniente secarla bien y lubricar todos los puntos necesarios.

Para lubricar la cadena, haz girar las bielas mientras aplicas el aceite. Sería ideal si puedes ayudarte de un caballete para bicicleta e ir cambiando las marchas de forma que pase por todas las velocidades de la transmisión.

Lubricación de cadena

Es conveniente aplicar una gotita de aceite para cadena al retén de la tija y a todos los puntos móviles (especialmente si escuchas crujidos).

También conviene engrasar la dirección cuando la sueltes para limpiarla, o el eje pedalier y los rodamientos de los bujes. Quizá para este último punto necesites algo más de conocimientos, herramientas específicas y familiaridad con el mantenimiento. Llévala a tu taller de confianza cuando lo necesites.

5. Mide el desgaste de la cadena y transmisión

Si has tenido la precaución de no dejar que se acumule una capa gruesa de grasa y suciedad en la transmisión, es probable que acuses un menor desgaste y que retrases el momento de tener que cambiar el plato, cassette y cadena. No obstante, dependiendo de todas las horas de uso que le hayas dado, puede que la cadena sí se haya estirado debido a que los bulones se desgastan y dan de sí.

Midiendo el desgaste de la cadena

Revísala de vez en cuando, te ahorrará tener que cambiar la transmisión entera. Para ello, existen herramientas específicas. Si no cuentas con ella, lo que puedes hacer es medir varios eslabones con la cadena en tensión. Multiplica lo que mide uno (suele ser ½ pulgada = 12,7 mm) por toda la cantidad que has elegido, y comprueba al medir la cadena entera que no sobrepasa el 1% de estiramiento. Si lo hace, ve pensando en cambiarla.

6. Rellena el sellador de tus tubeless y repara tus cámaras

Por desgracia, aunque el tubeless es una gran herramienta para sellar tus pinchazos durante la ruta, el líquido con el tiempo pierde propiedades. Además de que si ha tenido que taponar varios agujeros, es probable que apenas quede. Deberás rellenar tus ruedas cada 3 meses, evidentemente teniendo en cuenta el uso que des a tu bici. Si la has tenido parada mucho tiempo, tampoco está de más que eches un vistazo a ver si se ha secado e incluso sustituyas el líquido.
Muchos productos incluyen un pequeño tubo para hacer el proceso más cómodo desde la válvula y no tener que desmontar la cubierta.

Rellenando el sellador de las tubeless

Si aún no te has pasado al tubeless, es buena idea revisar tus cámaras usadas. En el monte normalmente no solemos parar a arreglarlas y dejamos esa tarea para casa. Comprueba una a una y coloca parches donde encuentres una fuga de aire. Dóblalas, átalas con una goma y así estarán listas para la siguiente aventura.

7. Asegúrate de que cables y fundas estén en buen estado

Cuando veas que la tija telescópica no se retrae o no sale, o que te cuesta cambiar de velocidades, puede ser que se haya introducido suciedad dentro de las fundas de los cables (esto también puede sucederle a tus frenos en caso de que sean mecánicos).

Engrase del cable de frenos

Aunque sería mejor no esperar a que eso ocurra y tener la precaución de limpiarlo de vez en cuando, no todo el mundo tiene aire a presión en su casa para hacerlo. Sacando los cables de sus fundas y soplando limpiaremos el alojamiento. Si no se dispone de aire a presión, compra un nuevo cable con su funda y sustituye el viejo. No te olvides de echar unas gotitas de lubricante, suavizará la fricción. Es una tarea sencilla que cualquiera puede realizar en su casa. Sin embargo, acude a tu taller de confianza si tienes dudas. 

8. Comprueba el buen estado de los radios (rayos)

Revisar de vez en cuando que los radios están en buenas condiciones es un gesto rápido y fácil que no cuesta nada. Las rutas de enduro suelen ser exigentes, y si te mueves por terrenos muy técnicos o saltas, a veces los radios se aflojan o incluso se pueden romper. Tener la certeza de que tus ruedas están perfectamente hace que disfrutes de tu ruta al 100%.

Revisando la tensión de los radios

9. Monitorea el desgaste de las pastillas de freno

Piensa cuántas veces puedes llegar a frenar en una ruta de enduro. Aunque normalmente una pérdida de eficiencia o sonidos chirriantes te hacen darte cuenta de que algo no va bien, conviene que de vez en cuando eches un vistazo para ver cuánto desgaste tienen tus pastillas. 

Que los pistones de los frenos se vean bastante, es una buena pista. No obstante, no te lleva mucho tiempo asegurarte, ya que nada más es soltar un pequeño tornillo. Si queda menos de 1 mm ve a comprar unas nuevas, puedes poner en peligro tu integridad física y dañar el disco de freno.

Pastillas de frenos gastadas y nuevas

A veces las pastillas se laminan y pierden eficiencia, puedes solucionarlo pasándolas por papel de lija.

La vida útil de los discos tampoco es eterna, pero dependiendo del uso que les des, clima, material de las pastillas, limpieza, puede durarte más o menos. Si aprecias un desgaste en la zona donde tocan las pastillas, debes comprobar con un calibre el espesor y pensar en cambiarlo si ha llegado al mínimo requerido. 

10. Purga tus frenos regularmente

Dependiendo del uso que des a tu bici y la marca (de frenos), el sistema de aceite de los frenos requerirá mantenimiento en mayor o menor medida y el purgado será más o menos sencillo. Hay casos en los que simplemente colocando unas pastillas nuevas, el sistema requiere que se rellene el circuito con algo más de aceite.

Purgado de frenos

Para realizar este punto, necesitas algo de material específico. Infórmate bien y busca el manual para la realización del purgado y poder hacerlo paso a paso. Si te parece mucho jaleo, no tienes ganas de invertir en materiales que no consideras indispensables o simplemente no dispones de tiempo para ello, lleva la bici al taller cuando notes que tu maneta de freno se junta demasiado al puño aún habiendo regulado el ajuste.

Fotografía por i2fotos