Sendero entre los árboles en el Ilso

3 rutas cortas para disfrutar en Enkarterri, paraíso ciclista

Próximo a Bilbao y colindando con Cantabria, norte de Burgos y Álava, el valle de Enkarterri es el “gran olvidado” de Bizkaia y, me atrevería a decir que también del País Vasco. Pese a todo ello, es bonito, desconocido y lleno de tesoros y tradiciones. Sus verdes prados, montes y carreteras casi solitarias hacen de esta zona a menos de 20 km de Bilbao un lugar especial por descubrir tanto en bicicleta de montaña como gravel y/o carretera.

Desde los single tracks y acantilados en la playa de La Arena hasta los montes del interior, Enkarterri ofrece un abanico de posibilidades de rutas increíbles. La riqueza de esta zona no es poca; de tierra fértil para la cebolla roja, pimiento y verduras, así como para la ganadería y la producción de txakoli (vino vasco).

Contando con la gran suerte de haber nacido y crecido en uno de los pueblos que conforman este enclave, os contaré tres de las rutas que más frecuento en bicicleta cuando estoy en casa y necesito una pequeña dosis sobre ruedas.

¿Qué bicicleta es la más adecuada para estas rutas?

Actualmente solo tengo una bicicleta –y es de btt- he realizado todas las rutas con ella. Sin embargo, las mismas se pueden hacer perfectamente con una gravel que calce neumáticos de al menos 2.3”. Arropada por Bilbao, Cantabria, Álava y Castilla y León, Enkarterri es una zona donde se parte casi del nivel del mar y los desniveles son muy pronunciados, por lo que planificar la ruta antes de dar los primeros pedales es importante. Dependiendo del clima –predominantemente lluvioso- y forma física, adaptaremos nuestra ruta y peso a añadir en la bicicleta.

Camino con lodo

Teniendo en cuenta que estas rutas están pensadas sobre terrenos gravel y fuera de pista, podemos elegir en qué bicicleta nos sentiremos más cómodos. Por ejemplo, yo calzo neumáticos de 2.8 y 3.0 pulgadas, quizá un poco exagerado para estos desniveles, pero al no tener suspensión, me dan ese plus para disfrutar de las bajadas y no sentir tanto las vibraciones.

Preparativos

Ana tomando un descanso
  • Clima: contando con que estamos en un valle entre montes, en Enkarterri las precipitaciones son abundantes en toda época del año, con mayor acumulación en otoño, invierno y primavera. Si bien es verdad que los veranos cada vez son más cálidos, no bajaremos la guardia con la climatología porque uno nunca sabe cuándo le puede sorprender. En la app de Komoot, al planificar una ruta, aparecerá el pronóstico del tiempo así que haremos la ruta en el sentido que mejor nos convenga –con viento a favor, por ejemplo. Actualmente, y debido a las olas de aire frío que estamos teniendo en diciembre, la ruta del Kolitza está intransitable en bicicleta debido a la cantidad de nieve y hielo acumulada.*
  • Ropa adaptada a cada estación: como he dicho anteriormente, siempre revisar el clima hasta un día antes de comenzar la ruta y vestir adaptados al pronóstico. Si vais a hacer alguno de estos recorridos, el chubasquero es primordial pese a que sea verano. Y aunque no llueva, ¡nos vendrá bien para no quedarnos fríos en las bajadas!
  • Comida: de nuevo nos encontramos pedaleando en una zona donde los bares con sus barras de pintxos clásicos como los de tortilla de patata, abundan. También podremos disfrutar de menús del día, bocadillos o comida rápida casera (véase bocadillos, burritos o hamburguesas) con sus patatas de casa.
  • Agua: al ser rutas pensadas para pasar el día, recomiendo llevar 2L. Tener en cuenta que, si estamos en verano y sufriendo una ola de calor como la que sufrimos Kelyan y yo subiendo al Ilso, incluiríamos un litro más. Esto es muy personal así que pensadlo bien antes de empezar la ruta. Tener en cuenta que en la subida al Kolitza, hay una fuente natural con agua bien fresca. Por el contrario, no disponemos de la misma suerte en el Gallarraga e Ilsos. ¡La hidratación es importante así que no escatiméis por el peso!
  • Acampada: la libre acampada está prohibida en todo el país. Sin embargo, si uno se esconde bien, deja todo limpio, no hace fuego y deja todo al cual lo ha encontrado, no habrá ningún problema. Al estar en una zona que no está catalogada como reserva o parque nacional, no hay vigilancia en lo que a esta regulación se refiere. Importante si se va a acampar en terreno privado, preguntar antes –si se tiene la posibilidad- o buscar algún otro lugar que no añada problemas a la situación. Es una zona ganadera donde no es usual ver a gente acampando, ¡los vecinos podrían asustarse!
  • Seguridad en la bicicleta: ¡siempre lleva casco y asegúrate de que las pastillas de frenos están bien! En la bajada de vuelta a Sodupe desde el Gallarraga, una zona con mucho polvo en la pista hizo que mi rueda trasera me escupiera de la bicicleta y cayera sobre mí después de volar contra el suelo. El casco partió y me salvó de una buena, aunque el susto siempre queda ahí. Creo que fue debido a que las pastillas están casi desgastadas y no agarraron lo suficiente.

Rutas para descubrir el valle de Enkarterri

Kolitza, monte bocinero

Distancia: 23,8 km
Elevación ganada: 980 m
Elevación perdida: 770 m
Duración: se puede hacer en una etapa o en dos, si nos quedáramos a dormir
Visitas obligadas: Museo boinas La Encartada (Balmaseda) y el casco antiguo de Balmaseda.
Lugares para comer y dormir: Buenos pintxos, bocatas y picoteo en el bar Skamata. Si queremos dulces, la pastelería de la Plaza de San Seberino tiene deliciosos pasteles de arroz.

Como parte de los montes de Ordunte, el Kolitza es uno de los cinco montes Bocineros desde los que se llamaba a las Juntas de Bizkaia. Además de ello, es uno de los montes pertenecientes a la villa de Balmaseda, que conserva su puente romano siendo el último pueblo de Bizkaia antes de entrar en la provincia de Burgos.

Ruta en bicicleta por Kolitza

Balmaseda, atravesada por el río Cadagua, no solo es la primera Villa de Bizkaia, sino que mantiene todavía tradiciones muy arraigadas como las Pucheras o la Pasión viviente. Es, sin duda, un pueblo que guarda cierto encanto. Este día ponemos rumbo al Kolitza, en una mañana heladora donde el sol parece que sale tímido después de un diciembre azotado por fuertes temporales.

Nos dirigimos por carretera hacia el barrio de Pandozales después de haber desayunado en los soportales de la playa San Seberino. Si uno quiere llegar hasta allí en coche y saltarse las primeras cuestas hormigonadas es también una opción.

Pero nos surge un problema. Nos encontramos con unas condiciones invernales no vividas desde hace 50 años en todo el País Vasco. Estas condiciones nos impiden llegar más allá de la mitad del camino; la nieve acumulada cierra el paso y, pese a que sea un monte que conocemos, preferimos no hacerlo por seguridad. Por eso, vale la pena revisar las condiciones del tiempo y organizar la ruta de forma previa.

En la cima, como muchas veces que hemos subido, nos hubiésemos topado con la famosa ermita y la antiquísima Nevera del Kolitza, donde se almacenaba nieve con fines terapéuticos. Si el día es claro podremos disfrutar de magníficas vistas de las cumbres de la Sierra Salvada hacia el interior y, de los montes del resto de Enkarterri y Lunada, el puerto que pedaleamos hace unos pocos meses desde la Vega de Pas en Cantabria.

Esta es una cumbre que no debe faltar en la lista de los amantes de la bicicleta. Una ruta sencilla, sin dificultades ni peligros de pérdida y con la posibilidad de hacer noche en su famoso refugio sostenible, ¡todo un lujo! El descenso se puede hacer deshaciendo el camino que hemos hecho a la subida o, por el contrario, pasando por la desconocida cima de Los Tueros desde la que podremos divisar el bosque por donde continuaremos el descenso. Si llueve será momento de comer mucho barro, pero, nada que unas buenas cubiertas para deslizarse sobre él pueda solucionar. En el peor de los casos, bajarse de la bicicleta también es opción. El Kolitza es un mítico monte con muchas historias que contar.

Ilso “Ruta de los Ilsos”

Distancia: 9,98 km
Elevación ganada: 450 m
Elevación perdida: 410 m
Duración: un día o día y medio si se acampa
Visitas obligadas: pueblo de Zalla
Lugares para comer y dormir: Restaurante El Porrón (Aranguren) con los mejores pescados, carnes y menús del día. Relación calidad/precio increíble.

Ilso es topónimo de mojón o mugarri, un nombre trivial que hace referencia a cualquiera de los mojones que forman la sierra de Santxosolo. Más concretamente el Ilso al que ascendemos hoy es el Ilso de Eguen, en el que los municipios de Zalla, Güeñes y Gordexola se unen. Al otro lado nos saluda el Ilso de la Laguna que vemos cuando el sol se despide para dar luz al otro lado del mundo.

Ana pedaleando por la cima del Ilso

Ninguno de estos montes son grandes ascensiones, pero me sirven para rellenar horas muertas o quitar el mono cuando el cuerpo me pide liberar algo de tensión. La subida es agradecida y se va haciendo amena por cualquiera de los tres municipios. En este caso la ascensión la hacemos desde Zalla, una de las localidades más famosas de Enkarterri.

Delimitada al norte por el valle de Salzedo y respaldada por el río Kadagua, esta pequeña sierra nos deleita a Kelyan –mi amigo- y a mí con una apuesta de sol increíble y un calor que empieza a apretar a finales de una primavera lluviosa. La subida, en sombra gracias a los árboles –pinos en su mayoría- que conforman (por desgracia) los bosques de la zona, se hace pesada después de más de dos meses de cuarentena absoluta. Sin embargo, agradecemos el poder respirar naturaleza y sentir esa ansiada libertad sobre ruedas.

Por pistas de grijo, perfectas para rodar sobre gravel o btt, iniciamos recorrido en unas granjas donde remonta el contrafuerte desde la entrada del valle que acoge las canteras de arena. Poco a poco y de forma suave mientras vamos comentando y charlando, nos colocamos en Las Llanas, a tan solo 493 m, donde se halla el helipuerto –con el objetivo de abonar y fumigar los pinos tras el detrimento de las especies autóctonas- y los árboles nos rodean dejando una explanada vacía con vistas a los montes de alrededor.

Ciclista entre la vegetación

Mientras comentamos las vistas y tomamos unas fotos, el último esfuerzo hasta llegar al punto más alto se vuelve mágico con esa luz de primavera, el sonido de los campanos de las yeguas y caballos que pacen a nuestro alrededor y, la ikurriña ondeando sobre el mástil en lo más alto. Poco más se puede pedir que un respiro para contemplar de nuevo las vistas hacia el Eretza y los montes de Balmaseda y norte de Burgos antes de emprender una divertida bajada desde el sendero del Arzia. ¡Sin frenos y con luz, que la noche nos pilla!

Gallarraga, un monte con forma de volcán

Distancia: 12,70 km
Elevación ganada: 850 m
Elevación perdida: 840 m
Duración: se puede llevar a cabo en un día.
Visitas obligadas: una extensión en bici al municipio de Güeñes no estaría nada mal.
Lugares para comer y dormir: cualquier bar del centro de Sodupe sirve buenos pintxos, bocatas y platos combinados los fines de semana.

Una nunca aprecia lo suficiente que tiene alrededor hasta que sale de casa durante un largo periodo de tiempo y se da cuenta, a la vuelta, del entorno en el que vive. Después de cuatro años danzando por el mundo, volví a casa y me di cuenta de lo que nos rodea. La suerte de vivir entre el monte Eretza –hacia el norte- y el Gallarraga – hacia el sureste- hace que, un día más gris de lo normal, aparezcan siempre unos rayos de sol.

Vista montaña en Gallarraga

Aunque son montes a los que casi siempre he subido caminando, las ganas de explorarlos en la ToutTerrain Outback coinciden con un día festivo, frío y soleado a comienzos del invierno. Y como bien llevo comprobando desde hace unos años es que no hay nada mejor que estar convencida de lo que una quiere llevar a cabo. Partiendo pronto desde casa en Sodupe, a 70 m sobre el nivel del mar, y con una buena niebla muy propia de mi pueblo, me esperan unas buenas subidas de inicio hasta el Kiputxeta (727 m), la que va a ser la primera cima. Después vendrá el Gallarraga (901 m) y, seguido, Aguilatos (667 m) antes de deshacer camino de vuelta al pueblo, más concretamente por el barrio de Elubarri, al que guardo especial cariño.

Vista valle Gallarraga

En los primeros kilómetros una se tiene que aferrar bien a su motivación pues las rampas hormigonadas del 15% del comienzo te darán una bienvenida por todo lo alto. Con las piernas bien duras, y una bicicleta algo cargada con la cámara, el dron, las baterías, algo de ropa de repuesto y un poco de comida, termino empujando un trozo del último tramo. “No hay nada como una mente motivada”, me repito.

El ascenso se va haciendo progresivamente llevadero y el clima es bueno, así que aprovecho para charlar con algunos de los vecinos del pueblo; una buena excusa para contemplar los alrededores. Los pinares antes de llegar a Kiputxeta me invitan a sentarme y volver a mirar la ruta en Komoot mientras pico algo; el clima parece estable y la niebla va dejando que el sol salga poco a poco. Unas poquitas cuestas más y la vegetación desaparece en una bonita –y casi única- recta plana con vistas al Gallarraga, en forma de volcán. Un corredor único para ver cómo merodean los buitres entre este monte y el Eretza, ubicado hacia el norte.

Los pinares en gallarraga

Un poco de bike-pushing en unas cuestas con piedras grandes sueltas y la infernal subida al Gallarraga hacen que acabe reventada. Importante tener en cuenta que se puede evitar hacer cima cogiendo la pista forestal que queda debajo de la misma cumbre (700 en el mapa).

Ruta en Gallarraga

Siguiendo un trozo de esa misma pista en la bajada y con mucho cuidado en los descensos, llegamos al cruce desde donde vemos Sodupe a lo lejos y unos caballos pacer en la cumbre del Aguilatos, nuestro último pico de la ruta. Deshaciendo el desnivel y disfrutando de las bajadas, vuelvo a casa con un buen susto tras una caída que pienso fue ocasionada por el mal estado de mis frenos. Algo que he aprendido a revisar después de esta cada vez que salgo con la bicicleta.

Conclusión

Que Enkarterri tiene mucho que ofrecer ya lo sabíamos. Estas son tres rutas sencillas, para todos los niveles y para días o ratos libres en los que conectarse con la naturaleza y perderse con la bicicleta es lo que pide el cuerpo y mente. Este paraíso ciclista ofrece muchos montes y rutas gravel, de btt e incluso de carretera, pero son tantos que sería imposible reunir todos. Lo importante sigue siendo disfrutar, en un ambiente verde, tranquilo, sin tráfico, sin ser todavía demasiado explotado, y con unas historias y lugareños que te llevarán a conocer la región de una forma más humana.

Admirando la vegetación en el Ilso

Estas rutas se pueden hacer perfectamente desde Bilbao saliendo de la ciudad por el corredor del Cadagua al que añadiríamos unos 20 km más a las rutas que empiezan en Zalla y Sodupe y, algo más hasta Balmaseda. Este añadido se desarrolla sobre asfalto y carril bici sin desniveles. Saca hueco y… ¡No te arrepentirás!

Fotografía Ana Zamorano

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