Si eres de aquellos que te mueres de ganas por lanzarte a una aventura cicloviajera, pero no tienes ni idea de por dónde empezar a la hora de hacer tu equipaje, este post es para ti. A continuación tienes 6 prácticos tips para ahorrarte más de un disgusto en la ruta y quizás hasta algún que otro billete.
1. Menos es más
‘Menos es más’ es una de aquellas expresiones que a menudo aparece en mis textos, ya que suele ser la respuesta a muchas de las cuestiones de la vida cotidiana. Aunque he de decir que si tuviera que escoger un tema dónde aplicarla al pie de la letra, sería sin duda alguna en este: El Equipaje.
Como seres humanos somos animales recolectores y como tales tenemos la tendencia al acopio sistemático y habitualmente nos cuesta desprendernos de todo aquello que poseemos. A día de hoy, tras más de tres años de viaje y unos 20.000 kilómetros más lejos, diría que cargo casi la mitad del equipaje con el cual empecé a rodar.
Una vez comentando el tema en una charla entre viajeros, alguien dijo que si en los últimos 30 días había algún objeto que no había utilizado era el momento de desprenderse de él. Tan sencillo como efectivo. Decidí probarlo y la verdad es que me funcionó, por lo menos para soltar todos aquellos objetos ‘por si acaso’ que inevitablemente acaban rodando en el fondo de la alforja y que se acaban convirtiendo en una carga innecesaria.
Asegúrate de que todos y cada uno de los objetos que incluyes en tu equipaje te van a proporcionar uno o varios usos en las aventuras de tu día a día, de lo contrario recuerda: Menos es más.
2. Gravedad y estabilidad: tus mejores aliadas
Una de las cosas más importantes a tener en cuenta al cargar tu bicicleta es la de hacerlo considerando las leyes elementales de la física. Y por supuesto no es necesario complicarnos la vida con ningún tipo de cálculo astronómico, será suficiente con aplicar la lógica elemental con tal de no ir en contra de dos de nuestras mejores aliadas a la hora de pedalear: la gravedad y la estabilidad.
Imaginemos que la bicicleta es una barca flotando en medio del océano. Por tal de optimizar el balance y el manejo de la misma, siempre trataremos de colocar los bultos más pesados en la zona más cercana al suelo. Así mantendremos el centro de gravedad bajo, favoreciendo la maniobrabilidad y la fluidez al manejar, especialmente en las curvas.
Por otra parte, también intentaremos colocar volúmenes y pesos similares a ambos lados de nuestra bicicleta, de manera simétrica. Esto nos ayudará a conservar un óptimo equilibrio al pedalear y circularemos de manera compensada y mucho más segura. Trasladando el concepto al ejemplo de la barca: ¿cómo se vería ésta con toda la carga a una sóla banda? ¡Ni te imaginas el esfuerzo que supondría tratar de compensarla!
3. Divide y vencerás
En el cicloturismo tradicional es habitual ver bicicletas con alforjas tanto delanteras como traseras cargadas hasta los topes. Con el paso del tiempo han ido apareciendo una gran variedad de sistemas de bikepacking que te permiten distribuir mejor el peso y el volumen en múltiples partes de la bicicleta.
Distribuyendo la carga en mayor cantidad de pequeños bultos nos sentiremos más cómodos al manillar. A la vez, alargaremos la vida de los componentes de anclaje y las partes del cuadro que están en contacto con ellos. Los bultos voluminosos y pesados concentrados en un solo punto suelen castigar bastante aquellas zonas de la bicicleta dónde están ubicadas. Si no quieres partir un portabultos en medio de la ruta o encontrarte con los típicos tornillos doblados imposibles de sacar: ¡Divide y vencerás!
4. Organización: la clave
¿Bici alistada y alforjas recién adquiridas? Bien, es hora de enfrentarte a tu primer gran reto: Cómo meter más de 200 ítems dentro de 5 bolsos. Y a su vez estos 5 en una bicicleta.
La mala noticia es que no hay una única respuesta, existen tantas maneras como probabilidades, al final se trata de un tema de pura estadística. Por el contrario, la buena noticia es que eso te va a dar mucha versatilidad en función del tipo de viaje que quieras hacer. Organizar tus bolsos como si fueran las estancias de una vivienda podría ser una buena idea. Destinar un bolso para el equipo de acampada y descanso, otro para el kit de cocina, otro para la ropa y así sucesivamente…
Al final lo más importante es que tú sepas dónde está cada pieza de tu equipo y para ello mi recomendación es que mantengas todos los ítems en el mismo lugar en todo momento. De esta manera, en tan sólo unos pocos días será automático acceder a todo aquello que necesitas.
5. Prioridad y frecuencia de uso
Organiza todo lo que llevas según su prioridad y frecuencia de uso. Siempre hay objetos tales como la cámara, el teléfono móvil o la chaqueta de lluvia que te interesa tener bien a mano para poderlos utilizar de manera espontánea. Seguro que también hay otros tantos que sin darte cuenta usas incontables veces al día.
Asegúrate de ubicar los artículos de uso frecuente bien a mano en el conjunto de tu equipaje, así lograrás reducir el tiempo de tus paradas y no tendrás que andar desmontando tus bolsos tras cada curva cada vez que quieras hacer una foto o ajustar un tornillo con la multiherramienta.
Por el contrario, el equipo de acampada sólo se suele utilizar una vez al día, así que no dudes en enviarlo al fondo de tus alforjas.
6. Proteger el contenido de tus bolsos
Es habitual andar sacando brillo al cuadro de tu recién estrenada bicicleta o a tus lustrosos bolsos acabados de desprecintar. Lo que no es tan habitual es proteger debidamente los artículos que distribuimos en todo nuestro equipaje de manera individual, y el porqué es muy simple: No se ven.
Ten cuidado con lo que metes en cada bolso y piensa como éstos se van a comportar durante la ruta, especialmente en las secciones accidentadas de montaña llenas de baches y piedras. Es obvio intuir que juntar tu teléfono móvil con el kit de herramientas en una batidora sobre ruedas no va a ser una historia con final feliz.
La fricción continuada de algunos objetos dentro de tus bolsos puede ocasionar daños irreparables en piezas sensibles de tu equipo e incluso en los materiales internos de los propios bolsos. Por no mencionar los productos de comida delicados tales como frutas y verduras. Bolsas de tela, fundas y contenedores pueden ser de gran utilidad en estos casos.