En algún punto, entre Palencia y Valladolid, el sol del mediodía cae a plomo sobre el ardiente asfalto de la carretera nacional 120.
En el asiento trasero del pequeño Talbot Horizon, los hermanos gestionamos el aburrimiento y el calor peleando, inventando historias y dando por saco a los padres con el sempiterno “¿Cuándo llegamos?”
Recostado sobre la puerta, la vibración zumbona del motor me arrulla y con un dedo retiro la toalla, que a modo de parasol mi madre ha atrapado entre el cristal y el marco de la ventanilla.
Del otro lado, se desliza a toda velocidad el paisaje de horizontes amarillos y ondulados. De campos infinitos de cereal y páramo seco. Lleno, de la nada, ni de nadie.
Una hora tras otra, viendo pasar esa tira bicolor infinita de tonos tierra y azul cielo intenso.

De esos viajes de verano hasta el pueblo, en los que cruzábamos Castilla y León de extremo a extremo, y de la percepción elástica del tiempo en un niño viajando en coche, quedó en el recuerdo una tierra vasta, austera y recia.
Pero nada más lejos de la realidad, porque Castilla y León es mucho más que tierra de campos. Siendo la comunidad autónoma más grande de España, atesora decenas de singulares espacios naturales.
Hoces y cañones de serpenteantes ríos, bosques milenarios, lagos de origen glaciar, enormes sistemas de cuevas kársticas, saltos de agua vertiginosos y montañas… las siempre queridas montañas.
Lo que os comparto en esta ocasión son tres rutas a través del patrimonio natural de tres de sus provincias.
Rutas por el patrimonio natural de Castilla y León
Parque Natural de los Montes Obarenes-San Zadornil, Burgos
En esta ruta, conectarás pintorescos pueblos medievales por pequeñas carreteras y pistas, transitando entornos tan diferentes como los campos de cereal, quejigales, encinares, ribera, frondosos hayedos o pinares.
Parque Natural del Lago de Sanabria y sierras Segundera y Porto, Zamora
¡Una locura de ruta, en torno al paraje del mayor lago de origen glaciar de Europa! Si te atreves con esta propuesta, robles, lobos, brezos, granito y cuestas criminales aguardan en este recorrido no apto para todos los públicos.
Parque regional Montaña de Riaño y Mampodre, León
Este macizo, no tan conocido como sus hermanos mayores de los Picos de Europa, alberga todo un espectáculo de corte alpino y montañero que arrebatan el corazón. Prepara la cámara del móvil y el alma para enamorarte, bienvenidas a los “Fiordos de León”.
Ruta – Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil
Lugares favoritos
- Frías – pueblo medieval con buen ambiente para callejear y reponer fuerzas en torno al castillo.
- Desfiladero del río Purón – inviable en bicicleta, pero merece la pena empujarla.
- Santa Gadea – tomar una cerveza artesanal bien fría Gadea, para terminar la ruta.
Día 1 – Ruta de Santa Gadea a Ranedo
Santa Dadea
Casi 20 años habían pasado desde la última vez que vi a Raúl. Pero un café y un buen almuerzo en la preciosa plaza porticada de su pueblo, fue suficiente para volver a conectar y compartir un mini viaje de fin de semana en nuestras bicicletas gravel.
Fanático del entorno rural, respetuoso amante de los animales y gran conocedor de la zona, nos guiará por pequeñas carreteras y pistas, perfectas para nuestras bicis “todocamino” con neumáticos de 700 x 40.



Partimos desde el castillo de Santa Gadea del Cid. Pla, como le llamamos entre amigos, me explica que el pueblo está creciendo como la espuma y cada vez reciben más visitantes.
Lo que no es de extrañar, la pequeña localidad conserva en perfecto estado el trazado medieval de las calles, murallas y otros edificios que te hacen sentir haber retrocedido siglos.

Siguiendo el track que te dejo en Komoot, dejaras las últimas casas pedaleando entre manzanos, para tomar la pista que nos lleva hasta los límites del parque natural y lo que fue nuestra primera parada, la ermita de San Juan de Acre.
A partir del pequeño templo, te adentrarás de lleno en el parque. Siguiendo una tranquila pista flanqueada de vegetación densa, cruzando el abandonado pueblo de Obarenes y su monasterio benedictino en ruinas.




Nosotros aprovechamos para tomar un buen trago de agua fresca e hidratarnos antes de la subida “dura” del día, la ascensión a Cubilla de la Sierra.
Una vez alcances el pueblo y dejes atrás las curvas del puerto, descenderás entre campos de girasol, bosques de boj y encinas hasta la ribera del Ebro.


Frías
¿Recuerdas cuando de pequeño, dibujabas ese castillo medieval sobre una empinada roca? Pues bien, sin saberlo estabas dibujando el castillo de Frías.
En la última recta hacia la ciudad más pequeña de España, la imponente y clásica silueta del castillo encaramado en el peñasco y las antiguas casas colgantes nos deleitan con un Skyline brutal que invita a entrar y visitar la villa medieval.


Cosa que te aconsejo, a pesar de lo turística que es. Frías es preciosa y está llena de vida local.
Nosotros tuvimos la gran suerte de conocer a Genaro. Un divertido jubilado, con el que compartimos anécdotas y chascarrillos de la zona y con el que se nos hace tarde entre cerveza y risas.

Día 2 – Ruta de Ranedo a Santa Gadea
Si como nosotros, decides vivaquear, no lo hagas en la iglesia de Ranedo. La noche fue horrible debatiéndonos entre dos “muertes”. Acabar cocidos dentro de un saco demasiado caliente o picados por cientos de mosquitos. Si decides pernoctar en este lugar por lo menos llévate una mosquitera.
Se ve que el destino quiso compensarnos por tan mal descanso y nos mandó algo bastante especial. Algo raro y poco común en una Europa cada vez más individualista.

Esa misma mañana, un vecino, que nos había encontrado la noche anterior, empezó a charlar con nosotros. Que… ¿qué hacéis?, ¿de dónde sois?, y todas esas cosas.
Una vez más Raúl y su conocimiento de la zona provocaron una interesante conversación que repentinamente se vio cortada al grito de su mujer: ¡Pero invítalos a desayunar, hombre!

Compartimos café, risas y pinceladas sobre nuestras vidas. No hace falta decir que encontrarnos con Floren y su familia fue la experiencia más bonita y enriquecedora de todo el viaje.
Que bonito sería que todos confiáramos más, que mirásemos sin miedo a los ojos del desconocido, que los prejuicios no nos velaran y nos dejaran ver las buenas intenciones en el otro.
Los que hemos podido disfrutar de esa hospitalidad alrededor del mundo sabemos que momentos así se atesoran para toda la vida.
Desfiladero del río Purón
A partir del pueblo de Herrán te adentrarás en lo que será la parte más bonita (paisajísticamente hablando) de toda la ruta. Tanto, que espero que se te olvide que en gran parte de este tramo te va a tocar empujar. Por lo que te recomiendo que no lo hagas con una bici demasiado cargada.




Una estrecha senda tallada en las paredes de roca remonta el cañón del Purón. Esta es una de las principales atracciones que conecta la zona protegida de Obarene-San Zadornil con su vecino alavés, el Parque Natural de Valderejo.
Villafría de Sanzadornil
Te dará la bienvenida a la parte norte del parque. Esta pequeña aldea, aislada de todo y de todos se encuentra a los pies de generosos hayedos donde pasaba los otoños de mi juventud recolectando setas.



A partir de aquí, nosotros terminamos nuestro viaje alternando pistas rápidas y pequeñas carreteras locales que nos conducirán rápidamente a Santa Gadea. Pero si tienes tiempo, no dudes en diseñar el regreso a tu gusto con las herramientas de Komoot.
Y aquí va un buen consejo. Al llegar, saborea una Cerveza Gadea fresquita. Estarás apoyando un emprendedor local y gozando una cerveza totalmente artesanal.


Ruta – Parque Natural Lago de Sanabria
Lugares favoritos
- Playa Viquiella – ideal para terminar la ruta en este punto con el sol del atardecer y un buen baño.
- Lagunas de los Peces y las Yeguas – un sitio con vistas increíbles.
- Refugio de Montaña Río Pedro – refugio libre y aislado en un entorno de cuento.
Con más de 40 años protegido como Parque Natural, El lago de Sanabria y su entorno es un oasis de agua cristalina y naturaleza. Si planificas hacer esta ruta valora quedarte algunos días en plan desconexión y relax total.
Un atardecer junto a la orilla del lago no tiene precio. Ojo… si eres del mundo camper, está totalmente prohibido pernoctar en el lugar. Por supuesto, tampoco acampar.
San Martín de Castañeda



En esta ruta partirás de la playa de Viquiella para rodear el lago por su esquina sureste, y desde aquí enlazar la carretera de subida a San Martín de Castañeda. Durante todo el trayecto irás ganando altura constantemente y encontrarás un mirador tras otro en los que parar a disfrutar de las vistas.
Laguna de los Peces y Laguna de las Yeguas
Sobrepasado San Martín, el asfalto termina en la Laguna de los Peces. Desde aquí, comienza una de las caminatas más populares hasta la laguna de las Yeguas y donde, depende de tu destreza, la bici que tengas y fuerza podrás subir montado o darle al “empujing”, o sea, echar pie a tierra y empujar la bici.

A partir de la laguna de las Yeguas, lo más probable es que te quedes completamente solo. Un tramo bastante empinado te dejará en el collado desde donde contemplar la montaña más alta de Zamora, Peña Trevinca con sus 2127 metros y el circo de origen glaciar donde nace el río Tera.
Embalse Vega del Conde
El fuerte descenso hasta el embalse de Vega del Conde seguramente hará las delicias de aquellos que montan una bici de doble suspensión.



Por otro lado, si decides convertir la salida en una microaventura de un par de días, en la zona hay varios refugios libres en buenas condiciones, como estos que te muestro de río Pedro o Vega de Conde.


Embalse Vega de Tera
Uno de los sucesos trágicos más conocidos de este lugar fue la muerte de 144 habitantes del pueblo de Ribadelago. Los muros de esta presa cedieron a la presión del agua mandando una riada mortal en plena madrugada.

A partir de aquí, un fuerte ascenso nos dejará de nuevo en un paraje completamente solitario y salpicado de pequeñas lagunas.
El Lobo
Desde el promontorio la pista de grava y arena desciende suavemente hasta la orilla de la Laguna de los Garandones. Es tarde y el sol ha dejado de ser un martirio, para aliarse con la brisa y acariciar suavemente el terreno alfombrado de brezo, escobas y otras plantas.

Y de repente, allí, a menos de 500 metros el Lobo Ibérico. De cuerpo y patas largas. Piel tricolor, negra, parda y blanca. Morro y orejas puntiagudas. Atlético, fuerte y precioso.
¡Qué momento, amigos! Fueron segundos únicos los que se dejó ver aquel animal tan presente en el imaginario de todos los pueblos y el nuestro propio. Si decides pedalear por estos lares (y no te asustan) te deseo de todo corazón que puedas gozar de semejante encuentro.
La Trampa
El descenso al lago se realiza por un tortuoso camino de piedra IM-PO-SI-BLE de montar, ni siquiera con una bici adecuada. Es el precio a pagar por realizar una ruta circular sin repetir camino.



¿Merece la pena? Sí… sí te gusta el rollo “Hike&Bike” esto es un rutón para meter en la lista de cosas por hacer.
Ruta – Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre
Lugares favoritos
- Pico Gilbo – reservar un día extra para hacer la caminata y ver el atardecer es casi obligatorio.
- Albergue de montaña en Maraña – Buen ambiente montañero.
- Puerto de las Señales – parada obligada por la ascensión y por las vistas.
- Tramo Primajas Corniero – bonito tramo de pista totalmente solitaria.
Pantano de Riaño
«Subidos a los tejados, gritaron que no se iban, que no se llama progreso dejar los pueblos sin vida. Siguen de luto las cumbres de la montaña leonesa, escurren por sus laderas lágrimas al río Esla» – Fragmento de la «Jota para Riaño” de Guille Jové.

Cuando mandé un whastapp a Quico, animándole a acompañarme en una pequeña vuelta por Riaño y Mampodre, me contesto con un enlace al video de la jota que había compuesto un colega suyo (video que te recomiendo encarecidamente). Primero debía conocer la historia del “valle que fue y ya no es”.
Y yo, sin apenas conocerle supe en esos primeros mensajes, por su forma de expresarse y sensibilidad, que sería un grandísimo guía para recorrer los valles, puertos y collados de Riaño y Mampodre.
Quico
Es probable que si haces la ruta En Busca del Oso en la Montaña Palentina te asalte un energético y carismático tipo. Como él se define, “la vieja del visillo” de Perapertú, siempre presto a saltar de su escritorio y asistir a los ciclistas que deambulan por el pequeño pueblo.

Profe de Universidad, exinternacional de atletismo, cantante en un grupo de rock, entrenador de carreras de montaña y ciclismo, y un largo etc. de intensa vida a las espaldas, le convierten en una extraordinaria persona con la que compartir conversación.
Además, como en otras ocasiones, contamos en el equipo con la compañía, siempre en positivo, de Silbi.
Día 1 – Caminata al Pico Gilbo

Seré breve explicando el track de Komoot e intentando convencerte de que, “tienes” que guardarte un día extra, sí o sí, para subir algunos de los preciosos picos de la zona. En este caso una ascensión al Gilbo con algo de salsa picante en su cresterío.
Si te animas a hacer esta caminata, planificarla para ver el atardecer puede ser épico y además evitarás las hordas de gente del pico más popular del macizo. No olvides el frontal de luz.



En el primer tramo caminarás junto a la orilla del embalse hasta el mirador de las Biescas.
A partir de aquí la ascensión pica para arriba atravesando un hayedo de cuento de hadas. Te dejará en el collado, desde el que enfilas de forma más o menos directa y sin pérdida, hacia la cumbre del Gilbo.


La vuelta tradicional regresa sobre sus pasos, pero te sugiero continuar por la arista. A pesar de ser una opción relativamente expuesta, es muy segura y con buenos agarres en todo momento.
Día 2 – Ruta de Las Salas a Puerto de las Señales
Antes de entrar en harina, dar las gracias y el crédito a Vidal Rioja de Pedrera Pindia, responsable del diseño de la ruta. Él ha sido gran promotor de la Montaña Palentina y como no… amigo del casi omnipresente Quico.
Lois
Si comienzas la ruta desde Las Salas, enseguida te encontrarás remontando la estrecha garganta del río Dueñas.

Nosotros, nada más al empezar, tenemos una interesante charla con un paisano de Salamón que nos pone en contexto.
“El oso es el olfato del bosque, el ciervo el oído y el buitre la vista”


Vicente nos habla del conflicto con los lobos; del pastor trashumante, que por allí, pasa una vez al año; de cómo los ciervos han desplazado a los corzos que se han visto forzados a bajar a los campos de cereal; de la restauración de la casa familiar y tantas otras interesantísimas cosas.
El asfalto termina en Lois, el pequeño pueblo de montaña, conocido por su enorme y desproporcionado templo de mármol. La Catedral de la Montaña.

Una vez dejes Lois, tomarás una pista de grava que serpentea por la unión del macizo de Mampodre y la montaña de Riaño. Algo más de 10 kilómetros de completa soledad y paisaje rural.
Maraña
Si como a mí, te gusta el montañismo, estoy seguro de que querrás volver a Maraña.


Acomodadas sus calles a modo de anfiteatro y de cara a la montaña, uno podría pasar horas imaginando vías de ascensión a los diferentes Dosmiles que configuran el Mampodre.
Por cierto… cuenta con un albergue, llevado con gran cariño para con la zona y perfecto para reponer fuerzas.
Ermita Virgen de Riosol
Otro buen tramo de pista, perfecta para nuestras gravel, te espera entre Maraña y la ermita de Riosol.

No olvides echar la vista atrás de vez en cuando, las diferentes caras del Mampodre ya no nos dejará hasta el final de etapa.
Puerto de La Tarna y Puerto de las Señales
La pendiente, tendida asciende amable pero sin pausa.
El relieve suave. Como la luz, que se filtra entre las últimas ramas del último bosque que alcanza la vista.
Horizonte contrastado hacia el sur, de luz y sombra que baña montañas, que parecen afilados colmillos de roca.
Sudor pegajoso en la piel y alegría contagiosa en el pecho.


Ascender un puerto de montaña al atardecer es genial. Compartirlo con gente bonita, único. Acampar en el puerto de Las Señales, con vistas a Pico del Lago y que un “furgonetero” te suba 3 cervezas bien frías para la cena…no tiene palabras.
Ojo al súper spot de pernocta que te dejo en Komoot. Y ya sabes, ¡llévate toda tu basura!
Día 3 – Ruta de Puerto de Las Señales a Las Salas

Si decidiste dormir en Las Señales, de buena mañana te espera un largo y precioso descenso. Una curva tras otra que se van abriendo paso entre bosques de pino y ribera.
Puebla de Lillo – Embalse de la Porma

Debido al tráfico, es posible que este corto tramo de 10 km sea el menos agradable. También cuenta con dos túneles donde vas a necesitar iluminación.
Pista de Primajas a Crémenes
Aunque las curvas dibujadas en el mapa puedan asustar, el trazado está, tan bien pensado, que asciende muy suavemente.
Tanto, que este último y solitario tramo te dejará un dulce sabor de boca para cerrar una circular perfecta.



En resumen
Si como yo pensabas que Castilla y León, era un seco páramo donde solo se pueden encontrar campos de cereal, espero haberte hecho cambiar de opinión.
También espero que las 3 rutas te inspiren a visitar y rodar por una región que guarda decenas de maravillas naturales, poco masificada y lista para ser explorada.
Preparativos para estas rutas por Castilla y León

Abrigo
Va a depender mucho de la época del año, pero ten en cuenta que las 3 rutas son en entorno de montaña. Los cambios del clima pueden ser bastante rápidos y drásticos.
Como norma general y en entornos de montaña, siempre llevo una capa de calor y otra cortavientos-impermeable.
Bicicleta

Una bicicleta tipo gravel es perfecta excepto para la ruta en torno al lago de Sanabria. En esta ruta agradecerás llevar ruedas anchas de tacos y suspensión.
Comida y Agua
Las dos rutas que transcurren por León y Burgos pasan por bastantes pueblos donde conseguir agua o incluso comida.
Sin embargo, en la ruta de Sanabria no hay ninguna población excepto al principio, por lo que deberás cargar tu comida. Fuentes de agua potable (que haya comprobado yo) solo en Laguna de los Peces y Refugio Vega del Conde.
Fotografía Álvaro Teixeira
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