Esta pequeña localidad de las merindades de Estella (Navarra) es nuestro reciente descubrimiento gracias a la organización de la primera prueba de Ancín Freeland Enduro Race.
Por sus abundantes manantiales y fuentes, a la zona se la conoce como “El pueblo de las aguas”, e incluso se dice «Todo tiene su fin… menos el vino en Viana, la paja en Sesma, y el agua en Ancín». Cuenta la leyenda que San Fausto Labrador hizo la petición de que después de su muerte fuera colocado a lomos de su caballería para dejarle donde Dios así lo quisiera. El animal vadeó varios ríos y al llegar al Ega tuvo sed, golpeó el suelo con sus patas y brotó agua donde ahora está colocada la Fuente del Lavadero. Verdad o no, pudimos comprobar por nuestros propios ojos que hay varias fuentes repartidas por el pueblo, así que puedes abastecerte si así lo necesitas.
3 rutas endureras en Ancín
A tener en cuenta:
En algunos tramos tendrás saltos y cortados en los que habrás de superar agujeros antes de la recepción. Ten el cuidado necesario y presta atención. Te ofreceremos alternativas más sencillas si no lo terminas de ver claro.
En Ancín tienen mucha afición por la bici de montaña y se han esforzado en arreglar y limpiar los senderos. Respeta prioridades cuando te encuentres con otras personas en las sendas, y si haces una parada de avituallamiento deja todo limpio tal y como te lo has encontrado.
La educación y el sentido común es fundamental para que todo el mundo podamos disfrutar de nuestras actividades.
Si bien todas las rutas tienen su atractivo, destacamos la primera. Solo por el segundo bajadón ya merece la pena. Sigue leyendo si quieres saber más.
Ruta 1 – La Nueva Zelanda ancineja
Lugares favoritos
- Bajada TC1 – bajada muy completa con un primer tramo bastante técnico y empinado, algún salto y una trialera que es lo más complicado de todo el descenso.
- Bajada TC3 – descenso de gran belleza, donde disfrutarás de senderos limpios y juguetones, curvas, saltos, peraltes y como colofón un rock garden muy divertido.
- Área recreativa – zona de esparcimiento perfecta para comer, encontrarás un monumento a los carboneros de Ancín.
Esta vez nos acompaña en la aventura Andoni, con el que quedamos en el área recreativa de Ancín. El día se presenta nublado, ventoso y frío, y justo cuando terminamos de prepararnos (chubasquero incluido), parece que se pone a llover.
No obstante, vencemos las ganas de anular la ruta y nos encaminamos hacia la montaña cruzando los dedos para que no llueva demasiado y no se moje nuestro equipo fotográfico.
Después de dejar atrás las casas del pueblo, empieza el ascenso por una pista pedregosa pero bastante cómoda. Aunque a ratos chispea y el viento ofrece una sensación térmica poco agradable, la subida con chubasquero se hace incómoda y decidimos hacer una parada para quitárnoslo, ya que no queremos acabar sudados y quedarnos fríos.
A nuestra izquierda observamos grandes hileras de olivos y a nuestra derecha, bosque. Continuamos nuestro camino hasta por fin entrar en una zona más frondosa. Como vamos entretenidos hablando, acallamos el croar de las ranas de una charca a nuestra izquierda. Nos acercamos un poco y vemos saltar a unas cuantas, pero nos quedamos con ganas de fotografiar alguna. Quizá en otra ocasión, que queda mucha ruta.
El ascenso continúa por pista de forma suave y tanto el terreno como la vegetación nos recuerda mucho a la que tenemos en Miranda, así que nos sentimos como en casa. Tomamos un desvío a mano derecha y llegamos a una zona despoblada de pradera por la que avanzamos unos metros para atravesarla girando a la derecha.
Aquí comienza la senda. No te emociones (o sí), que toca una ascensión bastante técnica con buena inclinación que pondrá al límite tus habilidades sobre la bici durante aproximadamente 500 m, para luego llanear por un sendero pedregoso con curvas entre vegetación bastante cerrada de boj.
¡Y empieza la bajada! Nos subimos las rodilleras, nos ajustamos el casco, comprobamos que nuestras suspensiones están abiertas listas para trabajar y nos ponemos al lío. Intenso comienzo: una corta trialera algo resbaladiza por culpa del “calabobos” y algunos pasos técnicos más.
Zonas más limpias con curvas, algún cortado, más trialeras y el plato fuerte del día: un rock garden inclinado con un cortado al final y curva cerrada a izquierdas con caída a la derecha. ¡Extrema las precauciones!
Seguimos descendiendo varias eses con buena inclinación que nunca se aprecia en las fotos y terreno algo suelto debido a los días de calor previos y la ausencia de lluvias. Haz un uso inteligente del freno si te encuentras en las mismas condiciones.
Después, el terreno relaja un poco así que aprovechamos para soltar algo de freno, y tras un pequeño salto, cruzamos una pista y seguimos descendiendo un poquito más hasta llegar a una valla con alambrada y un paso metálico.
Giramos hacia la derecha en el camino ancho y pedregoso que continuamos durante unos 300 metros, para tomar un peralte a izquierdas que da paso a una senda muy divertida. Casi 1 km de descenso por sendero rápido que disfrutarás sin duda si sabes elegir la mejor trazada para esquivar las vaguadas y aprovechar los elementos que la madre naturaleza te brinda.
Tras un tramo de sendero limpio entre pinar y unos cuantos peraltes llegamos de nuevo a la pista que hemos ascendido al principio. La hacemos en sentido contrario hasta encontrarnos de nuevo con nuestros vehículos. Aprovechamos para dejar el chubasquero a pesar de que amenaza lluvia y giramos a la izquierda en el siguiente cruce.
Comienza la segunda subida, una pista ancha que según va ganando en ascenso, gana también en cantidad de piedras. Es un terreno bastante suelto que exige constancia en la potencia de pedaleo y en el que la elección de la trazada es fundamental para no perder el equilibrio.
El ascenso va ganando inclinación a la vez que siguen aumentando las piedras. Me pregunto si anteriormente habrá sido un río, y el pensamiento se disipa cuando por fin coronamos la última rampa pedregosa y el camino empieza a ser más llevadero.
Por fin aparece todo lo que podemos desear: un discreto cartel de madera con la palabra “sendas” a nuestra izquierda nos hace olvidar la tediosa subida. El cruce se introduce en el bosque y se nos hace la boca agua. El camino se estrecha hasta ser un sendero con algunos saltos, raíces y curvas que fluye entre encinas y nos hace disfrutar como niños.
Pequeños tramos técnicos que combinan con peraltes y otros trechos de sendero limpios harán que no pierdas un ápice de interés en el descenso. Y llegamos a lo que sin duda es la joya de la corona. Por un momento, nos transportamos a Nueva Zelanda, atravesando zonas con una belleza asombrosa, maravillados por el verdor del musgo y líquenes que cubren la corteza de los árboles. Aprovecha a respirar bien hondo y disfruta del aire más puro.
Continuamos el descenso hasta llegar a una balsa, que bordeamos y giramos a la derecha para descender una pista entre bosque y volver a dar con el camino que nos deja de nuevo en el área recreativa, donde aprovechamos para comer.
Ruta 2 – FreEnduro
Lugares favoritos
- Tramo saltos 1 – bajada con una primera parte técnica muy asequible, después más limpia, con curvas y saltos en varios tramos del circuito.
- Tramo saltos 2 – sendero de dificultad técnica alta en su inicio. Luego relaja bastante, aunque encontrarás varios saltos durante todo el recorrido. En la parte de la pradera también hay alguno más, aunque puedes evitarlos bordeando el bosque por un sendero.
- Circuito dual slalom – pequeño circuito para echar un pique con colegas, practicar saltos y disfrutar de la bici de dirt.
- Mirador natural de piedra – sin duda merece la pena que pares a echar un vistazo y/o una foto.
Tras pasar la noche en la misma área recreativa de la ruta anterior, y sin haber amanecido aún, nos ponemos en marcha. Es una maravilla llenar los pulmones con aire limpio y fresco, aunque suponemos que no durará mucho debido a que está totalmente despejado.
Empezamos la subida por la pista que afrontamos en el segundo ascenso de la ruta anterior, sí, la de los “pedrolos”. Nos reímos diciendo que esta noche han ido a colocar más piedras para que suframos el doble, ya que el terreno nos parece aún más roto que la última vez.
Hacemos una parada antes de introducirnos en el bosque aprovechando que recién sale el sol y reanudamos la marcha. La verdad es que esta vez se nos hace más corta la subida y yo me aventuro a tomar una alternativa al último repecho pedregoso: un sendero estrecho que parece tener más inclinación que la pista, aunque solo de primeras. Un poco más adelante me permite volver a montarme en la bici y llego antes que Isra al cruce que tenemos que tomar.
A nuestra izquierda parte un sendero donde se lee “Alto de Bezabel”. Tendríamos que haber sospechado que eso implicaba seguir subiendo, porque es ver un sendero después de salir de una pista y pensar que implica bajada. ¡Pues no! Empezamos llaneando para acabar ascendiendo sin descanso entre bojs, madroños y encinas por una galería de vegetación muy bonita, en ocasiones técnica debido a las rocas y tocones del camino.
Por fin, la bajada. Apenas un kilómetro de sendero mixto, con un pequeño tramo inicial más técnico y rocoso, y el resto de descenso más limpio, con varias curvas y saltos.
Llegamos a una pradera y bajamos hasta encontrar la pista, que seguiremos durante unos pocos metros para tomar un desvío a la derecha, buscando introducirnos de nuevo en el bosque.
Otro camino ancho lleno de piedras (por si aún no tenías suficientes) nos sale al encuentro y ameniza nuestro ascenso, donde tenemos que concentrarnos al máximo para no perder el equilibrio. Disfrutamos de unos pocos metros de bajada y nos damos cuenta de que a nuestra izquierda dejamos el sendero de “Nueva Zelanda”. Sin duda volveremos, aunque no será esta mañana, ya que proseguimos por el siguiente desvío a nuestra zurda. Ascendemos por más piedras y una gran lastra y de nuevo disfrutamos de otro corto tramo de bajada.
Esta nos deja en una pista que debemos atravesar para tomar un estrecho sendero. Las rocas de la última parte de la senda antes de encumbrar ya nos dan pistas de cómo va a ser el descenso. Pero antes, nos deleitamos con las preciosas vistas desde un bello mirador de roca natural.
¡Hora de bajar! Muchísima precaución en el primer paso, una zona muy abrupta y técnica con grandes escalones de roca. Si continúas un poco más de frente, el giro a izquierdas será más leve, aunque tendrás que pelearte con un trozo más de tramo enriscado. Si no lo ves claro, bájate de la bici, vale más el poder seguir disfrutando de la ruta.
Un último tramo quebrado corto y ya puedes respirar con tranquilidad. El resto de la bajada es más llevadero, se trata de un sendero bastante recto con algunos pequeños saltos. Llegamos a un peralte que nos hace girar a izquierdas, descendemos por la pradera, un pequeño tramo de bosque, y giramos a izquierdas de nuevo para subir por la pista hasta llegar a la entrada del circuito de saltos.
Medio llaneando y medio descendiendo por terreno rocoso muy facilito, comienzan los saltos y wallrides. Al no conocerlo es muy probable que se te pase más de uno, aunque tampoco está de más que los mires bien primero antes de ponerte a saltar a lo loco. Hay varias trazadas, podrás elegir la que más se adecúe a tu nivel.
Como mencionamos al principio del artículo deberás tener precaución, ya que algunos son largos y tienen agujero en vez de meseta y no hay línea de escapatoria. Además, si hacemos uso de ellos, pero no se arreglan, se irán deteriorando con el tiempo y es buena idea pararse y comprobar su estado antes de lanzarse a ciegas a realizar el salto.
Al terminar la línea de saltos hay a mano izquierda otra área de esparcimiento con árboles, una fuente y una mesa que sin duda es un pequeño oasis para los días de calor.
Si te has quedado con ganas de saltar, pero no te apetece subir de nuevo, tienes otra alternativa. Saliendo del pueblo por la carretera principal, tomamos a la izquierda una pista al lado de la fábrica de jamones que da a un circuito de dual slalom, que si bien está preparado para bicis tipo dirt, puedes pasar un buen rato “echando un pique” con tus compis de ruta, o practicando alguno de los saltos.
Este circuito lo arregla David, un chico del pueblo que invierte su tiempo adecentando los saltos. Así que se agradece que lo trates con respeto y cuidado y que te lleves contigo la basura que generes, que parezca que ni siquiera hayas estado.
Ruta 3 – Piedramillera
Lugares favoritos
- Encina de las 3 patas – pequeña campa donde se sitúa esta encina milenaria. Tienes un banquito donde poder sentarte un rato.
- Portillo de Piedramillera – un vistoso mirador 180º entre dos rocas.
En esta ocasión partimos del ayuntamiento, cuya sede se sitúa en la vieja estación de ferrocarril rehabilitada. Si se te ha olvidado traer agua, puedes rellenar tu mochila de hidratación o botellín en las fuentes de la zona. Tienes una justo detrás del edificio y también otra cruzando el parque a mano izquierda dirección a las piscinas municipales.
Salimos del pueblo por la carretera principal a mano izquierda, giramos a la derecha y enseguida tomamos el desvío también a derechas para encaminarnos hacia el monte por una pista de tierra muy asequible que va ganando elevación poco a poco.
Los girasoles ya están casi secos y es temporada de moras, así que paramos en un lado del camino para recoger alguna.
Proseguimos durante un par de kilómetros y tomamos un estrecho sendero a nuestra derecha. Nuevamente nos transporta a nuestro pequeño edén en Miranda tanto por el tipo de terreno como por la vegetación. Tras superar un corto tramo técnico, volvemos a la pista que continuaremos unos metros hasta encontrar otro desvío por senda a la derecha.
Ascendemos hasta el Portillo de Piedramillera, un paso entre roca con bonitas vistas donde sin duda merece la pena realizar una parada y admirar el paisaje
Nos emocionamos viendo que ahora toca un tramo de bajada, pero es tan corto que nos quedamos con las ganas. Tras otra pequeña subida, descendemos por una zona de rocas muy divertida que enseguida da paso a un sendero más limpio entre bosque para acabar desembocando en una pista ancha.
La seguimos durante unos doscientos metros y giramos a la izquierda por un sendero precioso que atraviesa un bosque de robles, encinas y boj. Esta senda la haremos de vuelta también en sentido inverso, para ahorrarnos un tramo de pista que transcurre paralelamente.
De nuevo el sendero se nos hace corto y volvemos a encontrarnos con la pista que continuaremos por nuestra izquierda hasta llegar a un cruce. Tomamos el camino a la derecha hasta llegar a una zona más abierta donde nos encontramos algún ejemplar de encina bastante antiguo y con La Encina de las Tres Patas, un árbol milenario de gran porte y belleza. Aprovechamos para pasar a su interior y admirar las formas dibujadas en su corteza, sin duda es un ejemplar curioso.
Reanudamos la marcha por la pista para tomar un sendero a nuestra izquierda algo técnico en algunos puntos debido al suelo rocoso aunque sin demasiada dificultad. A pesar de que su tendencia es descender, nos encontramos algún repecho técnico y alguna parte de llaneo. No obstante, sin duda hemos elegido el sentido bueno, ya que hacerlo en dirección opuesta supondría ascender zonas técnicas más largas.
De nuevo nos encontramos en la encina. Si no la has visto antes, puedes parar ahora. Hay un banquito donde poder hacer un pequeño alto en el camino y reponer fuerzas con lo que lleves en la mochila.
Deshacemos el camino de ida, volviendo a tomar el sendero entre bosque. Si te flaquean las fuerzas, siempre puedes optar por seguir la pista, ambos llegan al mismo punto. Giramos a la izquierda y seguimos unos pocos metros hasta encontrarnos con una finca arada, ¿ves el bosque a tu derecha?, toma el discreto sendero entre la vegetación y asciende unos metros con una pendiente del 12-13%. No te preocupes, que ya empieza la bajada: un kilómetro con algo de inclinación a tramos técnico, pero muy llevadero.
Tras otro repecho de unos pocos metros, soltamos freno por un sendero muy estrecho y rápido bastante recto entre una galería de vegetación hasta llegar a un polígono industrial. Lo atravesamos y salimos a la carretera de Ancín, rodeando el último tramo por otro sendero que nos llama la atención.
Es cortito y discurre al lado del río Ega, para acabar cruzándolo por un puente. A mano derecha tienes un área de esparcimiento con una mesa y bancos, e incluso una zona de baño si hace mucho calor.
La bicicleta ideal para esta ruta
Para una mayor comodidad la bicicleta ideal de montaña sería de doble suspensión, aunque dependiendo de tus habilidades técnicas, podrías utilizar una rígida.
El mínimo de la medida de las cubiertas lo establecería en 2.30 pulgadas, para evitar llantazos, ya que hay algunas zonas pedregosas. Puedes utilizar ruedas de 26, 27.5 o 29 pulgadas.
Preparativos
Agua
Tienes varias fuentes en el pueblo de Ancín. No obstante, nosotros preferimos siempre partir con las provisiones tanto de agua como de comida necesaria para afrontar la ruta.
Equipo
Es muy importante equiparnos con lo necesario para disfrutar con seguridad de una actividad como el enduro. Usa casco (de preferencia integral) y rodilleras, si ves preciso añadir unas coderas o un peto, hazlo. Ponte guantes, mejor con algo de protección añadida, para evitar arañazos o golpes. Utiliza prendas adecuadas a las condiciones meteorológicas.
Clima
En Ancín los veranos son cálidos y secos y en invierno la temperatura es fría. Este verano está siendo especialmente caluroso y seco, por lo que el terreno está bastante suelto. En invierno, debido a que generalmente los caminos son bastante pedregosos el agua se drena bien, por lo que no suele formarse mucho barro pegajoso.
Comida
El entorno es natural, por lo que no encontrarás bares o restaurantes excepto en el propio pueblo. Lleva en tu mochila lo que necesites para afrontar tu ruta.
Al finalizar la ruta
En Ancín puedes tomarte una cerveza fresquita en el bar de las piscinas y comer en el bar restaurante Iribia. También puedes traerte comida y disfrutarla en las distintas zonas recreativas que te hemos comentado en las rutas. Recuerda dejarlo todo limpio.
Si hace mucho calor, puedes bañarte en el río Ega o en las piscinas municipales en época estival. Si lo prefieres, tienes una magnífica vía verde para soltar pierna por la antigua vía del ferrocarril vasco-navarro.
Fotografía Ana Díaz de Tuesta e Israel Murria (i2fotos)
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