La ruta por las Islas Canarias siguió de Lanzarote a Fuerteventura, una de las siete islas que conforman el archipiélago y que se sitúa a solamente 100 km del continente africano y a 11 km de Lanzarote. Expertos geólogos decretaron esta isla como la más antigua de todas ellas con una edad aproximada de 21 millones de años.
La sede mundial del campeonato de windsurf y kitesurf siguió sorprendiéndome a cada pedalada. Atrás dejaba las casas blancas, los volcanes negros y las verdes praderas con flores amarillas para dar paso a un paisaje desértico, burros y cabras salvajes y pistas gravel solitarias.

Conocida como la isla tranquila, Fuerteventura cuenta con increíbles playas interminables de tonos azules y aguas transparentes, grandes olas, viento que puede volverse tu gran enemigo en ruta, unas carreteras gravel dignas de disfrutar y un entorno increíble para la acampada libre. Pedalear Fuerteventura es una experiencia única que, a veces, te transporta a Arizona, la Puna argentina o el desierto de Atacama.
Con una orografía y desniveles muy suaves, Fuerteventura no es exigente físicamente y deja que la exprimas a cada segundo. Recorreremos las carreteras y pistas más emblemáticas de esta isla milenaria desde la costa hasta sus zonas altas en el centro para finalizar en la salvaje playa de Cofete, la guinda del pastel.
Ruta ciclista de Cofete a Morro Jable (solo ida)
- Visitas obligadas: playa de Cofete, mirador de Cofete, barranco de los canarios y villa Winter (casa nazi donde se dice pudo ser el refugio de Hitler). Toda esta zona es de especial interés para la conservación de aves y fauna autóctona.
- Lugares para comer y dormir: es un lugar bastante virgen hasta el momento. Solo dispone de un bar y cualquier lugar es bueno para echar la tienda de campaña o hacer vivac. Nosotros lo hicimos en el propio mirador. Eso sí, ¡preparaos para el viento!
Uno de los lugares más bonitos y salvajes de la isla tranquila es la playa de Cofete. Cualquiera que conoce Fuerteventura un poco, lo primero que te recomienda es que subas a golpe de pedal hasta, al menos, su mirador para contemplar probablemente uno de los lugares más vírgenes de la isla y conozcas la casa Winter, que esconde tesoros nazis y un pasado muy oscuro.

Esta playa de más de 9 km de largo está protegida por el Macizo de Jandía y la montaña más alta de la isla, el Pico de la Zarza a 807 metros. Desde Morro Jable, lugar donde se ubica el puerto con las navieras, existen dos opciones para llegar hasta nuestro destino. Uno de ellos es monte donde tendremos que empujar las bicicletas en toda la subida. La segunda opción es una pista gravel concurrida por los turistas con coches que no quieren perderse este paraje. Si bien es verdad que la primera opción era muy tentadora debido a los increíbles barrancos, el cansancio acumulado de haber recorrido toda la isla pudo con nosotros y optamos por la opción más “fácil”. Y bien que disfrutamos.



El comienzo de la pista desde que una se desvía en Morro Jable (indicado como Cofete- El Puertito), se hace muy llevadera pues es prácticamente una carretera llana en los primeros 8,5 km con vistas al mar hacia un lado, y los barrancos hacia otro. A partir de aquí es cuando comienza la carretera serpenteante en la que pronto te das cuenta de que hay que tener cuidado con los coches turísticos pues, rara vez, ellos la tienen contigo.
Para llegar al mirador, los últimos kilómetros se ponen algo más duros, y es aquí donde realmente hacemos la mayoría de desnivel acumulado. Sin embargo, lo amenizamos con música, unas paradas para tomar fotografías y bromeamos con la recompensa: una botella de vino que Dani ha comprado y que carga en sus alforjas para hacer un brindis cuando lleguemos a destino y nos pongamos a cenar.


Y así es cómo lo hicimos. Cuando llegamos al mirador, nos quedamos tan perplejos de las vistas, la calima cubriendo las montañas y el atardecer en todo su esplendor que decidimos hacer caso a nuestro instinto y fijar campamento en aquel mirador; probablemente el sitio más ventoso del lugar para hacer vivac. Pero teníamos vino, unos buenos sacos y una cena rica, ¿se puede pedir algo más?; ¡probablemente el haber podido dormir un poco mejor!
Ruta de bikepacking por el centro de la isla
- Visitas obligadas: Betancuria, Mirador del Rico de las Peñas, Pájara, The Animal Academy Refugio (Tesejerague), el puerto de La Pared.
- Lugares para comer y dormir: tanto en Betancuria como en Pájara podremos encontrar alojamientos disponibles, además de restaurantes y bares donde picar, comer y tomar algo. La acampada libre en el lugar donde indico en komoot es también un verdadero paraíso.

Cerca del Valle de Santa Inés me despedí de Dani, Judith y Anna, con los que había vuelto a coincidir de nuevo de total casualidad el día anterior. Después de haber pasado la noche juntos en un hospedaje con encanto majorero, y tras una ducha y un buen desayuno –siempre tan importante- salimos en direcciones opuestas y con un “nos vemos pronto” como despido habitual después de haber cruzado caminos en varias ocasiones.




Aquella mañana hacía mucho calor, y aunque con algo de calima, el sol empezaba a pegar fuerte desde la mañana. Cuando llegué a la zona más alta del Valle de Santa Inés, unos lugareños afirmaron lo que ya estaba sintiendo y fue precisamente el “¡vas a sudar bien, niña!” Pero una lo hace porque quiere y, porque disfruta, aunque muchos no lo entiendan.
Y así es como poquito a poquito fui comenzando a encarar las subidas cruzándome con varios ciclistas de carretera y con señales que alertaban de la frecuencia de los mismos. Aquel día no iba con prisa ni me había puesto más objetivo que el de disfrutar y entrenar un poco para lo que me venía en Gran Canaria, puros desniveles.


La subida resultó ser increíble. Dejaba el desierto atrás para empezar a ver algo de verde a los costados de la carretera; palmeras, flores autóctonas y carreteras bastante solitarias. Así es cómo llegué a Betancuria, no sin antes parar en el mirador a comerme un aguacate con pan y un poco de aceite de oliva. Pura gasolina ciclista.
Betancuria me pareció bonito pero apagado; muchas restricciones covid para un pueblo tan enfocado al turismo. Así que seguí una pista gravel debajo de la carretera pavimentada que disfruté como una enana. Sin embargo, la imposibilidad de encontrar un lugar plano donde poder colocar mi tienda y poder leer un poco hizo que siguiera subiendo entre barrancos y disfrutando de una luz extraordinaria de subida. Me recordó mucho al Alto Atlas de Marruecos y así es cómo llegué al segundo mirador, al de Risco de las Peñas donde pude divisar un atardecer increíble en soledad.


Con el tiempo justo, salí cuesta abajo en busca de un lugar de acampada para disfrutar de la salida de la luna llena de aquella noche. Acabé encontrando un lugar mágico, aunque no tanto como la luna, para terminar a primera hora de la mañana siguiente disfrutando de los burros y animales de la isla rescatados por Belén y su equipo en The Animal Academy Refugio de Tesejerague. ¡No dudéis en colaborar con ellos si pasáis por allí!
Ruta circular de bikepacking desde Corralejo
- Visitas obligadas: El cotillo, Montaña Colorada, Corralejo y sus dunas dentro del Parque Natural de Corralejo.
- Lugares para comer y dormir: Corralejo dispone de mucha oferta, desde hostales hasta Airbnb u hoteles. Así como para comer. En El Cotillo no se pierdan Happy Cactus, ¡un restaurante vegetariano y vegano con unas hamburguesas increíbles!
“Corralejo es una colonia italiana”, me dijeron bajándome del ferry que me traía desde Lanzarote. Aquella mañana me había reencontrado con Sebas, un alemán que había conocido en Famara y que también iba en bicicleta. Después de compartir unas ricas papas con mojo –plato típico de la isla- nos volvimos a separar con rumbos diferentes.



Salí de Corralejo con las alforjas llenas de comida fresca y muchas ganas de descubrir la isla en general. La carretera de la costa está aún sin asfaltar. Sin embargo, poco le queda. A medio camino, tras un pueblito pesquero, me topé con una apisonadora de cemento y me pregunté si a eso le llaman desarrollo. Algo que me recordó a algunos viajes por el continente africano o las charlas con tibetanos en el norte de India. Al menos tuve la suerte de poder disfrutar del traqueteo de una pista muy transitada por coches en busca de olas y viento.

De esta forma llegué a El Cotillo donde paré a tomar un zumo y volví a reencontrarme con Dani, Anna y Judith. Otra vez más, ¡increíble! Así es como acabamos un buen rato entre comida, café y más compras en el que sería el último lugar grande por el que pasaríamos hasta el sur de la isla.
El Cotillo podría ser la “Famara de Fuerteventura”; por su estilo desenfadado, hippy y ambiente surfero. Un lugar en el que no me hubiera importado quedarme unos días. Se respira paz y tranquilidad.



Sin embargo, la bicicleta y la ruta siempre acaban llamando. El rumbo era medio circular, desde El Cotillo hasta Lajares por otra pista muy disfrutona. Seguido, la montaña Colorada y el Calderón Hondo para acabar la vuelta de nuevo en Corralejo. Una vuelta fácil, para todo tipo de niveles y que se disfruta en todos los sentidos. Recordar cargar con agua, aunque podremos rellenarla en los pueblos por los que cruzamos.
Fuerteventura en resumen
Pedalear Fuerteventura es pedalear por Arizona, norte de Chile o puna argentina a la vez. La isla más árida y la isla más tranquila me brindó paisajes lunares, entornos hostiles y la sensación de haber disfrutado un montón. Desde su zona más alta, sus acantilados en el bravo mar, sus vírgenes playas hasta sus montañas y pasos del centro. Fuerteventura es otro mundo dentro de las Islas Canarias. Como cada una de ellas, nos hace disfrutar de cosas diferentes a la anterior y nos pone en valor diferentes perspectivas.

Estas tres rutas son para cualquier condición física. No son rutas muy exigentes sino al contrario, agradecidas. Podría decir que Fuerteventura es una isla perfecta para aquellas personas que se quieran iniciar en el bikepacking o ciclismo sin prisa, y vayan aprendiendo a cada pedalada el sentido y códigos de viajar en bicicleta. La isla tranquila no te dará más que eso y… una sonrisa. De eso estoy segura. Ahora descarguen las rutas en Komoot, compren un viaje de ida y ¡disfruten! La vuelta será más complicada.
La bicicleta adecuada para estas rutas

Fuerteventura no es una isla con demasiados desniveles, sin embargo, para el estado de las tres rutas que vamos a proponer, la bicicleta más recomendable sería una gravel. Se podría llevar a cabo también con una btt o híbrida.
Como viene siendo costumbre, alternaremos gravel con algo de asfalto y caminos un poco más técnicos buscando siempre la belleza de todos ellos. Por mi parte, sigo siendo fiel a mi compañera La Loma, una Tout Terrain con rodado 27.5″ y 2.8″ y 3.0″ de ancho, que se adaptan a todo tipo de terreno.
Si bien es verdad que pisaremos asfalto en la zona central de la isla, el resto de las rutas y la mayoría de los caminos de la misma se desarrollan sobre pistas gravel. De esta forma recomiendo cubiertas de al menos 2.0” pues la calidad de las carreteras no es la más óptima y tanto la bicicleta como nosotros mismos, podemos acabar dañándonos algo y finalizar cansados del traqueteo y rugosidad de las mismas.
Preparativos para recorrer Fuerteventura

Clima
Si Lanzarote vive en una eterna primavera, Fuerteventura podría ser prima- hermana de ella. Pese a que solo las separan treinta y cinco minutos de trayecto en ferry, la orografía y el terreno se sienten diferentes. Mientras en Lanzarote puedes disfrutar de zonas verdes, Fuerteventura es un desierto con una temperatura media anual de 21 grados.
Aquí llueve muchísimo menos debido a que el viento sopla de forma constante. A las nubes cargadas de humedad las arrastran los vientos alisios debido a que no encuentran obstáculos montañosos en donde descargar la lluvia. Sin embargo, son las plantas autóctonas las que suministran el agua en la isla; increíble pero cierto.
Ropa
Teniendo en cuenta que las precipitaciones son muy escasas, la temperatura rondando de media los 20 grados y un viento que sopla muy fuerte, podremos vestir y llenar nuestras alforjas/bolsas/mochila con ropa de verano y una chaqueta fina o chubasquero cortavientos para los momentos donde este sople más fuerte. Siempre es aconsejable revisar la meteorología un día antes de empezar la aventura.
Comida
Pedalear por cualquiera de las Islas Canarias es un placer para los sentidos culinarios. Bien es verdad que en Fuerteventura hay que ser un poco más precavidos, puesto que hay rutas donde no encontraremos pueblos donde comer o comprar comida de forma tan frecuente. Recomiendo cargar al menos una comida o snacks en el caso en que nos vayamos a salir de la pista.
Agua
¡Muy importante! Debido a las temperaturas en la isla, seremos propensos a consumir más agua que en temperaturas más bajas. A ello le añadimos que no existen fuentes públicas ni acceso a casas si te encuentras en medio de la nada –muy usual en esta isla. Para ello estudiaremos bien el mapa en komoot y cargaremos al menos 3 litros de agua potable para las salidas. En el peor de los casos, siempre podrá pasar algún coche con turistas o lugareños al que podremos parar y preguntar si nos regalarían un poco de agua.
Tened en cuenta también que en Fuerteventura el agua no es potable. Recordad que estamos en una isla y la calidad del agua no es la mejor. Existen dos opciones: llevar un filtro o comprar agua en cada parada que hagamos en una tienda o supermercado.
Acampada
Probablemente de todas las Islas Canarias, Fuerteventura sea la más relajada para acampar al aire libre. Al igual que tiene sus desventajas en el acceso al agua o a casas donde poder pedir un poco, tiene la gran ventaja de que, por esas mismas razones de despoblación y desolación, la acampada sea increíble.
El único enemigo que pienso podríamos encontrarnos sería el fuerte viento. Existen casas abandonadas en las zonas más inhóspitas como en las rutas en paralelo a la costa donde las paredes en ruinas nos aguardarán de las fuertes rachas. Es aconsejable acampar un poco lejos de las pistas, zonas transitadas en su mayoría por surferos.
Seguridad en la bicicleta
Fuerteventura es una isla muy tranquila. Sus locales, mejor conocidos como majoreros, son tranquilos, amables y respetuosos con el viajero. Se siente que todavía es una isla virgen, poco explotada de turismo masivo en su gran superficie (menos en Costa Calma), con un ambiente hippy y de amantes de los deportes de agua muy bonito.
En cuanto al terreno, tened en cuenta que existe una carretera que cruza la isla y muchas pistas gravel que son recorridas a diario por vehículos en busca de olas así que siempre casco, guantes –en caso de caída- y las ruedas un poco deshinchadas para rodar mejor sobre el traqueteo de las mismas.
Fotografía Ana Zamorano
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