Lanzarote, muy próxima al continente africano es la isla más oriental de las Islas Canarias y es realmente una isla muy diferente. Particularmente y, desde que estuve en Islandia, me refiero a ella como “la Islandia española”; con la gran diferencia de que aquí escasean el hielo y el frío. Lo que es cierto es que es una isla de geología, oasis de palmeras, tierras volcánicas, caminos que se abren entre lava solidificada e increíbles olas que atraen a surferos de todo el mundo.
Si bien es verdad que esta isla de contrastes entre el negro del paisaje y el blanco de sus casas vive en una eterna primavera, con sol a diario y una temperatura media anual de 21 grados con atardeceres increíbles.
Durante esta visita, el temporal Filomena que provenía del Sahara hizo que pudiera disfrutar de un paisaje muy inusual. El verde y las flores amarillas florecían a medida que sumaba kilómetros, haciendo de la isla un lugar todavía más único. El mágico efecto Lanzarote estaba más presente que nunca.
Con una orografía relativamente llana en comparación con las demás Islas Canarias, su altura media está por debajo de los 400 metros. Los múltiples cráteres volcánicos de escasa altura y agrupados formando alineaciones con una misma orientación, nos darán una idea de los cambios que provocaron las diferentes erupciones de hace miles de años.
La bicicleta ideal para estas rutas
Teniendo en cuenta la geografía de la isla, se tiene la opción de elegir entre carretera o pistas. Se puede recorrer la isla en cualquiera de estas modalidades o mezclando ambos tipos de terreno, como es el caso de estas tres de mis rutas favoritas que publico en Komoot.
Sin embargo, y como siempre, alternar caminos remotos entra dentro de los planes de cada ruta sin dejar de lado algunos bonitos pasos de montaña por asfalto. Para ello, seguí siendo fiel a mi bicicleta de aventura con 27.5 x 3″. De igual manera, la opción de bicicleta gravel con cubiertas de al menos 2.3” valdría perfectamente para disfrutar de la isla.
Desde la costa, donde el oleaje rompe sobre grandes acantilados o playas, hasta las tierras volcánicas en el parque nacional Timanfaya o la isla de La Graciosa, Lanzarote se deja disfrutar de forma intensa, con una gran sonrisa en la boca y un “wow” a cada pedalada.
Teniendo en cuenta que estas rutas están pensadas sobre terrenos gravel, elegiría una btt para poder disfrutar de las piedras volcánicas sin hundirme en ellas. ¡Algo que disfruté cabalgando sobre las 3.0” que viste mi bicicleta!
Preparativos
- Clima: Lanzarote es la isla de la primavera eterna. Diríamos que tiene dos estaciones; la primavera que va de octubre a abril y, el verano durante el resto del año. Como en todas las Islas Canarias, Lanzarote goza de un clima subtropical, con escasas lluvias, pero con continuos vientos alisios; algo que tener en cuenta cuando uno se sube a la bicicleta.
- Ropa adaptada a cada estación: siempre es importante chequear el clima pese a que tenemos una garantía de que “casi nunca” llueve en la isla. Recomendaría cargar un chubasquero pues la sensación térmica cuando se va el sol desciende debido al viento del Atlántico. Fácilmente podríamos vestir ropa de verano con el añadido de un chubasquero o un plumón fino en este caso.
- Comida: de nuevo nos encontramos pedaleando en una zona en la que abundan los pueblitos donde podremos parar a reponer comida o fuerza en alguna terraza mientras descansamos. No se olviden que unas papas con mojo picón –típico en las Islas Canarias- son el mejor alimento para seguir ruteando con energía.
- Agua: importante este punto. Hay que tener en cuenta que estamos en una isla y que la calidad del agua no es la mejor. Hasta la gente local compra agua embotellada pues el agua de grifo es obtenida y desalinizada del mar; su sabor no es el mejor. No existen fuentes públicas así que hay que tener en cuenta la planificación anterior de las rutas y el clima para no quedarnos con los bidones vacíos. En el peor de los casos, siempre habrá un alma caritativa que nos los rellene, pero, siempre teniendo en cuenta que habría que tener la suerte de estar cerca de una población o carretera donde pasaran coches.
- Acampada: la libre acampada está prohibida en todo el país. Sin embargo, si uno se esconde bien, deja todo limpio, no hace fuego y deja todo tal cual lo ha encontrado, no habrá ningún problema. Especial cuidado en el Parque Nacional de Timanfaya donde, de vez en cuando, los guardas del parque hacen rastreos nocturnos para que todo esté bien. En caso de acampar en terreno privado, preguntar antes –si se tiene la posibilidad- o buscar algún otro lugar que no añada problemas a la situación. La gente canaria es muy maja y entenderán el por qué necesitas un hueco de su terreno ¡Aun así recomiendo siempre preguntar!
- Seguridad en la bicicleta: ¡siempre, siempre lleva casco y asegúrate de que las cubiertas no están muy desgastadas! Ten en cuenta que la piedra de lava que predomina en Lanzarote corta y tiende a rajar las cubiertas. Importante, como siempre comprobar que todo está bien antes de comenzar marcha.
Rutas para descubrir la magia de Lanzarote
La Geria, una ruta en bicicleta con vino, viñedos y volcanes
- Distancia: 28,6km
- Elevación ganada: 350m
- Elevación perdida: 390m
- Duración: una jornada
- Visitas obligadas: Parque Nacional de Timanfaya y su volcán del Cuervo, Uga, Yaiza
- Lugares para comer y dormir: es posible acampar con cuidado –fuera del parque nacional y pediendo permiso en lugares privados- además de las múltiples casas en alquiler vacacional que existen como oferta. Cualquier bar en Uga o Yaiza es bueno para un aperitivo.
En la ‘Islandia española’ las sorpresas no cesan de aparecer ante nuestros ojos. Uno de los paisajes más emblemáticos es el que nos brinda la zona de La Geria; un paraje vinícola, único y característico en la isla para todos aquellos que quieran ver viñedos naciendo en grandes hoyos cavados en ceniza volcánica. A su vez, rodeados por muros de piedra que las protegen de los vientos tan característicos. Y qué mejor medio que conocer toda esta zona sobre dos ruedas, con tiempo suficiente para parar y charlar con los trabajadores e incluso hacer una cata de vino de Malvasía volcánica y queso local.
Así es como emprendo camino desde la famosa montaña del Cuervo, en el Parque Nacional de Timanfaya, en dirección al pueblo de Yaiza pasando por la famosa ruta que me lleva a redescubrir la tierra de las vides y de fuertes contraste del color de sus suelos trasladándonos en el tiempo a las erupciones que a primeros del siglo XVIII cambiaron para siempre la orografía de la isla.
El viento corre a mi favor, algo que se da pocas veces en la isla, así que aprovecho a llegar lo más rápido posible a la ruta y que la buena luz de primera hora de la mañana contrastada con el negro del paisaje me siga impresionando. Después de una mini cuesta me encuentro con las primeras gerias y una pequeña bodega.
Paro en el arcén y le pregunto al trabajador cómo se encuentra y qué tal han venido las lluvias de este temporal que acababa de pasar; “bien mi niña, aunque el agua aquí nunca es suficiente”. Me encanta el hablar de estas gentes, tan suave y agradable, pienso. Seguido me explica algo que no sabía “la ceniza volcánica ayuda a proteger las vides y conserva la humedad”
Y de esta forma es cómo entre vino, viñedos y volcanes, mi paladar e imaginación vuelan alto, al ritmo del viento, al ritmo de la bicicleta divisando el mar en el horizonte hasta que llego a Uga. Pese a que son mis últimos días en la isla, los pueblos me siguen sorprendiendo y encantando. La energía está tan latente a cada paso que es difícil explicar, ¡sólo hay que ir para sentirla! Yaiza parece más tranquilo de lo que recordaba, en un día que el sol pega fuerte. De esta forma, completo el día haciendo una circular que acaba sin mucho más encanto en Tías, donde unas papas con mojo me esperan.
Ruta en bicicleta de Famara al Parque Nacional de Timanfaya
- Distancia: 27,1km
- Elevación ganada: 470m
- Elevación perdida: 140m
- Duración: un día
- Visitas obligadas: Famara, Volcán del Cuervo, montaña Bermeja, Timanfaya
- Lugares para comer y dormir: ¡acampar fuera del parque nacional es la mejor opción!
Famara es uno de esos sitios que cuesta dejar. Atrapa a cualquier viajero que se mueva con el flow de las olas y la vida calma. Después de tres días descansando rodeada de gente de todo Europa, la ruta me llamaba de nuevo. Lo que no sabía era que iba a ser mi día favorito en toda la isla.
A escasos kilómetros del punto de salida, disfrutando de unas de las pistas más bonitas de Lanzarote, dos ciclistas me sorprenden en el camino. “¡Ey! Tú eres Ana, ¿no?” Así es como conozco a Matteo, creador de la increíble ruta GranGuanche que atraviesa todas las Islas Canarias por tres tipos de terrenos. Junto a él, Simon, que escapa de las restricciones de Alemania. Así es como los tres, con Matteo guiándonos hacemos un buen team . Este día termina siendo algo realmente espectacular.
Pese a los problemas técnicos de Simon en su rueda, seguimos avanzando a un buen ritmo entre caminos trazados entre la lava solidificada, piedras sueltas y un poquito de asfalto para conectar caminos. Vamos compartiendo aventuras y desventuras de aquí y de allí y se hace ameno mientras volamos el dron o nos hacemos fotos los unos a los otros.
¡Cada paisaje parece de un planeta diferente! Matteo se ríe cuando afirmo que parece Marte, aunque nunca haya estado. Caldera Trasera, montaña Tinache, Coruja, Ortiz… todos perfectamente alineados por las placas tectónicas y súper interesantes de conocer y pedalear a sus faldas. Prácticamente todo el recorrido discurre dentro del Parque Nacional los Volcanes así que todo cuidado con la basura que generamos es todavía mayor.
Al atardecer, la montaña roja deja que se afloren sus colores y paramos un momento a conectar y ver los alrededores, verdes y amarillentos en contraste con el negro y rojo del lugar donde estamos. El día no podría tener un mejor final que dando la vuelta al famoso Volcán del Cuervo donde encuentro, fuera del parque nacional y tras despedirnos, el mejor lugar que podría imaginar para acampar: cuatro paredes que me refugian del viento rodeada de un ambiente negro y remoto.
Ruta ciclista por La Graciosa
- Distancia: 46,9km
- Elevación ganada: 280m
- Elevación perdida: 320m
- Duración: se puede llevar a cabo en un día.
- Visitas obligadas: playa de Las Conchas, Montaña Clara y Alegranza, Montaña Bermeja, Caleta de Sebo, riscos de Famara y Órzola.
- Lugares para comer y dormir: cualquier bar del centro de Sodupe sirve buenos pintxos, bocatas y platos combinados en fines de semana.
Si tendría que definir esta pequeña isla de La Graciosa en dos palabras serían: paraíso gravel. Será probablemente uno de los pocos lugares en Europa que no tiene carreteras de asfalto. Desde el norte de Lanzarote, La Graciosa se divisa imponente y relativamente cerca. En un ferry que tarda escasa media hora llegas al primero de los dos pueblitos que hay en esta pequeña isla que pertenece a Lanzarote.
Increíble pensar que a primeros de enero la temperatura sea tan agradable y el sol caliente tanto. Me toca un día despejado donde la visión es plena y me permite contemplar los volcanes y playas vírgenes que hacen de este pequeño islote un paraíso. Lo que no sabía antes de empezar a pedalear es que disfrutaría tanto de ella.
Con suficiente agua y comida para el día y lo indispensable en las alforjas, además de una buena dosis de crema solar, encaro la primera cuesta que me aleja del pueblo y me pone en perspectiva frente a los riscos de Lanzarote, con un velero navegando de por medio. Comienzo la ruta por unos caminos rojizos y marroncitos que me trasladan a Salta, en el norte de Argentina. Sin haber leído nada sobre los lugares de la isla de forma previa, todo me sorprende. Especialmente cuando llego a la Playa de Las Conchas, catalogada como una de las más bonitas de las islas.
Me refugio en una sombra mientras las olas empujan con fuerza y la montaña Bermeja luce solitaria relativamente cerca. Fijando rumbo al norte, paro a cada lado de la costa a admirar el paisaje, a sacar fotos… entusiasmada llego hasta casi el final de la isla, muy cerca de la montaña Amarilla, donde decido hacer vivac tratándome de refugiar del viento en un murito. Mientras coloco todo, veo a los surferos retirarse del agua mientras el sol empieza a caer. Una noche estrellada y mágica.
Al día siguiente y, después de un desayuno a base de pan y peanut butter, termino de hacer la casi-vuelta a la zona norte deshaciendo camino y volviendo a Caleta de Sebo muy justa para pillar el último ferry del día. Una isla perfecta para sentir la energía del mar y de los volcanes que la rodean.
El efecto Lanzarote
Lanzarote es la isla mágica. No sólo por su eterna primavera sino por sus contrastes y lugareños; sus volcanes y calderas y su lava a cada lado de la carretera. Que esta isla tiene un potencial gravel increíble es más que evidente, sin embargo, uno no siente su energía hasta que está en el lugar.
Estas tres rutas, subidas a Komoot, han sido mis tres favoritas por todo lo que conllevan, desde explorar sus rincones más secretos hasta sus zonas más conocidas, siempre de una forma diferente. Y qué mejor que sobre ruedas, para disfrutar de una forma lenta, al son – o en contra- del viento.
Rutas muy agradecidas para cualquier condición física, que permiten que acabes la jornada con una sonrisa en la boca y… ¡con ganas de más! El efecto Lanzarote hará que vuelva y vuelva y, de lo que estoy segura, es de que nunca me terminará de sorprender. Del negro al blanco, un gran abanico de colores y emociones; y es que, así es Lanzarote.