DiaDeReinasMagas
Foto: SiKanda

Chicas Bici-bles: generando comunidad y equidad sobre ruedas

En 1896, Susan B. Anthony, sufragista estadounidense, señaló “Creo que la bicicleta ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo. Me regocijo cada vez que veo a una mujer pasar en bici. En el momento en que toma el asiento, le da un sentimiento de independencia y autonomía; y allá va, la imagen de la feminidad sin límites”. Mucho se ha escrito sobre la manera en que la bicicleta se relacionó con el movimiento feminista desde finales del siglo XIX. Desde su poderosa influencia para facilitar la movilidad de las mujeres, hasta cómo facilitó el cambio en vestimenta. Si pudiera resumir en una palabra estas ideas, diría que es “liberación”.

Grupo SiKanda
Concluyendo su capacitación en ciclismo con SiKanda y Vixi Escuela. Foto: SiKanda

Fue con esta palabra en mente que en 2016 diseñamos un proyecto dirigido a un grupo de mujeres jóvenes que viven y estudian alrededor del basurero más grande del estado de Oaxaca. Platicando con las chicas de la localidad, inspiradas en otros proyectos en distintas partes del mundo y tomando como base nuestra experiencia personal como ciclistas urbanas (algunas cotidianas, otras en construcción), nació “Chicas Bici-bles”: un proyecto integral donde promovemos el uso de la bicicleta para generar autoestima, autonomía y comunidad.

“Al principio vas a tener miedo, ya como te vas subiendo en la bici se van a sentir más seguras de sí mismas y van a agarrar valor para andar solas en las calles o en las carreteras, o en donde vayan” – Adriana, Chica Bici-ble, 14 años.

Basurero en Oaxaca
Vista del basurero de Zaachila desde la calle. Foto: SiKanda

SiKanda es una asociación civil que trabaja principalmente con Recicladores Informales (Pepenadores) y sus familias. Desde hace cuatro años trabajamos en distintas escuelas en Villa de Zaachila, Oaxaca, alrededor del basurero, buscando construir junto con las y los jóvenes alternativas de vida que mejoren su comunidad.

Hace poco más de un año integramos por primera vez un equipo de Promotoras y Promotores Juveniles, de entre 12 y 15 años, para realizar talleres e implementar acciones con sus pares. Tendrían que haberles visto. La mayoría de las chicas hablaban con una voz que parecía poco más que un susurro. Era muy difícil que lograran mirarse a los ojos. Debido a que el grupo estaba formado por estudiantes de distintas escuelas, con pocos lazos entre sí, las actividades se veían interrumpidas por risas nerviosas. Intentamos todo tipo de dinámicas de integración, nos fuimos de campamento, pasamos tiempo juntos. Aún así algo hacía falta para que el grupo, se hiciera equipo.

Esto fue  hasta que empezamos con la bicicleta: una herramienta que convirtió al equipo en familia.

Arrancamos con Chicas Bici-bles porque nos dimos cuenta que las jóvenes mujeres enfrentaban todo tipo de obstáculos de género. Desde restricciones de movilidad por la inseguridad de la zona y limitaciones por lo que “es apropiado para una señorita”, hasta violencia sexual y de género. La mayoría de las Chicas con las que trabajamos nunca habían oído hablar de la “autoestima”. Mucho menos de derechos humanos y prevención de  violencia.

Chicas en bici - Sikanda
Aprendiendo y practicando. Foto: SiKanda

A través de Chicas Bici-bles, el equipo de Promoción Juvenil Comunitaria, se armó de bicicletas, cascos y chalecos reflejantes. Junto con la organización Vixi Escuela impartimos talleres de ciclismo y les compartimos los mejores tips para rodar seguras y en grupo. Acompañamos estas actividades con talleres sobre autoestima, liderazgo, trabajo en equipo, habilidades para la vida, prevención de violencia, género y derechos sexuales y reproductivos.

Tan sólo un par de meses después de empezar a rodar, los cambios empezaron a hacerse palpables. Subirse a la bicicleta solas les brindó confianza en sí mismas. Rodar en grupo acabó por convertirlas en familia. Se turnan en dirigir al equipo y para ser barredora, se animan para subir las pendientes más altas y se acompañan cuando las bajan a toda velocidad.

Muchas de las chicas no sabían andar en bicicleta cuando empezamos. Es el caso de Adriana, de 14 años. La vimos caer una y otra vez en los primeros talleres, para retomar el manubrio minutos después. A veces caía sobre alguna otra chica, ocasionando un ataque de risa general. Acabó llena de raspones y moretones porque estaba completamente decidida. Meses más tarde es una de las principales promotoras de la bici en la comunidad. Tanto quería compartir su experiencia, que armamos un taller para que mujeres adultas también aprendieran a rodar. Adriana llevó a su mamá. Una muestra más de cómo la bici nos ayuda a tejer lazos, no sólo entre pares, sino entre generaciones.

Chicas Bici-bles busca romper con las barreras de género. Es difícil voltear hacia otro lado cuando este equipo de mujeres pasan por la colonia a toda velocidad, con sus chalecos fosforescentes, o sus capas y coronas de “Reinas Magas” como lo hicieron el pasado seis de enero. La bici les permite ir a la escuela y andar por su comunidad de forma más segura. Les ha demostrado que son capaces de sortear obstáculos que parecen insuperables. Le ha brindado al equipo un elemento de identidad y es muestra palpable, también para los chicos, de la capacidad de las mujeres. “Nos hemos hecho como una familia”, dice Miguel, Promotor Comunitario de 15 años “yo he visto que mis compañeras sí, lo pueden todo”.

El proyecto de Chicas Bici-bles acompaña a las y los jóvenes durante dos años. Les brinda el apoyo y el equipo necesario para rodar.