Seguramente te ha pasado que sales bien campante de tu casa en la bici, empiezas a pedalear, saludas a la vecina, sientes el viento fresco en tu cara, un perrillo te ladra amigablemente, todo va chido. Hasta que tienes qué frenar…le ruegas al cielo que tus frenos sirvan porque la última vez casi te estampas con el del pan, y claro, tienes desde que la compraste (¿años?) que ni la lavas, no te hagas.
Para empezar con todo este rollo de los frenos, hoy te vamos a enseñar cómo identificar si a tu bici le hace falta un ajuste; más adelante te diremos cómo ajustarlos, pero vamos por partes. Primero lo primero.
Como ya debes saber, hay distintos tipos de frenos; los que frenan sobre el aro (V-Brake, Caliper o de cangrejo, Cantilever, etc.) y los que lo hacen sobre la maza (de tambor, de disco, contrapedal). Si no conoces los tipos de frenos o no sabes cuáles son los de tu bici, dale una leída a éste artículo sobre los 11 tipos de freno más comunes primero.
El día de hoy, estaremos hablando principalmente de los que frenan sobre el aro. Aunque, los primeros tres puntos aplican también para los de maza.
Los principales componentes de los que hablaremos serán:
- Zapatas
- Aros
- Llantas
- Palancas de freno
- Brazos del freno
Ahora sí, vamos a la parte técnica.
7 Señales de que tus frenos necesitan ajuste
1. Zapatas muy pegadas al aro
Puedes checar esto al rodar o simplemente sosteniendo el manubrio o el asiento de tu bici en alto, y despegándola del suelo para girar, respectivamente, la llanta delantera y trasera. Vas a notar que la llanta no gira libremente y se escucha que algo roza, o si vas rodando, te cuesta más trabajo, como que algo te detiene. Esto quiere decir que una de las zapatas, o ambas, se pegan demasiado al aro – es decir no están bien calibradas y no permiten que la llanta gire como debería.
Pero, aquí también tenemos que checar otra cosilla, el aro. Puede ser que tus zapatas no estén bien ajustadas y/o también que tu aro esté chueco. Lo notarás fácilmente viendo tu llanta de frente o desde arriba mientras la giras, verás que el aro no se ve uniforme o recto, sino que hace una especie de ondulación al girar o que da uno o varios “brinquitos” al estar girando. ¿Ese es tu problema? mejor, tira tu bici, no te creas, sólo habrá que darle también una alineada al aro, pero hazlo antes de que sea demasiado tarde y tengas que reemplazar tu aro por uno nuevo.
2. Las palancas de freno tocan los puños del manubrio
Este problema también es muy común, y se refiere a que cuando accionas las palancas de los frenos, éstas llegan a tocar los puños de tu manubrio, y encima, ni siquiera frenas bien. Esto puede deberse a que los brazos de tus frenos están muy abiertos y las zapatas muy separadas del aro.
3. El terrible chillido
Sí, es terrible y hasta da penilla cuando tienes que frenar, porque serás blanco de la mirada de todo el mundo. La causa de ese molesto sonido es que tus zapatas están en la posición incorrecta respecto al aro, y al frenar, se produce ese sonido raro, similar al que se produce cuando ha llovido y tus aros están mojados.
4. Desgaste severo o desigual
Si tus zapatas que están demasiado desgastadas o lisas, ya no poseen el agarre necesario (puede que también emitan un sonido al frenar).
Incluso, puede ser que estén tan consumidas que se note el metal que las sostiene. Esto puede ser muy perjudicial para tu aro, ya que estarás “frenando” sobre él y podrías terminar necesitando uno nuevo.
El desgaste se puede notar a simple vista, y puede que se vean completamente lisas, que las gomas se vean demasiado delgadas o que una se vea más ancha que la otra.
5. Se atora el brazo del freno
Cuando tus frenos están mal calibrados o los resortes que los sostienen han perdido fuerza por uso o porque están muy viejos, notarás que, después de accionar las palancas de freno, una de las patitas (las que sostienen las zapatas) o ambas, no regresan a su posición original, que sería vertical respecto al aro y centradas.
6. Los brazos del freno no se mueven igual
Al accionar las palancas del freno, presta atención a los brazos, ambos tienen que cerrar al mismo tiempo. Si uno de los brazos cierra antes que el otro, es señal de que se necesita un ajuste.
7. Zapatas arriba-Zapatas abajo
Si las zapatas están mal colocadas, muy arriba o muy abajo, suceden dos cosas: pueden pegar con la llanta o no tocar bien el aro al frenar.
Cuando el roce de las zapatas con la llanta es constante, la dañarán y podrían romperla. Además las zapatas se desgastarán de la parte superior.
Si las zapatas están muy abajo, la superficie de contacto con el aro será menor; también, podría ser que estén justo en el borde del aro y provocará que una ranura comience a formarse en ellas.
Si tus frenos cumplen con una o varias de las especificaciones anteriores, ¡felicidades! están listos para un buen ajuste. Así que, llévala al taller en cuanto puedas o espera nuestra siguiente entrega donde te explicaremos cómo ajustarlos.