Puente de Todos los Santos, 1 de noviembre, o lo que es igual a 6 millones de desplazamientos en toda España. Días de celebraciones, todo el mundo quiere aprovechar los últimos días de buen tiempo y nosotros, también.
Los medios de comunicación anuncian unas jornadas de estabilidad y, por desgracia, con temperaturas más bien primaverales. En esta ocasión, Ricard y yo nos decidimos por Huesca, una de las provincias de Aragón, centrándonos sobre todo en la comarca de la Hoya de Huesca y las comarcas colindantes. No necesitamos mucho, simplemente disfrutar de la bici, del paisaje y del momento.
Acertamos de lleno con la decisión y las rutas. Son rutas solitarias, con mucho encanto, y me atrevería a decir que uno puede conseguir sentir el paso del tiempo, de quienes habitaron aquellos parajes años atrás. Las tres sierras por donde discurre cada ruta son la Sierra de Guara, por la zona norte, la Sierra de Loarre y la Sierra de Santo Domingo.
Seguimos en algunos puntos el GR1, tanto en la Sierra de Guara como en la Sierra de Santo Domingo. El GR1 es un sendero de gran recorrido cuyo trazado arranca en las ruinas de Ampurias, a orillas del Mediterráneo, y pone rumbo hacia el océano Atlántico. Como sendero de gran recorrido está balizado con señales rojas y blancas.
1. Ruta por la Sierra de Guara
Puntos de interés:
- Refugio Norbert Nieto – Refugio muy básico, abierto. Se encuentra en el pueblo abandonado de Otín. Una de las pocas construcciones que se mantienen de pie.
- Vistas al Pirineo – Vistas preciosas a las cimas del Pirineo aragonés, con montañas como el Monte Perdido, la tercera cima más alta del Pirineo.
- Iglesia de San Andrés de Nasarre – Renovada en 1999, forma parte del pueblo despoblado de Nasarre. Para llegar ahí hace falta seguir el GR1, pasando por un sendero muy poco ciclable.
Nuestra primera ruta se ubica en la Sierra de Guara. Esta sierra es muy conocida por sus cañones y la práctica de barranquismo. En este caso, decidimos centrarnos en la parte norte de la sierra.
La primera subida es en asfalto hasta el collado de Serrablo, a 1291 metros sobre el nivel del mar. La pedaleamos tranquilamente hasta llegar arriba del todo, donde unas impresionantes vistas del Pirineo se abren delante de nosotros. Han caído las primeras nieves de la temporada y la panorámica es aún más célebre.
Podemos divisar enseguida el imponente Monte Perdido, la tercera montaña más alta del Pirineo, y la Brecha de Roland, un estrecho collado de 40 metros de ancho y 100 metros de altura.
Vamos siguiendo pistas hasta llegar al sendero del GR1. Hemos investigado un poco y tenemos la certeza que durante unos kilómetros este sendero de gran recorrido no es ciclable. Aun así, nos apetece conocer esta parte tan remota.
Son más de 4 kilómetros poco ciclables. Lo que hoy en día se ha popularizado con la palabra inglesa hike-a-bike. Pasamos primero por el pueblo abandonado de Otín. Casi ya no queda ni una construcción en pie; solo un pequeño refugio con un cartel donde se lee “Refugio Norbert Nieto”.
Nos paseamos con la bicicleta al lado, como si fuéramos a encontrar vestigios de vida. No nos encontramos con nadie, pero sí vemos un rebaño de cabras, medio salvajes, que salen de dentro de una de las casas abandonadas.
El sendero continúa hasta la iglesia de San Andrés de Nasarre, el único edificio restaurado del pueblo abandonado de Nasarre. Nuestro paso por ese rinconcito me transporta a las gentes de hace décadas, me hace pensar en cómo debía ser la vida aquí y como era su felicidad.
Continuamos y no es más fácil, más bien lo contrario, hasta llegar al pueblo de Bara, donde el asfalto empieza de nuevo. Al cabo de un rato de subir, decidimos desviarnos a Nocito, una pequeña y pintoresca población que da nombre a un amplio valle situado a los pies de la ladera del norte del majestuoso Tozal de Guara. Aquí es donde hacemos una parada para comer un empanadico de calabaza, un dulce muy típico de Huesca en otoño y Navidad, y un café con leche.
Descansamos y hablamos con el propietario del bar-restaurante más antiguo del pueblo. Nació ahí y nos cuenta historias de épocas más duras, cuando la nieve les dejaba incomunicados o cuando los senderos eran utilizados para trabajar.
Cerramos la vuelta hasta el punto de inicio. La última bajada nos brinda otra impresionante panorámica de las montañas. Acabamos el primer día con la sensación de qué será difícil superar la belleza de esta jornada.
2. Ruta por la Sierra de Loarre
Puntos de interés:
- Vistas a la Virgen de la Peña – La ermita de la Virgen de la Peña es un espectacular santuario rupestre que cuelga sobre el vacío justo encima del pueblo de Aniés. Las partes más antiguas del santuario datan de la época romana, mientras que otras fueron construidas en el s. XIII.
- Castillo e iglesia de la Virgen de Marcuello – Mirador sobre el valle, donde se encuentran la iglesia y las ruinas de la antigua torre del castillo, antes de llegar al desvío para ir al Mirador de los Buitres.
- Panadería La Peña Estación – Panadería tradicional muy escondida, con pastas deliciosas y un simpático panadero.
La Sierra de Loarre no es muy extensa, está situada cerca de Aniés y Rasal y llega a una altitud de 1319 metros sobre el nivel del mar. Aunque le hemos dado el nombre de Sierra de Loarre a esta ruta, como apunte decir que parte de ella también discurre por la Sierra Caballera.
Desde el principio, la pista que seguimos es pedregosa pero toda ciclable. Además, es de una gran belleza.
Tenemos que reconocer que nos encantan los refugios abiertos, las cabañas de pastores o las casitas de cazadores. Vemos un refugio y queremos curiosear como es por dentro. Siempre nos imaginamos cómo podría ser una noche en este lugarcito y quienes pasaron antes que nosotros. El de hoy es muy básico, pero todos y cada uno de ellos tienen su encanto.
Continuamos y nos vamos aproximando al castillo de Loarre, construido en el s.XI. Este castillo es considerado la fortaleza románica mejor conservada de Europa, con su imponente muralla y sus once torreones. Fue primero palacio real, más tarde monasterio y, actualmente, escenario de películas.
Después de divisar el castillo de Loarre, hacemos una pequeña parada en la ermita y castillo de Marcuello. Un buen balcón al valle.
Más adelante, sin dudarlo, nos desviamos unos metros para acercarnos al Mirador de los Buitres. Es imprescindible ir hasta ahí, ya que nos ofrece una de las mejores panorámicas de los Mallos de Riglos. Es otro balcón natural donde los verdaderos protagonistas rivalizan entre ellos: el quebrantahuesos, el buitre leonado o el águila. Simplemente, un espectáculo para los sentidos.
Desde el mirador, una larga bajada nos lleva a la Foz de Escalete, muy conocida entre los escaladores. Se trata de un profundo y precioso corte originado por el paso del río.
Admiramos su belleza y nos vamos preparando para la siguiente subida, en asfalto, que nos conducirá al punto de inicio, no sin antes conocer la panadería del siguiente pueblo, la panadería de La Peña estación. Terminamos esta ruta, contentos y con la panza alegre, que también es importante.
3. Ruta de la Sierra de Santo Domingo
Puntos de interés:
- Mallos de Agüero – Vistas de los mallos, antes de pedalear los últimos kilómetros de la ruta. Las últimas curvas de bajadas nos ofrecen unas vistas espectaculares de los mallos de Agüeros, vertiente norte.
- Vistas desde Ripas Altas – Maravillosas vistas al valle. Hay un cartel informativo, casi al lado de la pista por la que pasamos.
- Fuente en Luesia – Buen punto para avituallarse. Luesia es una hermosa villa medieval enclavada en las estribaciones del Prepirineo Aragonés. La silueta del castillo y la iglesia de San Salvador dominan la villa.
Es el tercer día de ruta y, no sé decir si es porque ya estoy cansada o porque realmente es el día más duro de los tres. No hay ningun hike-a-bike, pero la ruta es larga y con algunas pendientes interesantes. Hará falta actitud y ganas.
La Sierra de Santo Domingo es una sierra muy poco poblada y ofrece refugio a numerosas aves rapaces. Además, los espesos encinares y pinares de estos montes albergan una importante población de ciervos, corzos, jabalíes, jinetas, garduñas y zorros. Vamos con los sentidos activados y de vez en cuando vamos a tener la oportunidad de observar algunas rapaces que nos sobrevuelan.
Salimos con la magnífica postal del pueblo de Agüero, a los pies de los mallos del mismo nombre, y seguimos una pista donde el fruto del madroño, ahora maduro, resalta entre el color otoñal del bosque y el gris del cielo. Hoy no veremos el sol.
La pista va siguiendo la cara sur de la sierra de Santo Domingo, hasta llegar a un punto en el que la pista empeora bastante. Se trata de la bajada que nos llevará al refugio de l’Artica.
Este refugio libre cuenta con un merendero y una fuente, por lo que es un buen lugar para descansar después de la bajada técnica y sabiendo que aún nos queda un trocito hasta el pueblo de Luesia.
Nuestras energías comienzan a bajar y buscamos un bar abierto. Después de un rato lo encontramos, repleto de montaditos y de gente. Después de avituallarnos con unos montaditos, rellenamos los bidones en la fuente del pueblo y nos preparamos para continuar.
Desde Luesia, volvemos a seguir una pista que va a dar toda la vuelta a la sierra y cuyo estado va variando. En el punto más alto de la ruta, uno se puede desviar hasta el Santuario de Santo Domingo. Sin embargo, nosotros continuaremos, ya que no nos queda mucho rato de luz.
La pista de bajada es empinada y la primera parte es de cemento. Es lenta hasta llegar a la Osqueta, una inmensa costilla rocosa, donde se encuentra el paso natural de Osqueta. Este punto no solo fue una vía de comunicación para los ganaderos y habitantes de la zona hacia Agüerso, sino también para los maquis.
Queda ya poco para terminar esa maravillosa vuelta propuesta por Ángel Jarne, autóctono y muy buen conocedor del territorio. Solo disfrutar una vez más de los mallos de Agüero, desde la cara norte. Así pues, con estas fantásticas vistas cerramos nuestro paso por Huesca y por estas sierras, totalmente desconocidas para nosotros. Tenemos claro una cosa: volveremos.
La bicicleta ideal para estas rutas
Nosotros escogimos la bicicleta gravel. Sin embargo, en estas rutas encontrarás bastantes tramos con mucha piedra. Por lo tanto, dependerá de la comodidad y de la técnica de cada uno, podría ser también una opción hacerla en una bicicleta de montaña.
Preparativos
Es importante revisar el track antes de realizar cualquiera de estas rutas. En todas ellas encuentras al menos un pueblo donde avituallarte, pero se trata de rutas largas. Por lo tanto, es imprescindible llevar comida y agua y tomar en cuenta que no hay muchas fuentes.
Dependiendo de la época del año, es imprescindible llevar ropa de abrigo. Tener en cuenta que el estado de las pistas va cambiando con el paso del tiempo.
Fotografía Ricard Calmet
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