Granada capital, histórica ciudad que contiene uno de los monumentos más visitados del mundo. Su vasta historia está llena de acontecimientos e ilustres personajes que la hacen aún más especial atrayendo a miles de turistas cada año. Por si fuera poco, además de su cultura e historia, Granada es rica en gastronomía y sus bares y restaurantes dan fe de ello. Visitar Granada es garantía de satisfacción en todos los sentidos.
Pero Granada no es solamente turismo de ciudad, en parte, otra cosa que atrae a turistas a la capital es la proximidad con la naturaleza y su cercanía, al mismo tiempo, con la costa tropical. En el mismo tiempo que tardamos en subir a la Hoya de la Mora, en Sierra Nevada, podemos ponernos en coche en Motril. A finales de temporada de esquí es típico compatibilizar nieve con la fantástica gastronomía de la costa.
Granada, situada en la parte central de la Vega de Granada, se encuentra rodeada por montañas en su lado este y sur, haciendo muy atractiva la capital al turismo de naturaleza. El Parque Natural Sierra de Huétor y el Parque Nacional y Natural Sierra Nevada contienen una infinidad de posibilidades por su cercanía, pero no muy lejos de la emblemática ciudad tenemos otros lugares no tan conocidos como Sierra de la Pera y, más al sur de Escúzar, la Sierra Tejeda.
Las tres rutas que presento aquí son solamente una de tantas posibilidades en tan característica zona geográfica y natural.
1. Ruta de Casa de Rica Posada
De las tres rutas, esta es la que más kilómetros tiene y la que más se aleja del centro granadino. A diferencia del paisaje que veremos en las otras dos rutas, en esta encontraremos el típico bosque mediterráneo —motivo por el que me encanta esta zona— rodeado principalmente por cultivos de almendros y verdes prados en primavera.
Puntos de interés
- Vereda de los Leñadores de la Costa correspondiente con un tramo que empieza en el Cortijo de la Virgen (Santa Fe) y va más allá de Agrón. En nuestro caso solamente recorreremos unos 10 km. En el camino veremos La Dehesa de Santa Fe, un área recreativa entre pinos. Después, pasaremos por unos prados por un camino flanqueado por pinos. Y por último, un simple camino rodeado de cultivos.
- Cerro de los Carriles, un cerro cuya parte más alta se encuentra a 1101 metros sobre el nivel del mar coronado por un vértice geodésico. Tenemos vistas a distintas sierras alrededor de la Vega de Granada.
- Cantera abandonada, una cantera de piedra que, según dicen, se remonta a unos 600 años de antigüedad después de que los reyes católicos tomasen la ciudad. Fue utilizada para la construcción de monumentos en la capital.
- Los Morrones y El Teatino, un segmento de unos 6 kilómetros con un terreno complicado, pero no imposible, tendréis que bajaros de la bicicleta, dependiendo de la habilidad que tengáis, al principio del segmento.
- Casa de Rica Posada, un lugar mágico, sobre todo en primavera, que se encuentra dividido por una carretera por la que apenas pasa nadie. Una casa en ruinas enfrentada a un prado con un elegante álamo.
- Parque eólico, es una zona con una pista pavimentada en grava que concentra una larga bajada.
- Río Dílar, una pista que va paralela al río desde la Base Militar de Armilla hasta su desembocadura en el Río Genil.
Podía haber salido más temprano de casa, pero se me hizo tarde desayunando mermelada de membrillo casera, membrillos que recogí días antes en otra salida por la vega. La ruta comienza en el Parque de las Ciencias, desde ahí me incorporo al carril bici que va paralelo al Río Genil, se acaba el carril bici y prosigo por la pista que me lleva al Puente de los Vados.
El puente se encuentra cerca de una antigua azucarera construida en 1916, con una chimenea de unos 66 metros de altura. Desde aquí cogemos el Camino del Tercio hacia el Cortijo del Marqués y seguimos hasta la tapia norte del cementerio de Santa Fe.

Hasta aquí el camino es tranquilo y me lo conozco bastante bien, en esta época no se ven tantos animales como en primavera. Termino de pasar una zona de casas de campo y terrenos para empezar a subir por la Vereda de los Leñadores de la Costa. Por lo general, es fácil ver ardillas una vez llegamos a La Dehesa de Santa Fe, pero hoy no hay suerte.
Me encuentro con unos ciclistas y vamos juntos durante todo este segmento. Ellos van a la Atalaya de Agrón, un lugar maravilloso. Los prados ahora están secos, pero en primavera este tramo es pura vida.

Dejo a los ciclistas, ellos siguen su ruta y yo me desvío para seguir hacia Escúzar por un camino agrícola seguido de una corta carretera. Después de un rato, llego al pueblo y me dirijo a una plaza que tiene una fuente.
Hoy es sábado y no hay nadie, pero todos los domingos una familia, con un camión ambulante, se sitúa aquí mismo y preparan pollo asado y patatas fritas —si planeáis una ruta tranquila no es mala opción coger comida aquí. Aprovecho para llenar los bidones, pues sé que no volveré a encontrarme otra fuente en toda la ruta. Al final del pueblo el supermercado está abierto, pero yo ya llevo toda la comida que necesito.
Empieza la subida hacia el Cerro de los Carriles, hay piedras sueltas, alguna rodera y bancos de arena, pero nada complicado de hacer. Conforme me acerco al cerro el paisaje cambia, un cerro pelado sin árboles, solamente lleno de espartales y romero. Para llegar al vértice geodésico que indica el punto más alto del cerro tengo que empujar la bicicleta, no me importa, pues las vistas merecen la pena.


La siguiente parada no está muy lejos de aquí, me vuelvo a incorporar al camino principal y me dirijo hacia la cantera de piedra. En las paredes de piedra quedan marcas de las herramientas utilizadas para la extracción de los bloques. Desde allí vemos Sierra Nevada, pero antes, en el Barranco del Fraile, a lo lejos, veremos unas cuevas en una punta. Toda esa zona hasta el Barranco del Higuerón está llena de cuevas.

Prosigo el viaje, por ahora la ruta marcha bien, todo es ciclable y voy a comenzar un segmento que nunca he hecho a pesar de verlo en mapas. Pero de repente ¡La cagaste… Burt Lancaster! El segmento empieza mal, unas rocas clavadas en el suelo hacen complicada una pequeña ascensión y rezo por que no me haya equivocado trazando este tramo.
Por suerte, luego mejora y aunque hay algunos puntos complicados, todo va bien. El silencio es inmenso y solamente escucho el viento rozar las copas de los árboles. Apenas hay pájaros y si los hay, apenas cantan. La sensación de soledad es abrumadora, el lugar es recóndito y sé que no me voy a cruzar nadie por aquí, el entorno merece la pena.

Termino el segmento y salgo a una carretera —la ruta sigue hacia Jayena, pero si bajáis por San Gregorio llegaréis a la Carretera de la Cabra y podéis ir hasta la Casa de Rica Posada por asfalto de forma más fácil—, giro para seguir hacia la Mina del Marqués, la bajada es pedregosa, pero nada del otro mundo, con cuidado todo es posible.
Aquí empiezo otro segmento nuevo y aunque en el mapa pone que el camino es público, un cartel me indica “propiedad privada, no pasar”. Decido hacer caso omiso del cartel, en este tramo no hay ninguna casa, solamente cultivos de almendros. Es un segmento complicado y tengo que empujar la bicicleta en unos cuantos puntos.

Vuelvo a salir a un camino público y cuando quiero bajar al Río Granada, que me lleva hasta la casa de Rica Posada, otra cadena con otro cartel me impide el paso a pesar de constar como camino público en el mapa. Vuelvo a hacer caso omiso a la señal, ya que la única forma de acceder al río es por aquí. Abajo hay una cortijada, cuando llego a sitios así me es imposible preguntarme cómo podían vivir personas en un sitio tan apartado de todo.



Prosigo por el río, evidentemente está seco, todo indica que este lecho lleva años sin ver correr el agua por aquí. Me encuentro el único majuelo del camino —el fruto de este arbusto se come y se pueden hacer diferentes elaboraciones con él, desde licores hasta mermeladas—, y, también, una cierva que me observa desde un cerro. Sin embargo, en cuanto intento sacarle una foto, huye. Al llegar a la Casa de Rica Posada siento alivio, ya está hecho —pienso—, la parte más difícil la dejo atrás y todo lo que queda de ruta es fácil.

Continúo por la carretera y en el cruce de Jayena paro en una caseta hecha a mano. La construyeron hace años unos bomberos forestales destinados en la zona, me contaron que repellaron las paredes con una cuchara sopera. Decido detenerme a comer, pero ya no llevo agua y no hay forma de conseguirla.
Prosigo la ruta, al principio sigue subiendo un poco más, pero el gráfico me indica que ya pronto empieza la bajada. Ya se ven los molinos de viento y sé que a través de ellos la pista mejora. Sigo bajando y bajando, esto dura un poco y cuando me incorporo a la carretera de Albuñuelas sigo bajando.



Tengo que desviarme ahora por una pista, pero no llevo agua y debo remediarlo, así que tomo la decisión de modificar sobre la marcha el track y parar en una gasolinera. Todo un acierto esta parada, en esta gasolinera venden de todo además de tener cafetería.
Ya solo queda la vuelta a Granada y esto es sencillo, un carril, a veces asfaltado, me lleva hasta Alhendín paralelo a la autovía. Llego hasta el Río Dílar y vuelvo a aparecer en el carril bici del Río Genil para regresar al mismo centro de Granada.
Preparativos para la ruta de Casa de Rica Posada
La primera recomendación sobre esta ruta es no planificarla como una carrera, la realidad es que el terreno no es el más propicio para un gravel rápido. También, la ruta recorre unos parajes algo inhóspitos y solamente cruzaremos un núcleo urbano, Escúzar. La única fuente a la que tendremos acceso está en este pueblo, por lo que deberemos ir bien provistos de agua, recomiendo tres bidones.
La comida, toda la que os queráis llevar, como ya he mencionado, no pasaremos cerca de ningún restaurante o tienda. Otra recomendación importante es el ancho de cubiertas. No aconsejo nada por debajo de 40 y mejor si llevamos 45-47. La última sugerencia es llevar una powerbank, es una zona de baja cobertura y los aparatos como móviles y gps suelen gastar más batería en estos sitios.
2. Ruta del Refugio de Rosales
Es una ruta sencilla de unos 50 km hasta el refugio y cuya vuelta podemos hacer a gusto de cada cual, directamente por carretera hasta Granada capital, añadiendo 20 km más a la ruta.
La ruta incluye segmentos de grava, cemento y asfalto, sin grandes desniveles. Solamente encontraremos un tramo de unos 150 metros donde el agua ha erosionado de mala manera un camino descuidado en el que tendremos que bajarnos si no somos muy habilidosos. Todo lo demás es un camino ameno donde los grandes riscos irán dibujando un paisaje peculiar entre pinar y pinar.
Puntos de interés
- Cruz de Piedra de Alhendín, una cruz construida sobre el siglo XVII en el antiguo cruce entre el Camino de Otura y la Colada de la Malahá.
- Puente de los Siete Ojos, un puente de piedra que salva el Arroyo de Huenes y construido a unos 1425 metros sobre el nivel del mar. Se sustenta sobre siete arcos de medio punto.
- Cortijo de la Fuente de la Cortijuela es una casa forestal rodeada por un jardín botánico que contiene numerosas especies, incluidas algunas vulnerables o en riesgo de extinción. Tenemos un pequeño merendero rodeando la caseta ideal para una parada y una fuente que dependiendo el año puede tener o no agua.
- Collado de Chaquetas, una vez que terminamos de subir y tras haber bajado un kilómetro llegamos a un collado donde se encuentran una casa cerca de unas cuadras de caballos. En frente de la puerta de la casa encontraremos una fuente de grifo que sí tiene agua.
- Refugio de Rosales, un refugio cerrado con llave que tiene una fuente en uno de los laterales, desde aquí podemos contemplar una panorámica del entorno. Es el punto más lejos al que podemos llegar montados en bicicleta.
Debido al reciente cambio de hora salgo temprano, pero con el sol ya alto ¡mejor!, así daremos tiempo a que este entre bien por los riscos de Trevenque. El camino por el Genil es fácil y la subida por el Río Dílar aún más. Llego a la punta sur de la base aérea, paralela al camino, por lo que debo buscar un camino alternativo hasta Dílar.
Cruzo hacia Alhendín y me encuentro una cruz de piedra que desconocía por completo, me recuerda a los cruceros típicos que se ven por Galicia. Prosigo el camino entre terrenos y chalets por pista de tierra, me sorprende el camino y la forma tan fácil de llegar a Dílar por aquí. El camino se disfruta mucho y apenas hay gente o tráfico —una forma fácil de llegar a destino y no tener que cruzar ningún polígono industrial o coger semáforos.
Llego a Dílar, aquí hay algún sitio para comer, pero aún es temprano para eso. Un punto a destacar aquí es una fuente que encontraremos, si seguimos el track, con una inscripción de una receta típica de la zona, garbanzos con hinojos. Bajamos hacia el Río Dílar, de nuevo, a través de una pista de cemento para subir por un repecho hacia los Llanos de Alcántara, una zona de almendros para continuar hacia Gójar.

Aparezco en los Altos de la Zubia para comenzar la subida hacia Cumbres Verdes, pero aquí tracé en el mapa un segmento de 100 metros por un camino abandonado y muy erosionado por el agua —muy cerca de ahí, a través del mapa satélite hay un camino mejor, os dejará más abajo de la Calle Güéjar Sierra.
Empiezo a subir ya por pista hacia Cumbres Verdes, todo el camino será así, pista de tierra y grava suelta —un punto a destacar antes de continuar es la Fuente del Hervidero, aquí podremos coger agua antes de iniciar la subida hacia La Cortijuela—, las vistas ya empiezan a coger carácter y nos anuncian cuál será la tónica a lo largo del camino.



Antes del Puente de los Siete Ojos me encuentro con un pequeño repecho, será lo más fuerte de aquí hasta el final de la ruta. Todo lo demás lo llevo bien gracias al piñón de 42 dientes que llevo montado.
Sigo subiendo y llego a La Cortijuela, una casa forestal rodeada por un parque botánico, un merendero y una fuente. Hago pausa aquí para comer, para mi mala suerte la fuente está seca por la sequía.

Continúo subiendo, ya queda poco, alrededor de un kilómetro y medio para terminar la subida. Desde el Hervidero hasta aquí abundan los majuelos y los escaramujos. Cuando acaba la subida el paisaje cambia, ya no hay árboles ni vegetación.
Al bajar unos metros se empieza a divisar unas chozas y una cuadra con caballos sueltos. Llegué al Collado de Chaquetas, aquí encuentro un grifo empotrado en una fuente y lleno los bidones de agua. La bajada hasta el Refugio de Rosales es similar, aparte de la subida, a ratos entre pinares, a ratos al descubierto.
Llego al Refugio de Rosales y aquí acaba el track. No se puede continuar por ningún lado en bicicleta, ya que los dos únicos caminos que me llevan de vuelta hacia El Hervidero están prohibidos por normativa del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada. Con esto en cuenta, la mejor opción es bajar de vuelta hasta Cumbres Verdes por el mismo sitio e ir directos por La Zubia hasta Granada, no os supondrá mucho tiempo y todo es bajada.
Preparación para la ruta del Refugio de Rosales
En general en esta ruta encontrarás agua en abundancia, por lo que con dos bidones tendremos agua de sobra. Podemos llevar nuestra comida o parar a comer en el Restaurante El Hervidero, un restaurante con comida tradicional, migas, papas a lo pobre, churrasco, entre otras opciones. Al ser una ruta relativamente corta, otra opción es comer en el centro de Granada.
Es una zona de baja cobertura y totalmente nula en cuanto nos situamos detrás de Trevenque, el pico, por lo que ojo con las baterías y sobre todo con las caídas.
3. Ruta de la Sierra de Huétor (por Jesús del Valle)
Esta es una de las rutas más “graveleras” de la zona. En general todo es pista, salvo un tramo de un kilómetro y medio que deberemos ir prácticamente andando, dependiendo de la habilidad que tengamos con la gravel.
¿Merece la pena empujar la bicicleta en una salida gravel?, no dudéis de que las pistas que os esperan después de este tramo bien merecen este pequeño esfuerzo. ¿Por qué meter la ruta por el valle hasta Huétor?, es una forma de partir desde el mismo centro de Granada, metiéndonos de lleno en plena naturaleza en muy pocos kilómetros, sin atravesar polígonos o carreteras.
Puntos de interés
- Silla del Moro (Dehesa del Generalife), un mirador con fantásticas vistas que se encuentra por encima de la Alhambra, dentro del parque periurbano Dehesa del Generalife.
- Aljibe de lluvia, un tipo de construcción abovedada donde se almacenaba agua de lluvia.
- Cerro del Sol, punto alto de un cerro al que se accede desde el Llano de la Perdiz, desde el cerro podremos proseguir hacia Jesús del Valle.
- Hacienda-Cortijo de Jesús del Valle, cortijo abandonado que representó una explotación agrícola en manos de la iglesia desde el siglo XVII hasta 1767.
- Vado en el valle del Río Darro, paso a través del Río Darro donde nos mojaremos ligeramente las zapatillas al cruzar montados en la bicicleta.
- Cerro de la Cruz, un paso estrecho desde Huétor en la falda del Cerro de la Cruz que nos llevará hacia la Casa Forestal de Bolones para continuar hasta la Casa Forestal de los Peñoncillos.
- Fuente de la Teja, fuente situada a orilla del Río Darro casi debajo del mismo camino a la que se accede por una pasarela que cruza a la orilla contraria.
- Fuente de los Potros, fuente situada en el Área Recreativa Fuente de los Potros, un lugar donde está habilitado el uso de fuegos y donde encontraremos mesas y barbacoas.
- Mesón Jabalí, restaurante mítico de la zona donde podremos probar la comida típica de la zona.
- Mirador Cueva del Gato, un mirador entre Puerto Lobo y la Alfaguara con unas impresionantes vistas.
- Abadía del Sacromonte, lugar emplazado en las Santas Cuevas, donde se encontraron los restos de San Cecilio, discípulo de Santiago Apóstol. La abadía se comenzó a construir a principios del siglo XVII.
Salgo cruzando Granada con su tráfico y su turismo, son las 10 de la mañana y el jaleo ya es palpable. Los turistas son madrugadores, sin embargo, conozco una forma de salir de aquí sin liarme por travesías o polígonos.
Comienzo subiendo por Cuesta de Gomérez hacia el Bosque de la Alhambra, pero en vez de seguir subiendo hacia la Alhambra decido subir por el Camino Nuevo del Cementerio. En la Dehesa del Generalife, paro brevemente para observar las vistas y pronto prosigo subiendo hacia el Llano de la Perdiz.

Hay bastantes ciclistas esta mañana, grupos grandes incluso. Cuando bajo hacia Jesús del Valle me cruzo varias bicicletas eléctricas, ya he visto unas cuantas a lo largo de la mañana.
Prosigo hacia Huétor Santillán por el valle y acabo cruzándome a una pareja de ciclistas que vi anteriormente, van con eléctricas. Vamos encontrándonos porque voy parando a hacer fotos, al final les invito a ir conmigo, ya que tengo trazado el track y ellos van totalmente a la aventura.
En la subida del Cerro de la Cruz ellos ni se molestan, sus bicicletas pueden con todo. En cambio, yo llevo las cubiertas en el límite, apenas tengo taco y la pendiente es del 14% y el mal estado del terreno me obliga a bajarme de la bicicleta. Lo bueno es que solamente son unos metros.


En el paso estrecho que rodea el cerro nos encontramos de frente con un grupo de ciclistas en MTB y tenemos que parar. No caben dos personas por el sendero y en la parte exterior un desfiladero amenaza y después de un kilómetro y medio llegamos a una preciosa pista.
Vamos muy tranquilos, el paisaje lo merece —desde Huétor hasta que volvamos hacia Granada y salgamos del Parque Natural, el paisaje discurre entre pinares y algún punto con bosque mediterráneo.
Continuamos los tres hacia la Fuente de la Teja y seguimos hasta la pista principal que conecta la Alfaguara con Prado Negro. En este punto, ellos ya vuelven hacia Granada, me despido y continúo en solitario.
Ya es algo tarde y no hay tanto ciclista por la zona. El silencio hace presencia en todo el camino, voy prácticamente solo hasta Prado Negro, a ciertas horas ya es raro ver gente en bicicleta y, lo cierto, es tarde.

Voy acercándome hacia el Área Recreativa de los Potros y el olor a parrillada lo inunda todo ¡Vaya hambre llevo ya! —pienso mientras veo a la gente en las barbacoas. Paro rápidamente a beber agua porque ya tengo ganas de llegar a Prado Negro y comerme un buen bocata de chorizo.


Me sirven, al llegar al mítico Mesón Jabalí, mi correspondiente tapa de carne en salsa junto con mi bebida y un bocadillo de chorizo. No pido más de comer porque aún queda la vuelta y no quiero que me pese. Aquí siempre el trato es bueno y la atención rápida —si paramos con más tiempo recomiendo entre todos sus platos la carne de jabalí.



El camino de vuelta es sencillo y lo conozco bien, solamente me queda una subida significativa, el camino que pasa por el Sanatorio de la Alfaguara. Estando en la parte de arriba ya solamente queda disfrutar de la bajada y las vistas que hay. Hasta Granada es solamente dejarse caer.
Tras dejar El Fargue paso por la abadía y su fantástico mirador para dejarme caer por Sacromonte hasta el Albaicín y parar en el centro de Granada. Ya está hecho —pienso—, solamente queda elegir un buen sitio donde comer.
Preparación para esta ruta
Hay agua en toda la ruta, además de pasar por dos pequeñas poblaciones, Huétor Santillán y Prado Negro. Lo que recomiendo, y no solamente en esta ruta, es llevar siempre dinero en efectivo, ya que en algunos sitios el pago con tarjeta no es una opción.
Además, en Andalucía es típico el reparto de pan con una furgoneta que toca al claxon anunciando su llegada calle a calle. En numerosas ocasiones he buscado la furgoneta para comprarle tortas o ricas napolitanas. Más allá de esto, no es necesario nada más.
En esta ruta pasaremos por distintas áreas recreativas donde está permitido hacer fuego, en estos sitios podremos preparar café o algo más si llevamos el equipo necesario. Nota: del 1 de junio hasta el 15 de octubre está terminantemente prohibido encender fuegos en Andalucía.
Fotografía Alejandro P. Clotilde
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