ciclista en pradera

Ruta del Río Ter – de los Pirineos al Mediterráneo

Os proponemos una ruta a lo largo del curso del río Ter en Cataluña, desde su nacimiento en las montañas de los Pirineos hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo. Un total de 228 km que realizamos en dos etapas.

En esta aventura viviremos los contrastes propios de un río que nace en alta montaña, donde los pinos negros y los rododendros acogen a los últimos urogallos del Pirineo oriental, donde los inviernos son largos, fríos y custodiados por sus cimas del antiguo circo glaciar de Ulldeter.

Pedaleando pasaremos por pequeños pueblos donde el susurro del agua del río es su melodía diaria, por colonias textiles alimentadas por la fuerza del río y por paisajes agrícolas moldeados por un río serpenteante que nos regala meandros mágicos.

ciclistas con bicicletas de graven en los Pirineos Orientales

Y al final, después de fluir con nuestras bicicletas por la cuenca del río, que ya es nuestro compañero de viaje, llegamos a su desembocadura en el mar Mediterráneo, donde el agua dulce abraza la sal del mar, donde las insistentes olas reciben el preciado sedimento de las montañas, donde los tamarindos comparten dunas con los chorlitejos, donde nosotros terminamos nuestra ruta, pero el ciclo del agua continuará fluyendo inexorable por estas tierras. 

Etapa 1: de Vallter 2000 a Vilanova de Sau

Es sábado, después de un buen madrugón y de un bocadillo de tortilla, nos encontramos en el parking de la estación de esquí de Vallter 2000. El paisaje es de alta montaña, pinos negros, vertientes rocosas y de fondo los chillidos de las marmotas. Acabamos de preparar nuestras bicicletas y nos disponemos a empezar lo que será una ruta de 2 días siguiendo el curso del río Ter.

El descenso por las carreteras umbrías y reviradas y el frío viento de montaña nos quitan el sueño de golpe, pero cuando nos damos cuenta ya hemos descendido lo suficiente para que el preciado sol nos acaricie nuestras temblorosas pieles.

Avanzamos por un carril bici muy bien cuidado, con numerosos puentes y pasarelas que nos llevan hasta la Colonia Llaudet.

Los ríos siempre han sido emplazamientos para asentar poblaciones como también para el desarrollo de actividades industriales. Fue a finales del siglo XIX con la revolución industrial que la industria creció cerca de los ríos para aprovechar la fuerza hidráulica. En el caso de la Colonia Llaudet se trataba de un complejo industrial donde se hilaba el algodón y que, en sus mejores épocas, la colonia disponía de bloques de viviendas, iglesia, tiendas, café, teatro y salón de baile. Las colonias eran verdaderas poblaciones que se habían alzado para albergar a los trabajadores de la industria.

Incluso disponían de su propia economía, donde el patrón de la colonia facilitaba un amplio abanico de servicios para que sus trabajadores pudiesen disponer de ellos y a la vez, gastar el dinero que habían ganado trabajando en la fábrica del mismo patrón. De esta forma, el patrón generaba una economía circular en la que él era el único beneficiario, ya que el dinero que pagaba a sus trabajadores se lo volvían a gastar en las tiendas del propio patrón.

ciclista atravesando pequeño túnel

Seguimos nuestro camino, y después de cruzar el majestuoso puente románico de Sant Joan de les Abadesses nuestra ruta coincide con la Ruta del Hierro y el Carbón, que va desde Sant Joan de les Abadesses hasta Ripoll.

Esta ruta era antiguamente una vía de tren que se utilizaba para transportar carbón que se extraía de las minas hasta las fraguas para trabajar el hierro. Actualmente, el trazado de la antigua vía de tren que funcionó hasta finales del siglo XX se ha convertido en un camino ideal para los ciclo-viajeros.

Es mediodía, el sol que por la mañana nos acariciaba cálida y suavemente la piel, ahora nos está castigando con treinta y tantos grados. Los bidones de agua se están vaciando por momentos. Después de pasar por el castillo de Montesquiu decidimos parar en Sant Quirze de Besora, un pequeño pueblo encajado entre el río Ter y las vías del tren, para recuperar fuerzas y comer algo.

Dirigiendo la mirada atrás podemos apreciar en la lejanía las montañas donde empezamos nuestra ruta, ahora nos encontramos en un paisaje completamente distinto, un paisaje agrícola moldeado a lo largo de los años, estamos en la Plana de Vic. Una depresión que hace 35 millones de años estuvo cubierta por un mar de influencia Atlántica. De aquí que en esta depresión, que se encuentra a más de 100 kilómetros del actual mar Mediterráneo, hoy en día se puedan encontrar con facilidad restos fósiles.

Pedaleando entre campos llegamos al Santuario de la Mare de Déu de la Gleva, un importante santuario donde durante la guerra de sucesión española en 1714 las tropas catalanas resistieron un asedio por parte de las tropas españolas. El desenlace fue fatal y las tropas catalanas fueron asesinadas defendiendo sus pueblos.

Dejamos atrás la Plana de Vic, el sol está ya bajo, tiñendo de dorado las encinas que nos acompañan en la parte final de la etapa de hoy. Con las piernas cansadas llegamos a la población de Vilanova de Sau donde podremos descansar y reponer fuerzas.

Etapa 2: de Vilanova de Sau a l’Estartit

Son las siete de la mañana, el sol aún no calienta, los pájaros empiezan su jornada de canto, igual que nosotros empezamos la nuestra de pedaleo. Descendemos otra vez hasta el embalse de Sau. Un embalse construido para almacenar agua y generar energía hidroeléctrica. En el fondo de sus aguas yace el pueblo de Sant Romà de Sau desde 1960, momento en que el agua cubrió por completo el pequeño pueblo, condenando a vivir bajo el agua casas, huertas y recuerdos.

mariposa en flor

En períodos de sequía, cuando el nivel del agua es bajo, como si sacase la cabeza para tomar una bocanada de aire, se puede ver la punta del campanario de la iglesia de la población. Mientras contemplamos el campanario, a su espalda se alzan imponentes los Cingles de Tavertet. Se trata de unos riscos que otorgan un aire aún más pintoresco al lugar, ya que debido a diferentes aportaciones de sedimentos, algunos continentales y otros marinos, presentan dos coloraciones muy marcadas. Se puede ver colores rojizos debido a aportes de arcillas y grisáceos debido a aportes de origen marino como margas y calcáreas.

Dejamos atrás las magníficas paredes que abrazan el embalse y recorremos una pista que nos presenta los bosques de encinas y robles que un día sirvieron de refugio de leyendas de bandoleros. Un sube baja, suave, pero constante, bordeando algún meandro, transitamos por un camino verdaderamente panorámico.

Qué lejos quedan ya los paisajes montañosos, duros y salvajes. Cada vez el terreno se suaviza, las pistas son más rodadoras y el entorno está más humanizado hasta que llegamos a El Pasteral. Un pequeño pueblo que fue un buen enclave para el asentamiento de un poblado neolítico. En la cueva del Pasteral se encuentran los restos de lo que en su día fue un sepulcro funerario.

En este punto se junta nuestro camino con la Ruta del Carrilet, una vía verde que nos conducirá hasta Girona. Esta parte es realmente fácil y muy recomendable para realizar en familia. Después de unos agradables kilómetros llegamos a Girona.

Girona

Magnífica ciudad por su entorno, gastronomía y cultura, además por ser un atractivo para muchos ciclistas. Calles medievales de piedra, historia a cada esquina, el casco antiguo, el barrio judío, las coloridas casas que dan tono a las aguas del río Onyar, afluente del río Ter, son algunas de las postales que te regala Girona solo perdiéndote por sus calles.

Pero por si esto no es suficiente, para los fans de la aclamada serie “Game of Thrones”, la ciudad fue escenario del rodaje de la sexta temporada, dejando en la ciudad puntos tan emblemáticos como el Gran septo de Baelor en Desembarco del Rey o distintos puntos de la ciudad de Braavos. Es tal el vínculo con la famosa serie que la conocida heladería Rocambolesc ha creado un helado en honor a la mano de Jaime Lannister.

Sin prisas, pero a buen ritmo avanzamos por pistas graveleras entre campos de cereal y plantaciones de chopos, estas últimas de gran ayuda, ya que cubren parcialmente el camino y nos sombrean el recorrido. A medida que avanzamos, el cansancio aumenta, igual que lo hacen también el calor y el hambre.

Realizamos una parada para comer en el pueblo de Verges. Sin buscarlo, hemos encontrado un magnífico lugar donde degustar la gastronomía local. Ensalada de tomate con cebolla de Figueres (cebolla rojiza típica de la zona), almejas al ajillo o paella de arroz, fue el combustible que nos tendría que ayudar a terminar la ruta.

El pueblo de Verges es conocido por su procesión. El Jueves Santo, conmemorando la última cena de Cristo, en el pueblo se celebra una tradicional procesión basada en la danza de la Muerte, común en la época medieval. Esta festividad de carácter religioso, celebrada desde el siglo XVII, consiste de una danza de cinco esqueletos al son de un tambor y está declarada fiesta tradicional de interés nacional.

Con las fuerzas cargadas y la mirada puesta en llegar al mar volvemos a seguir el cauce de nuestro camino. El río Ter aquí es ancho, las claras y dulces aguas avanzan en dirección al mar y nosotros también. A nuestro paso por Torroella de Montgrí nos vigila expectante el Castillo de Montgrí, una fortificación militar situada en lo alto del macizo, de estilo gótico y construida a finales del siglo XIII.

No tardamos en divisar una gran superficie de agua, el mar ya se nos presenta a nuestro horizonte. Después de descender por montañas, cruzar bosques de pinos negros, adentrarnos en encinares y robledales, ya llegamos al mar. Arribamos a la Gola del Ter, la desembocadura del río Ter al mar Mediterráneo.

Después de 228 km, llegamos al final de la ruta, habiendo compartido el camino con el recurso más importante de nuestro planeta, el agua. Aquella nevada que cubrió de blanco un día las montañas de Vallter y que una vez fundida empezó a fluir río abajo, ha marcado el camino que hemos seguido.

Ahora, solo nos queda la recompensa final, un baño en las tranquilas aguas del mediterráneo y con vistas a las Illes Medes, un paraíso considerado Reserva Natural Integral por sus recursos naturales.

La bicicleta ideal para esta ruta 

La bicicleta ideal es una MTB rígida. En ningún momento hay dificultad técnica remarcable, con lo que no es necesario una MTB de doble suspensión. 

Prácticamente el 90% de la ruta se podría hacer con una bicicleta de gravel, pero hay algún tramo en el que el terreno es duro o roto y la MTB se agradece.

Preparativos

Aunque la ruta pasa por varios pueblos y es fácil encontrar sitios para comer e hidratarse, es muy recomendable llevar dos bidones de agua y rellenarlos siempre que sea posible, igual que llevar algo de comida.

Al tratarse de una ruta de 2 días, en nuestro caso cargamos en nuestras bolsas de bikepacking con algo de ropa por si la meteorología empeoraba y ropa cómoda para la noche. Nosotros planeamos la ruta para hacerla en 2 etapas, pero logísticamente es fácil añadir etapas y reducir así el nivel de la ruta. También se puede cargar una tienda de campaña y pernoctar a lo largo del camino, ya que hay zonas muy tranquilas y bonitas.

Si bien la ruta está en gran parte señalizada, asegurarse de tener bien cargados los tracks a tu dispositivo es esencial. Además, recomendamos contar con una alternativa aparte del GPS: disponer de cartografía offline en tu teléfono móvil o conseguir un mapa en papel de la zona.

También, siempre es aconsejable llevar un neumático de recambio y herramientas básicas, ya que es probable que se sufran pinchazos. 

Mejor época para hacer la ruta

La mejor época para realizar la ruta es a finales de primavera, cuando los días empiezan a ser más largos. Viene bien no tener que preocuparse por si anochece y poder recorrer el camino con calma, disfrutando de los pueblos y paisajes que uno se va encontrando.

En pleno verano, al tratarse de ambientes ribereños, podemos encontrarnos con que la vegetación ha crecido y cubre algún paso o camino.

Fotografía Xavier Florensa

Términos de uso: Si decides hacer cualquiera de las rutas publicadas en pedalia.cc, lo haces bajo tu propio riesgo. La información aquí encontrada es únicamente un recurso que te ayudará a planear y deberá ser usada como inspiración, en conjunto con tu buen juicio y debida diligencia. pedalia.cc, sus fundadores, autores y contribuidores no son responsables, en ningún caso, por lesiones, daño a pertenencias personal o cualquier otra situación que pudiera suceder a personas circulando o siguiendo cualquiera de estas rutas.