El tesoro desconocido de Jaén
La verdadera aventura comienza cuando dejamos lo seguro por lo incierto y decidimos hacer aquello que nos hace sentir vivos.
El objeto de esta travesía es una aventura de bikepacking a través del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas. El mayor espacio protegido de España y la mayor masa forestal del sur de Europa. Toda una joya para los amantes de la naturaleza que disfruten recorriendo lugares remotos por bosques y montañas espectaculares.
Un terreno ideal para la práctica de ciclismo de montaña, necesitarás ganas y motivación para enfrentarte a desniveles que en ocasiones pueden asustar, pero que siempre te recompensan con fantásticas vistas y no menos fantásticos descensos.
Esta ruta te llevará a disfrutar de tranquilos y solitarios caminos, que en momentos se transforman en estrechos senderos de montaña, sin duda te pondrán a prueba. Recorrerás increíbles bosques rebosantes de vida salvaje, surcados por numerosos arroyos y ríos que han esculpido imponentes cañones. Además, en el camino descubrirás pequeños y encantadores pueblos, repletos de historia.
Estas montañas están llenas de fuentes con el agua más refrescante y cristalina que puedas imaginar. Muchas de ellas se encuentran situadas en increíbles aéreas recreativas o refugios libres donde puedes parar a comer algo o pasar la noche.
Si a esto le sumas, el espectáculo que forman estos bosques con los colores del comienzo del otoño y su correspondiente clima suave durante el día, forman el coctel ideal para disfrutar de un paraíso desconocido, al que aún no llegaron las masas de turistas.
Esta ruta recorre parte del sendero de gran recorrido GR-247, denominado con gran acierto Bosques del Sur, diseñado para senderistas, pero que es totalmente ciclable si dispones de cierta técnica sobre la bicicleta de montaña, exceptuando algún tramo corto que tocara empujar la bicicleta. Esta ruta también te ofrece la posibilidad de evitar ciertos tramos y tomar caminos alternativos para retomar este GR más adelante.
Como veréis no fui capaz de recorrer todo el recorrido circular. Finalmente tuve que tomar una de las variantes para recortarle unos kilómetros a la ruta principal y así poder volver hasta el punto de inicio. Ya estoy deseando encontrar el momento de juntar unos días libres para volver y completar la parte más al sur de este increíble sendero y terminar de descubrir este magnífico tesoro que guarda la provincia de Jaén.
Día 1 – Siles a Presa del Tranco
Lugares favoritos:
- Senda ladera Orcera – Sendero en perfecto estado por la ladera de la montaña con vistas a Orcera
- Segura de la Sierra – Pueblo medieval en lo alto de un cerro con un imponente castillo.
- Tramo junto al Pantano del Tranco – Pista que recorre toda la orilla del pantano por un frondoso bosque.
A las fueras del pueblo se encuentra un camping, el cual puede ser una buena opción si vienes desde lejos. Puedes pasar la primera noche aquí y comenzar la ruta al día siguiente a primera hora.
A mí se me hizo un poco tarde y cuando llegué la recepción estaba cerrada, por lo que acabé durmiendo en la hamaca en el área recreativa de la Peña del Olivar. Al día siguiente volví a Siles donde dejé el coche y comencé a pedalear.
Los primeros kilómetros hasta esta área recreativa son todo un regalo, bajando por un camino asfaltado. A partir de este punto comienza el GR-247 con una cómoda pista, por la que poco a poco iremos ganando altura y comenzaremos a adentrarnos en los primeros tramos de bosque.
Hay algunas secciones de subida exigente, pero con la emoción del comienzo del viaje estas pasan rápido. Cuando llegas a alguno de los collados donde la vegetación se abre y comienzas a contemplar el terreno que tienes por delante, te das cuenta del océano verde entre montañas en el que te estás internando. Suficiente para saber que cada una de las siguientes subidas valdrá la pena.
Al pasar el último de estos collados es donde comienzan los primeros tramos de sendero estrecho. Se comienza con una primera bajada bastante técnica, para luego enlazar con otro sendero en perfecto estado que serpentea sin mucho desnivel por la ladera de la montaña. Desde esta sección podrás gozar de unas increíbles vistas del pueblo de Orcera.
Es muy difícil de explicar para alguien que nunca lo haya experimentado. Esa sensación única, la mezcla de adrenalina y felicidad que se experimenta al surcar en tu bicicleta este tipo de senderos en un entorno así, por mucho que lo intente lo mejor es que lo probéis.
Una vez acabado este idílico sendero, comienza la subida a Segura de la Sierra. De pronto, el GR se transforma en un camino que asciende de manera directa atravesando campos de olivo, para luego tomar una senda en bastante mal estado, que no permite prácticamente pedalear.
Se trata de un tramo corto de 2 km, pero que se pueden hacer muy largos. Este es el único segmento que evitaría si volviera a hacer la ruta, haciendo algún kilómetro más pero subiendo por la carretera principal.
Las vistas desde el pueblo en lo alto de una colina son simplemente espectaculares. El ascenso fue difícil, pero la bajada, por otro increíble sendero, me hizo olvidar las penalidades de esa subida.
Para llegar al pantano del Tranco, seguiremos una tranquila carretera secundaria que nos lleva a adentrados en interminables campos de olivos. Los desniveles son muy llevaderos y así evitamos un tramo del GR complicado por la ladera del Yelmo.
La provincia de Jaén es la que más aceite de oliva produce de toda España, por lo que junto a cada uno de los pueblos que recorramos nos encontraremos con estos otros bosques de olivos.
Una vez nos desviamos de la carretera, volvemos a adentrarnos en las entrañas de estos mágicos bosques del sur por una pista que bordea toda la orilla del pantano. La tónica de todo el viaje es ir metido por estos frondosos bosques, pero de vez en cuando la vegetación se abre para ofrecernos unas vistas increíbles, en este caso, del pantano con las grandiosas montañas que recorreremos los días siguientes al fondo.
Hay un camping antes de llegar a la presa, pero lo descarté. Mi intención era acercarme todo lo posible a donde comenzaba la subida al día siguiente, donde había un área recreativa que parecía ideal para pasar la noche.
Tras superar la presa del Tranco, al poco de comenzar el descenso siguiendo el río Guadalquivir, encontré unas casitas que según me contaron eran las de los trabajadores que construyeron el pantano. Tras hablar con uno de sus moradores, me invitaron a instalar mi hamaca y poder pasar la noche allí.
Día 2 – Presa de Tranco al refugio de Parra
Lugares favoritos:
- Charco del Aceite – Área recreativa junto a remanso de agua que forma el río Guadalquivir.
- Mirador del Tapadero – Increíbles vistas del cañón que forma el Guadalquivir y todas las montañas de los alrededores
- Refugio de la Parra – Refugio libre de montaña con fuente.
Esa mañana, hasta que el sol logro superar las paredes del cañón, no me atreví a salir del saco con la idea de descansar al máximo y recuperarme del esfuerzo de la primera etapa. Me esperaba una gran subida este día.
A pocos metros de donde pasé la noche se encuentra un área recreativa, si hubiera sido verano no habría dudado en llegar hasta aquí el día anterior. El lugar es ideal para darse un baño, además cuenta con un chiringuito.
Según me comentaron en verano es un lugar muy popular, pero a mitad de octubre la cosa cambia bastante. El chiringuito estaba cerrado y no hacia temperatura como para atreverse a bañarse, por lo que fue un gran acierto parar unos pocos metros antes el día anterior.
Empecé la subida al puerto del collado de Agua de los Perros pasadas las 12 del medio día y como me temía, por lo poco que había salido en bicicleta antes de este viaje, esta parte se hizo bastante dura. Los kilómetros del día anterior comenzaron a pesar al poco de iniciar la ascensión, por lo que no quedó otro remedio que tomárselo con calma.
Por suerte este tramo discurre por una pista asfaltada repleta de fuentes en las que parar a descansar y admirar las vistas conforme vas ganando altura. Conseguí llegar hasta el mirador del Tapadero para comer y hacer un buen descanso para afrontar los últimos kilómetros de subida.
Desde este mirador hay unas vistas increíbles de todo el cañón que forma a su paso el río Guadalquivir y de todas las montañas que hay alrededor. Desde aquí, también es posible divisar multitud de cortados donde anidan varias colonias de buitres.
Una vez superado el collado, la pista continúa por un tramo de falso llano, metiéndonos de lleno en lo más remoto de la Sierra de las Villas donde apenas llegan turistas y de verdad comienza a sentirse la esencia de estos bosques salvajes. Los únicos signos de civilización que encuentras durante todo el día, son algunas casas de campo dedicadas al ganado de ovejas y cabras, pero la mayoría se encuentran abandonadas o en ruinas.
Cuando llegué al refugio de la Parra, dudé si quedarme o seguir hasta el siguiente refugio que estaba a 14 km, el cual era mi objetivo para ese día. Tras estudiar detenidamente el desnivel que había para llegar, y con lo que me había costado la subida de la mañana, pensé que seguro que lo disfrutaría mucho más al día siguiente a primera hora.
Finalmente decidí quedarme en el refugio de la Parra. Tras un paseo reconociendo los alrededores, disfruté de una deliciosa cena con los últimos rayos de sol iluminando las montañas por las que me aventuraría al día siguiente.
Día 3 – Refugio de la Parra al refugio de la Zarza
Lugares favoritos:
- Cañón del Aguascebas – Inmenso cañón que forma el río junto a su nacimiento.
- Sendero para llegar al refugio de la Zarza – Increíble sendero con diferencia el mejor tramo de toda la ruta.
- Vivac junto al refugio de la Zarza – Dormirse contemplando las estrellas y despertarse con el sonido de los pájaros al amanecer, que puede haber mejor.
Comenzar el día pedaleando por un entorno como el que ofrece este refugio es todo un regalo. Al poco tiempo de retomar la pista asfaltada, el camino comienza a bajar para llegar al inmenso cañón que forma el río Aguascebas. Después toca subir todo lo que bajaste hasta el río e incluso algo más, pero el increíble entorno se encarga de amenizar estos kilómetros y convertirlos en todo un placer.
Para llegar al refugio de la Majada Serval, nos despedimos del asfalto para seguir subiendo por un camino en muy buen estado. Si os veis con fuerzas, es una buena opción para hacerlo en la segunda etapa. La ventaja de este GR es que al estar pensado para hacerlo caminando se pueden hacer varias etapas del recorrido oficial en un mismo día, pudiendo ajustar cada día lo que quieras pedalear.
A pocos kilómetros de este refugio se encuentra el punto más alto de la ruta con casi 1600 m de elevación. El paisaje se va transformando conforme ganamos altura, para dar paso a una meseta en altura donde apenas hay vegetación, sin duda uno de los tramos más singulares de la ruta. Aquí en las alturas realmente sientes lo remoto del lugar. En esta zona es muy fácil encontrar tanto ciervos como gamos salvajes, recorrer estos caminos en primavera con todo verde, debe ser todo una experiencia.
Los últimos kilómetros de esta etapa son todo un espectáculo, sin duda volvería a repetir este viaje solo por este tramo. Desde que el camino se vuelve a estrechar una vez superada esta meseta, la senda comienza poco a poco a bajar y discurre pegada en ocasiones a la ladera de la montaña. Las vistas hacia el valle del Guadalquivir son una pasada y los tramos que se internan por el bosque no son menos asombrosos.
Pese a que hay algún segmento bastante técnico para mí, sin duda, lo más complicado era conseguir mantener la cabeza mirando únicamente el camino para esquivar los obstáculos y coger la mejor trazada. A cada curva van apareciendo inmensos ejemplares de encinas y pinos centenarios. Intenté retratarlos, pero estos eran demasiado colosales como para capturarlos en una fotografía que hiciera justicia.
Igual que el día anterior, al llegar al refugio, tuve la duda sobre si continuar hasta el siguiente y hacer una etapa más. Esta vez el terreno parecía más favorable y no estaba tan agotado, pero la duda desapareció rápido. Encontré un rincón donde vivaquear, y al verlo supe que me esperaría un gran amanecer al día siguiente. Con lo que me había costado llegar hasta esa altura, bien se merecía dedicarle su tiempo para disfrutar las vistas.
Además, fue en este punto donde tras casi dos días conseguí buena conexión. Aproveché, muy a mi pesar, para replantear las próximas etapas en komoot, siguiendo una de las variantes que ofrece el GR-247.
Día 4 – Refugio de la Parra al Camping Llanos del Arance
Lugares favoritos:
- Bajada a Torre del Vinagre – 15 km de bajada por una pista muy entretenida no hace falta añadir mucho más
- Río Borosa – Por un buen motivo es uno de los puntos más turísticos de la zona
- Camping Llanos del Arance – En plena naturaleza junto al río Guadalquivir
He de reconocer que no fue la mejor noche de mi vida al raso, me despertó más de un animal que rondaba por la cercana fuente y el rocío de la mañana me mojó la cara. Sin embargo, disfrutar del magnífico cielo estrellado que estos lugares remotos ofrecen y despertarse en un entorno así, para mí no tiene precio. No hay hotel ni refugio que te lo pueda ofrecer.
Justo cuando me disponía comenzar a pedalear, me encontré a un grupo de ciclistas que venían del puerto de las Palomas, hacia donde me debería de haber dirigido de haber seguido con mi plan inicial. Tras charlar un rato con ellos y ver las distintas opciones que tenía, me acabaron recomendando bajar por esta variante. Por mucho que puedas planificar viendo un mapa, no hay nada como las recomendaciones de los propios locales y en esta ocasión estos llegaron en momento justo.
Me dispuse a seguirlos durante 15 km de bajada, por una pista ancha muy entretenida, llena de regueros y piñas que ir esquivando. Recuerdo en más de un momento ir frenando para que no se acabara tan rápido. Otro increíble regalo para comenzar el día y la recompensa final a todo lo ascendido los días anteriores.
Esta bajada te lleva a escasos metros de la torre del Vinagre, donde está el desvío para iniciar la ruta del río Borosa. Este es uno de los lugares más turísticos del parque natural, dado su fácil acceso desde la carretera principal y la belleza del lugar.
La primera parte discurre por una pista ancha en perfecto estado que remonta el río. Lo más difícil es tener que ir esquivando a todos los turistas que seguramente encontraréis, si hacéis la ruta un día festivo o fin de semana.
Para llegar a la Cerrada de Elías, el tramo más espectacular de todo el recorrido, hay que hacer los últimos kilómetros por un sendero con varios tramos para nada ciclables. Sabía que merecía la pena llegar hasta este punto, al menos para disfrutar de esta formidable formación natural que ha esculpido el agua a su paso. Para completar la ruta hay que seguir por la pasarela de madera con numerosas escaleras, por lo que yo volví por el mismo camino que había llegado.
Este tramo del río Borosa y el camping en el que acabé el día ya lo conocía de una ruta que hice caminando hace unos años. Aquella vez subí al pico Banderillas y pude comenzar a descubrir este fantástico parque natural, así que ya sentía que tomar esta ruta sería todo un acierto.
Decidí tomar una tarde de descanso en el camping de los Llanos del Arance. Quería planificar más al detalle los últimos días de ruta y analizar las posibilidades que tenía para volver hasta Siles.
El descanso le sentó genial a las piernas y al día siguiente respondieron mucho mejor que en días anteriores.
Día 5 – Camping Llanos del Arance a Capellania
Lugares favoritos:
- Pantano Tranco – Pista junto a la orilla del pantano
- Hornos Mirador – Pueblecito medieval con unas increíbles vistas
- Capellania – Mi salvación esa noche
Nada más al salir del camping, hay que seguir una ancha pista que sigue en paralelo el río, en dirección al pantano. A los pocos kilómetros al superar la confluencia del río Aguamula con el Guadalquivir, la pista queda cerrada al tráfico a motor, por lo que se convierte en una gozada tener todo el camino a tu disposición y sin ningún tipo de preocupación.
Encontrarás unos miradores que están dentro de una ruta que hay en la zona, con algunos de las localizaciones donde Félix Rodríguez de la Fuente grabó su mítica serie documental de El hombre y la Tierra. Aunque hayan pasado los años, en el tramo que va desde este primer mirador que os muestro, a primera hora de la mañana es todo un espectáculo la cantidad de jabalís, ciervos y corzos que pude encontrarme.
Y pese a que a algunos los pude sorprender pasando realmente cerca, mientras sacaba la cámara y les disparaba se las arreglaban para alejarse y perderse por el bosque. Mi escaso objetivo de 50 mm, tampoco ayudó demasiado para haber podido ofreceros alguna foto de fauna salvaje.
Desde uno de los miradores es donde mejor se puede apreciar la sequía que está atravesando Andalucía, no ha sido un año muy lluvioso y se nota. Espero que la próxima vez que vuelva pueda encontrar el pantano con algo más de agua, señal de que habrá mejorado la situación.
Poco antes de cruzar este arroyo, si quieres seguir junto al pantano hay un desvío donde la ancha pista por la que había realizado los primeros 20 km cambia por completo. Esta se estrecha poco a poco y se va poniendo interesante hasta convertirse en un sendero con algunos tramos bastante complicados al final. Por otro lado, te evitas una gran subida, pudiendo rodar 10 km más junto a la orilla del pantano.
Me detuve en el camino para contemplar todo lo recorrido ese día y las montañas de los días anteriores al fondo. Y de paso cogí aire porque la subida de carretera que hay para llegar a Hornos es de las que no se olvidan. No es demasiado larga, pero intensa como pocas.
Tras una rápida visita a Hornos, donde puedes disfrutar de las vistas desde sus numerosos miradores sobre el Tranco, reemprendí la marcha. Estaba motivado para subir el puerto que me llevaría a los pies del Yelmo, donde reencontraría con el GR-247 y así aprovechar algunos de sus refugios.
Conforme yo subía, el sol comenzaba a bajar preocupantemente, ya que la temperatura también descendía al mismo ritmo. Me percaté de que al otro lado de la montaña ya no daría el sol cuando yo llegara. Por lo tanto, a mitad de subida, al ver unas casitas blancas entre los árboles en una de las laderas de la montaña, intuí que este podría ser un buen lugar para encontrar algún rincón donde pasar la noche. Mi instinto cicloviajero acabó dando muy buen resultado.
A los primeros vecinos que me encontré, les pregunté por una fuente y me indicaron el lavadero que estaba situado a las afueras, todo un clásico entre los lugares donde poder pernoctar en mis viajes en bici. Tras lavar la ropa del día, exultante por la fortuna que había tenido encontrando ese rincón, antes de cenar me di una vuelta por el pueblo con la cámara en la mano con la idea de capturar el inminente atardecer. Volví a hablar con algún vecino más, que amablemente me ofrecieron dormir en el centro social que tenían en el pueblo.
Un pequeño edificio público multifunción, que hacía las veces de escuela y hasta de Iglesia. Y pese a que en un primer momento me resistí, acabé sucumbiendo a la hospitalidad de estos vecinos de Capellania, dormí en un sofá calentito, vigilado por una Virgen.
Este tipo de momentos y toda la gente que acabas conociendo, es sin duda una de las mejores cosas que te da el viajar en bicicleta.
Día 6 – Capellania a Siles
Lugares favoritos:
- Subida a Yelmo – Tramo final de subida hasta los pies del Yelmo
- Vista a Segura de la Sierra -Tramo de sendero bastante difícil, pero con una vistas impresionantes
- Sendero última etapa GR-247 – Los últimos 12 km en bajada, mejor final imposible
Guardo un gran recuerdo de este tramo final de subida, es un puerto bastante llevadero, con apenas tráfico y con multitud de curvas que conforme avanzas te van regalando nuevas vistas de un entorno prodigioso. Esta subida superó todas mis expectativas y me hizo recordar algunas batallas pasadas, subiendo otros puertos de montaña con mi bicicleta, eso sí, mucho más cargada.
Al llegar al refugio de la etapa 20 del GR-247, hice una pausa para almorzar algo y decidir si hacer el tramo final hasta la cima del Yelmo. La verdad resultaba bastante tentador viendo tan cerca las antenas.
Cuando me acerqué al refugio pensando en dejar parte del equipaje para recogerlo a la vuelta, la sorpresa fue encontrármelo cerrado. Según un cartel por el dichoso virus. Ese mismo día, en el último refugio que encontré antes de llegar a Siles, encontré el mismo cartel y la misma consecuencia. Os recomiendo que si vais a hacer esta ruta tratéis de informaros antes sobre esta posible situación.
Reemprendí la marcha algo cabreado, al no comprender que dejen un refugio de montaña cerrado por ese motivo cuando ya se están permitiendo multitud de otras actividades.
Finalmente descarté la subida al Yelmo, que me quedará pendiente para otra escapada. Afortunadamente, pronto pude olvidar este contratiempo al comenzar a disfrutar de nuevo descendiendo por otro tramo de sendero que tras atravesar un bosque llega a una zona despejada debido a un reciente incendio. Por suerte no tuvo una gran extensión. Las vistas hacia Segura de la Sierra, permiten contemplar algunos tramos que se recorren en la primera de las etapas de esta ruta.
Los últimos kilómetros de este día fueron el mejor final posible a este viaje. Pese a encontrar algún tramo en el que era imposible pedalear, fue todo un placer empujarle a la bicicleta y disfrutar de estas montañas.
Cuando llegué a este punto del sendero, una mezcla de emociones se encontraron. Al ver el final tan cerca, sentí algo de pena al darme cuenta de que esa iba a ser la última bajada. Sin embargo, al mismo tiempo sentí una gran satisfacción al haber estado 6 días disfrutando de lo que más me gusta.
Esta bajada final te exigirá como ninguna en toda esta aventura con algunas curvas difíciles de trazar, pero te hará llegar con una sonrisa de oreja a oreja a el área recreativa de la fuente de los Olivos.
Si viendo estas últimas fotos no te asustas y estás habituado a rodar por este tipo de terreno, te puedo asegurar que vas a disfrutar como un niño pequeño, recorriendo este GR-247. No hay día que no vayas a encontrar varios tramos con sendas de este estilo.
Si por el contrario, lo ves demasiado difícil, la mayoría de estos tramos más técnicos se pueden evitar tomando caminos o carreteras alternas. Pero no te preocupes, también te llevarán por lugares y parajes sensacionales.
En resumen, esta es una ruta que no te dejara indiferente por la que disfrutar en plena naturaleza. Gozarás del placer de viajar con la bicicleta de manera autosuficiente.
Para acabar os dejo algunos consejos y recomendaciones si os aventuráis a recorrer los Bosques del Sur.
La bicicleta recomendada
Cualquier bicicleta de montaña te valdrá. Siempre digo que son más importantes las ganas y la motivación para hacer estas rutas que esperar a tener el mejor equipamiento.
Pese a que la ruta tenga tramos de asfalto o pistas, a no ser que seas muy valiente no la recomendaría para bicicleta tipo gravel, pues hay bastantes tramos de sendero técnico con rocas donde agradecerás unas ruedas anchas y una buena suspensión.
Es muy importante revisar la bicicleta antes y llevar todos los repuestos y herramientas necesarios para cualquier percance. No hay ningún taller cercano en toda la ruta.
Si podéis ir más ligeros que yo, seguro que os será más fácil saltar algunos árboles que os encontraréis por el camino y seguro que disfrutaréis mucho más en las subidas y en las bajadas.
Duración de la ruta
Dependerá mucho de tu estado de forma y de los días que dispongas. La ruta circular completa es de poco más de 300 km, con más de 8000 m de desnivel positivos. Yo confiaba en poder hacer unos 50 km cada día, pero finalmente tuve que replantearla y adaptarme a mi condición física actual. Pero si vas siguiendo la ruta principal del GR 247 no te faltaran posibilidades de lugares donde pasar la noche y así poder ir adaptando cada etapa a lo que el cuerpo te pida.
La señalización del GR 247 es fantástica, con marcas y postes a cada pocos metros. Cualquier cruce en el que puedas dudar lo encontrarás perfectamente indicado. Al inicio de cada etapa hay paneles informativos con la descripción y el perfil del siguiente tramo. Sin embargo, disponer de una app como komoot es de gran ayuda. Eso sí, recuerda descargar los mapas para poder navegar sin datos, hay muchas zonas donde la cobertura escasea.
Comida
Siles el pueblo donde comienza y acaba esta ruta, es el pueblo más grande de todo el recorrido. Más adelante no encontraréis ningún supermercado o lugares donde abastecerse, a excepción de en Hornos en la quinta etapa. Es recomendable salir con todo lo necesario para afrontar toda la ruta.
Yo opté por llevar comida deshidratada y un pequeño quemador de alcohol para poder comer en los lugares más remotos. También aproveché para comer en algún bar en Segura de la Sierra el primer día y el cuarto día en el camping de los Llanos del Arance
Clima
Finales de la primavera o principios del otoño es la temporada perfecta para recorrer esta zona. Tanto en verano como en invierno el clima puede ser bastante extremo con temperaturas de más de 40 °C en verano o nieve en las partes más altas y temperaturas bajo cero en el invierno.
UNO NO VIAJA PARA ESCAPAR DE LA VIDA, SINO PARA QUE LA VIDA NO SE TE ESCAPE – Anónimo
Fotografía Miguel Pedaliando
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