Una ruta de bikepacking preciosa e intensa, con vivencias adrenalínicas en algunos momentos, con un esfuerzo titánico en algunos tramos, explorando los valles más remotos del norte de Pakistán.
Un escenario con todos los ingredientes necesarios para una gran ruta sobre dos ruedas: gente de etnias y creencias distintas, grandes montañas y llanuras exuberantes, platos deliciosos y mucha incertidumbre. Para nosotros, una aventura en todos los sentidos. Un país donde la improvisación está a la orden del día y donde la palabra en lengua urdú “jhoom” cobra todo su sentido: fluir, dejarse llevar, bailar, incluso, entrar en trance.
Debemos confesar que pedalear por Pakistán era una idea (casi un sueño) desde hacía mucho tiempo. Sabíamos que no sería un país de los “fáciles” y que los planes se deberían adaptar, cambiar o, incluso, olvidar. Los primeros días ya nos enseñaron qué significaba mover los pedales por tierras paquistaníes, por este país de ensueño.
Al final, fueron casi 1400 kilómetros y más de 30.000 metros de desnivel positivo. Unos números que nos llevaron a conocer el paso Shandur, a 3.738 metros, el valle de Chapursan, el valle de Shimshal, la mítica KKH, la Karakorum Highway, el Parque Nacional de Deosai y como punto culminante, el campo base del colosal Nanga Parbat.
Aunque hace ya semanas que llegamos a casa, todavía hay muchas vivencias intensas que debemos digerir. El tiempo lo irá poniendo todo en su sitio, pero sí puedo decir que ha sido una aventura de las de verdad.
Y aquí les dejamos un pequeño resumen en video de nuestros días por el norte de este maravilloso país.
