vista panorámica a los collados catalanes

3 días de bikepacking por los collados catalanes – de Avià a Salardú

Esta aventura se desarrolla en pleno mes de junio y el mercurio empieza a subir. Esto significa dos cosas en los collados del Prepirineo y Pirineos: brisas frescas en la montaña y tempestades intensas a medida que avanza el día. Así que hay que ir bien preparada y procurar llegar temprano a mi destino cada jornada.

Mi motivo de este viaje es simple, visitar a dos amigas, la primera en La Seu D’Urgell y la segunda en Espot. Planeo hacer noche en estas dos poblaciones, por lo tanto, viajo ligera, sin tienda, sin saco de dormir, sin utensilios para cocinar. Llevo lo imprescindible y a dar pedales con la bicicleta gravel para recorrer los 230 kilómetros y 6000 metros de desnivel positivo que separan Avià de Salardú.

Sinceramente, hay rutas más fáciles para llegar hasta Salardú, pero quiero pedalear sin tráfico, sin ruido, tranquila y pasando por varios collados. Mi intención es también saber, una vez más, que soy capaz de pedalear sola y afrontar cualquier cosa que surja. Algunos collados son bien conocidos, como el Coll de la Trava; otros son menos concurridos pero preciosos, como el Coll de Mola.

Día 1: de Avià a La Seu d’Urgell

Puntos de interés:

  • Vista a la entidad de población de Sisquer: el único punto de descanso en la subida que lleva a Montcalb, a 1.454 metros de altitud.
  • Bonner: Se trata de un despoblado, un buen sitio para descansar, disfrutar del entorno y hacer volar la mente hacia el pasado. Es interesante imaginar cómo se vivía ahí, con el ganado y los cultivos. Es curioso que es un sitio muy poco conocido entre la población de la zona. No se suele coger señal de móvil.
  • La subida al Coll de Mola: situado a 1.819 metros de altitud, hay puntos en esta subida donde vale la pena girarse, ya que a espaldas se encuentra la montaña del Pedraforca, con toda su majestuosidad.

Coll de Jouet

Con una bolsa de bikepacking en el sillín, una pequeñita en el manillar y la mochila, salgo temprano para comenzar mi primer día de ruta. Es el día después de la verbena de San Juan y se nota que la gente aún está dormida. La primera subida desde Avià es por asfalto y no hay ni un coche.

Hay caminos para llegar al Coll de Jouet (1.217 m), conocido entre los ciclistas de la zona como La Mina, los cuales siguen pistas y senderos. Sin embargo, en esta ocasión decido coger la carretera de asfalto. No quiero entretenerme en la zona que ya conozco palmo a palmo.

Montcalb

Llego así, fresca, a primera hora a La Mina, en donde inicio el descenso. Al cabo de unos kilómetros, hago la subida a Montcalb (1.454 m), donde termina el asfalto y empieza el tramo más técnico de toda la ruta. El más técnico, pero a la vez uno de los más panorámicos. Al pasar por el despoblado llamado Bonner, decido que es el momento ideal para descansar un poco y recargar energía.

Tras encontrar un buen punto para hacerlo, saco el trozo de “coca” de San Juan del día anterior, un dulce típico tradicional que se come especialmente el 23 de junio, con hogueras y petardos, pero también en otras ocasiones durante el año. 

Pan dulce recargado en un tronco

Coll de Mola

Después de recargar combustible continúo mi camino y más adelante llego a la localidad de Gósol, a los pies de la montaña del Pedraforca. Como recomendación, este es un buen sitio para avituallarse. Se pueden encontrar bares, restaurantes y una fuente.

Desde Gósol, una pista de gravel me lleva hasta el Coll de Mola (1.819 m). El estado de la pista de descenso no es tan bueno, pero es totalmente ciclable con una bicicleta de gravel

vista panorámica a collados catalanes

Coll de La Trava

Paso por el pueblecito de Tuixent que, también dispone de servicios, y por el Molí de Fórnols, donde lleno los bidones de agua. Hay una fuente justo delante del único restaurante, así que no será difícil encontrarla. Otra pista, en muy buen estado, me llevará hasta Fórnols.

Bicicleta recargada en letrero

Decido continuar mi camino, ya que las primeras nubes empiezan a formarse y aún tengo que coronar el Coll de la Trava (1.480 m), muy conocido entre los ciclistas de la zona. Una vez arriba, sé que solamente me queda disfrutar de una larga bajada hasta La Seu d’Urgell. Termino el primer día en esta ruta por los collados catalanes contenta y satisfecha.

Día 2: De La Seu D’Urgell a Espot

Puntos de interés

  • Vistas al pueblecito de Ars: una vez dejamos el asfalto, la pista va subiendo de forma progresiva. Desde varios puntos, se ve de dónde uno viene. El aire ya es más fresco y apetece disfrutar de estas maravillosas vistas.
  • Refugio de Ras de Conques: buen sitio para avituallarse e incluso pernoctar. Necesario reservar previamente.
  • Mirador del Coll de So: es un balcón para divisar las montañas del Parque Nacional de Aigüestortes i l’Estany de Sant Maurici. Es interesante observar cómo la vegetación va cambiando a medida que voy subiendo la vista, desde los valles hasta las cumbres. Se pueden observar pequeñas poblaciones en las zonas más llanas, cuando los bosques, entre 2.300 y 2.500 metros, dan paso a los prados alpinos y a las cumbres.

El segundo día de ruta se caracteriza por tres subidas. Empiezo el día por una pista paralela a la carretera principal que lleva a Andorra. Es una delicia no tener que pedalear con el tráfico. Solamente hay un punto en el que se une la pista con la carretera, pero se trata de un tramo de unos pocos metros.

Ras de Conques

La subida al refugio de Ras de Conques combina una primera parte de asfalto, hasta el pueblecito de Ars y una segunda parte de pista. Cuanto más arriba, más espectaculares son las vistas, así que cada gota de sudor será recompensada.

El collado en sí se encuentra unos metros más arriba del refugio de Ras de Conques, por lo que te recomiendo subir un poco más para disfrutar de un paisaje de ensueño. Aunque este refugio es un buen lugar para descansar y tomar un café con leche, en esta ocasión no me quedé por mucho tiempo. Nuevamente, las nubes que se van formando muy deprisa me hacen tomar el café rápido. Alrededor de los 2000 metros de altitud, no tengo ganas de que me sorprenda una tempestad de verano.

La bajada es un poco más técnica, pero totalmente ciclable. Es fin de semana y más arriba me sorprende la cantidad de buggies que siguen esta pista. Para evitar el bullicio, los dejo pasar y disfruto otra vez de la tranquilidad.

Coll de So

capilla en medio del bosque

El punto de inicio de la segunda subida de esta jornada es la ermita de Santa Magdalena y su zona recreativa. Desde ahí, una bonita subida con sombra me conduce hasta el mirador del Coll de So.

Si lo prefieres, antes se puede hacer parada en la Creu de Bedet, a 1.950 metros, es un buen sitio para descansar y disfrutar de las vistas. Desde aquí, me encuentro por encima del bosque y se abre un mirador a mis pies. Me voy dando cuenta de que la ruta que he diseñado es muy panorámica, un auténtico balcón en muchos puntos, cosa que me satisface y me agrada.

Avanzada la ruta, y ya casi con todo el desnivel positivo pedaleado, llego finalmente al mirador del Coll de So. Otro momento para parar y disfrutar de la panorámica que ofrece este sitio privilegiado. Toda la pista de subida se encuentra en muy buen estado. A lo largo de este segmento es posible ver bordas desde algunos puntos. Las bordas son construcciones rurales de piedra y madera que se utilizan aún hoy en día para guardar el ganado, herramientas o como pajar.

paisaje de los collados catalanes

Espot

La bajada hasta el pueblo de Farrera no es menos espectacular. Desde ahí empieza el asfalto que ya no dejaré hasta llegar al punto final de esta jornada. Desde la población de Llavorsí, buen punto para avituallarse si uno no se ha parado antes, tengo que compartir la carretera con coches durante unos kilómetros para llegar al cruce de la subida a Espot. Es una carretera transitada pero con mucha visibilidad.

En la subida al pueblo de Espot me acompañan algunas gotas de lluvia, pero aun así, llego casi seca. Otra gran jornada que voy a celebrar con una buena cena, acompañada por una amiga, en uno de los restaurantes de Espot. No está nada mal esta “otra” forma de hacer bikepacking.

Día 3: De Espot a Salardú

Puntos de interés

  • Vistas al valle y al pantano de Torrassa: poco después de dejar Espot atrás, la carretera se transforma en un auténtico balcón al valle por donde pedaleé el día anterior.
  • Pista por el bosque con mucho encanto: tramo pequeño, de menos de 2 kilómetros, pero vale la pena tomarlo, ya que así uno experimenta el bosque de esta zona. Es un tramo alternativo paralelo a la carretera asfaltada que va de Jou a Son.
  • Pla de Beret: gran planicie de 4 km de longitud, cubierto de prados naturales. Hoy día sirve de base para practicar esquí alpino y esquí de fondo durante el invierno.

Último día de ruta. Me levanto temprano, ya que la precipitación parece llegar temprano hoy. Aun así, ya en los primeros metros, empieza a llover. La buena noticia es que no llueve mucho, así que sigo mi camino por una carretera secundaria muy panorámica que me llevara al pie del puerto de la Bonaigua. Hoy este puerto no es mi objetivo, ya que es todo sobre asfalto.

La ruta planeada sigue hacia el Refugi de la Feixa, donde la lluvia me hace parar, comer y tomar un café calentito. Aprovecho para conversar un buen rato con el guarda del refugio. Comentamos como es la vida en un refugio donde se llega en coche, como es el respeto por el entorno y como están valorando en un futuro cercano el hecho de prohibir el paso a vehículos hacia Montgarri, a donde yo me dirijo. 

Desde València d’Àneu yo seguí un camino que no se encuentra en muy buen estado. Si uno no quiere cogerlo, puede seguir la carretera asfaltada en dirección a Isil.

Pla de Beret

Esta jornada es más corta pero de una gran calidad paisajística. Conozco la subida al Pla de Beret, ya que la he recorrido en más de una ocasión, en bici y en esquís. Aun así, es siempre un placer pedalear con este entorno como telón de fondo.

¡Esto sí es auténtico gravel! Aunque te recomiendo ir con más cuidado después de la lluvia, ya que en algunos tramos la pista puede quedar muy embarrada. Desde el Refugio de la Feixa, el siguiente avituallamiento, si uno lo necesita, puede ser en Montgarri, antes de llegar al Pla de Beret.

Antiguamente, Montgarri estaba poblado, hoy día es un santuario que hace la función de refugio, donde se puede pernoctar y comer. En invierno, también está abierto, ya que las pistas de esquí de fondo pasan justo por delante del santuario.

Después de Montgarri, quedan unas pocas curvas, un poco más de desnivel y se llega al Pla de Beret. Desde ahí, una bajada preciosa, con una primera parte asfaltada, me llevará al corazón del pueblecito de Salardú, punto y final de mi ruta. Ahora sí, es momento de celebrarlo con otra buena comida.

A tomar en cuenta antes de realizar esta ruta

En este caso yo opté por una bicicleta gravel para esta aventura en solitario. Sin embargo, sus caminos son totalmente viables para hacerse en una bicicleta de montaña.

Durante la ruta, se encuentran distintos puntos donde abastecer agua y sitios donde comprar y/o comer. Aun así, uno tiene que programar bien las paradas, sobre todo durante los meses de verano, con más calor.

En este caso, como lo mencioné, realicé este viaje sin tienda de campaña, ya que organicé la ruta de forma que pasé la noche en casa de dos amigas, una que vive en La Seu y la otra, en Espot.

Si planeas hacer esta ruta durante el verano, hay que tener en cuenta las tempestades, que normalmente se forman durante las tardes.

Fotografía Alba Xandri

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