Ana Zamorano y su bici de bikepacking

3 rutas en bicicleta por La Rioja – mucho más que vino

Con algo más de 100 kilómetros de largo por unos 40 de ancho, La Rioja es una comunidad autónoma del norte de España conocida principalmente por su vino. Bajo la cordillera Cantábrica, los viñedos comienzan a surgir a orillas del valle del Ebro haciendo que cada temporada se vista de los colores predominantes de cada época. Y, es que, esta región huele a uva, a duro trabajo y tradiciones.

Bicicleta de bikepacking

Cruzar La Rioja es vivir a través de los sentidos; desde un plato de patatas con chorizo, cordero, verduras, sus caldos, su cultura y patrimonio hasta el goce de su naturaleza y zonas más rurales. En definitiva, si hay algo de lo que una se da cuenta recorriendo esta región en bicicleta es que La Rioja es mucho más que sus cuatro mil bodegas y familias dedicadas al viñedo y producción de caldos.

Descubre las 3 regiones de la D.O. Rioja

Durante estas tres rutas que podéis seguir a través de Komoot tendremos la posibilidad de conocer las tres subzonas en las que la denominación calificada Rioja se divide: Rioja Alavesa (que pertenece al País Vasco), Rioja Alta y Rioja Baja (que abarca un poco de la región colindante de Navarra).

Camino y viñas en La Rioja

El río Ebro toma especial relevancia pues cruza de oeste a este con siete afluentes que forman valles ideales para el cultivo de la vid y unas carreteras solitarias gravel para disfrutar. No solo me refiero a disfrutar de la viña, sino de la tranquilidad del campo y sus lugareños, haciendo paradas en sus pueblos o rincones más emblemáticos a nuestro paso en bicicleta.

Cada región tiene sus peculiaridades y personalidad propia, no solo en los caldos característicos de cada una de ellas, sino en el propio paisaje y terreno que las rodean. Prepara la bici, rellena las bolsas de bikepacking con lo básico y descubre mucho más que una de las regiones vinícolas más conocidas a nivel mundial.

Ruta ciclista por La Rioja Alavesa

  • Duración: de una mañana, con mucha tranquilidad. Se puede combinar con visita a alguna de las bodegas de la zona.
  • Visitas obligadas: Laguardia, las 3 lagunas, Páganos, Leza y Samaniego.
  • Lugares para comer y dormir: en cualquiera de los bares donde pares habrá un buen caldo local para degustar, además de pintxos, queso o una bandeja de embutidos. Si eres de los que prefieren degustar un menú en el restaurante de una bodega, Marqués de Riscal puede ser una buena opción.

Para empezar a saborear La Rioja decido comenzar en Laguardia, perteneciente al País Vasco, con una ruta sencilla que nos brinda una primera experiencia y nos permite introducirnos en el sabor de estas hermosas tierras. Precisamente este pueblo está catalogado como uno de los más bonitos de España y, no es de extrañar.

Rodeada por una muralla que mandó levantar el rey Sancho el Fuerte de Navarra, entro cabalgando la bicicleta entre sus estrechas y tranquilas calles. Balcones con flores de colores, portones de madrera maciza en cada casa y una iglesia al fondo en la cual desembocan todas las callejuelas. No pueden faltar los bares donde poder degustar vino local y una panadería, indispensable y de parada obligatoria no solo para los pájaros que comen el viejo pan en su ventanal sino para una ciclista que pronto estará hambrienta.

Tras unas compras, dejo atrás Laguardia y empiezo a observarlo con perspectiva a medida que voy avanzando. De asfalto, cambio rápidamente a pista para llegar a la primera laguna en la ruta. Este es un enclave excepcional para contemplar diferentes tipos de aves migratorias –en su mayor número, las limícolas- que vienen aquí a descansar de sus viajes migratorios, entre viñedos.

Como estamos en época primaveral, las lagunas tienen agua suficiente –no así en época estival- para poder refugiar a sus transeúntes. El Prao de la Paul se trata de un embalse creado sobre lo que fue el humedal de Laguardia, sin embargo, Carralogroño y Carravalseca son lagunas temporales, pues no siempre cuentan con agua. Aunque hay pocos vecinos merodeando por la zona, los carteles informativos me sirven para enterarme de lo que tengo a mi alrededor: qué tipo de aves hay, su ecosistema y el importante significado como refugio de una flora interesante por el cual fueron catalogadas como Biotipos Protegidos.

A medida que seguimos avanzando en la ruta, el cereal y, en su mayor medida, la vid son los cultivos que dominan los usos del suelo alrededor de la misma y que nos abren camino entre pistas perfectamente diseñadas para disfrutar de un paseo poco exigente sobre ruedas. Los pueblos como Páganos y los caminos por los que se conectan entre ellos nos permiten divisar desde fuera algunas de las bodegas más prestigiosas como Ysios, Marqués de Riscal o Campillo, entre muchas otras.

Ana Zamorano de bikepacking en La Rioja

Ruta en bicicleta por La Rioja Alta

  • Duración: un día tranquilo con paradas para visitar los lugares recomendados.
  • Visitas obligadas: todos los pueblos que cruzaremos en la ruta tienen su encanto, además de las bodegas, con especial hincapié en Bodegas Lecea – que cuenta con tour guiado, comida y cata de vinos, además de visita a viñedos propios a caballo o en bicicleta.
  • Lugares para comer y dormir: Bodegas Lecea (San Asensio) para comer y catar vinos propios, así como Casa Rural Rojanda o Hostal La Uva en Cenicero para dormir. Para supermercado: supermercado Divina en San Vicente.

La Rioja Alta es la zona más occidental de La Rioja y los paisajes que cruzamos tienen al viñedo como protagonista. La dura labor se nota en las manos de cada persona que se dedica a la viña y, es que, forma parte del ADN de cada una de ellas. El tráfico es muy escaso en todo el recorrido que comienza en Cenicero, otro pueblo con cierto encanto, donde tenemos la oportunidad de hablar con sus gentes en el centro histórico del mismo.

Bikepacking en La Rioja Alta

Pese a que esta ruta nos devuelve a La Rioja Alavesa cruzando de nuevo por Laguardia, entramos en La Rioja Alta tras Baños de Ebro. Así lo anuncia un cartel de bienvenida a La Rioja, frente al cual me detengo a tomarme una foto sonriendo. Y es que, esta región tiene un vínculo muy especial con los vascos, a los que nos gusta el mundo del vino, el buen comer y, por supuesto, tener la excusa perfecta para venir hasta estas tierras siempre que la ocasión lo brinde. “A por agua, al manantial”, que dice el dicho.

Aquí estamos, sobre ruedas y haciendo paradas de cuanto en tanto que divisamos un pueblo y rincones en formas de fortalezas que nos regala esta ruta. Además, tengo planeada una visita que espero con muchas ansias desde que he recogido la tienda de campaña por la mañana: Bodegas Lecea, en el pueblo de San Asensio.

Antes de llegar a mi destino final y visita con cata de vinos en bodega, las paradas son constantes; ya sea a sacar fotografías a los viñedos o a platicar con la gente que está trabajando la viña. En esta temporada del comienzo de la espergura, se seleccionan a mano los mejores brotes verdes y se eliminan los sobrantes del tronco y los pulgares para asegurar la calidad óptima de las futuras uvas que ya empiezan a crecer. También aprovecho para conocer los guardaviñas que quedan a los lados de las pistas o parar a descansar a la sombra con una copa de vino a degustar.

Así es como avanzo hasta llegar al pueblo de San Vicente de la Sonsierra donde en la oficina de turismo me informan que no me puedo perder el Castillo fortaleza en lo alto del mismo. Tras unas cuestas algo pronunciadas disfruto de una maravillosa vista a toda la vega del Ebro y campos interminables de viñedos y bodegas. Mención aparte para la genial aplicación móvil (Castillo SVS) que muestra mediante realidad virtual cómo era este en el pasado.

Castillo - Fortaleza en San Vicente

Después de un pequeño descanso con estas vistas, y de vuelta entre viñedos y pistas gravel en paralelo a la carretera general que se dirige a Logroño, llego a San Asensio. En este pueblo me reencuentro con mi vieja amiga Estela Lecea, cuarta generación de Bodegas Lecea, quien enseña y guía con mucho mimo visitas por los calados e historia familiar.

Estela Lecea

Además de recorrer sus viñedos, pude admirar como han recuperado su tradición para crear uno de sus caldos insignia “Corazón de Lago”, a través de la fiesta del pisado de la uva. Volver a San Asensio y Rioja Alta y ver cómo las nuevas generaciones continúan con negocios centenarios con la ilusión por rejuvenecer y seguir trabajando en la industria es algo increíble.

Finalmente, como alternativa, y si nos quedamos con ganas de más kilómetros después de la visita, podemos pedalear hasta el castillo de Davalillo, a tan solo veinte minutos del centro del pueblo y seguir descubriendo más y más viñedos a nuestro paso.

Ruta ciclista por La Rioja Baja

  • Duración: un fin de semana, sin prisas.
  • Visitas obligadas: La Santa, Viguera (El chorrón y el mirador de Peñueco), los bosques por los que atravesaremos.
  • Lugares para comer y dormir: durante esta ruta es preferible cargar con comida y snacks para ir comiendo en el desarrollo de la misma. Recomendable tener en cuenta la forma física para ello, con una planificación previa de los días que creemos tardaremos en completarla. En este caso, nosotros hicimos camping libre y cargamos con comida. Si alguien quiere darse un homenaje casi al final de la etapa, el restaurante El Refugio en Viguera es una buena excusa, así como parar en Ribafrecha a picar algo.

En Tierra de Cameros, que es tierra de pastoreo, me esperaban Ibai y Txelu para compartir ruta y descubrir juntos una zona alejada de los viñedos de La Rioja Baja. Nos aventuraríamos al corazón de esta provincia, en las laderas del Sistema Ibérico con cumbres que superan los dos mil metros de altitud. Nuestra primera aventura juntos, pero seguro no la última.

Ibai y Txelu en La Rioja Baja

Fue un fin de semana en que los tres gozamos muchísimo; desde el clima, hasta los bosques que cruzamos con nuestras bicicletas como la propia compañía. Y, es que, Tierra de Cameros si algo tiene es desconexión y tranquilidad, además de zonas poco transitadas por el humano con un patrimonio paisajístico importante.

Lo bueno de la primavera es que el sol cae tarde y, además, si estás de buena suerte como nosotros, la claridad con cielo despejado te acompañará hasta bien tarde. Así es cómo dejamos atrás el pueblo de Jubera, nuestro punto de partida y de llegada el domingo.

Esta vuelta circular nos permitirá conocer la zona un poco mejor y vagar por lugares que algún día fueron habitados por transeúntes y que, hoy día las vacas disfrutan a sus anchas mientras pacen. Después de dos horas de subida agradecida y tras un encontronazo nocturno con una culebra que se disponía a cruzar la carretera, llegamos a un refugio público donde los ratones nos aceptaron como invitados por aquella noche.

Acampada en refugio publico - La Rioja

A la mañana siguiente, disfrutamos de un sol resplandeciente, un rico desayuno a base de leche condensada y unas bicicletas con ganas de seguir descubriendo aquella ruta que tanto prometía. Observamos la huella humana no solo en los pueblos abandonados como La Santa –donde paseamos entre sus derruidas casas- sino en los innumerables molinos eólicos que rodean toda la sierra.

El track continúa entre pistas gravel, carreteras con un asfalto en malas condiciones y bosques de hayedos jóvenes en los que perderse. Estos lugares llegan a estar tan poco transitados que no es difícil sorprender a un ciervo paciendo alegremente entre tanta naturaleza.

Pese a que estamos en primavera, divisamos desde uno de los puntos más altos de la sierra, que la naturaleza va dos o tres semanas tarde pues el clima no está siendo el adecuado para ello. El punto donde también descubrimos que, en la cara sur desde donde habíamos subido, el bosque estaba cubierto por encinas, y en la bajada y cara norte eran verdes hayas. Desde luego algo que no hubiéramos apreciado si hubiésemos venido en un vehículo a motor, pensamos los tres.

Como al día siguiente pronosticaban lluvia, decidimos asentarnos en un lugar perfecto para disfrutar de la apuesta de sol y de una rica cena para salir a primera hora a descender todo lo que habíamos subido durante el día. Y así es cómo al día siguiente, en un imaginario camino por terreno privado y una cantera donde cambiamos de planeta, llegamos con lluvia a unas rojas rocas que me transportaron al norte de Argentina. Después, con numerosas paradas en pueblos, algún viñedo y unas pocas cuestas de vuelta hasta Jubera concluimos un fin de semana para repetir.

La Rioja en bicicleta

Pedalear por La Rioja es mucho más que sumergirse en el mundo de una de las denominaciones de origen con más prestigio a nivel internacional. Esta tierra que ofrece mucho más que unos buenos caldos nos invita a disfrutar de un terreno increíble para disfrutar de la bicicleta. Aquí encontráis rutas para todos los gustos y todos los niveles.

En definitiva, esta pequeña región nos brinda la oportunidad de rodar sin mucho desnivel entre viñedos y bodegas centenarias hasta disfrutar de la naturaleza en estado puro en Tierra de Cameros. Tres rutas que, una vez más, nos recuerdan la diversidad que nos rodea, disfrutando de lo mejor de cada zona.

Las rutas sugeridas en Rioja Alta y Rioja Alavesa están más enfocadas a salidas experienciales de día combinadas con las visitas a los lugares recomendados u otros, donde la cultura regional toma un protagonismo importante.

Por otro lado, la última requiere cierto nivel físico, aunque también es apta para todos los públicos. No incluye ningún tipo de terreno técnico, para disfrutar de un fin de semana inmersos entre bosques, ganado y antiguos poblados, hoy abandonados.

Se podría decir que La Rioja tiene mucho más que vino para ofrecer. Basta con cargar la bicicleta con lo básico, un poco de comida y… ¡a dar pedales! El vino y la aventura los pone La Rioja.

La bicicleta adecuada para estas rutas

Ibai y Txelu en La Rioja Baja

La Rioja no es por lo general una región con demasiados desniveles, sin embargo, proponemos tres rutas no solo con diferente paisaje sino también para diferentes niveles físicos. La bicicleta más recomendable para La Rioja alavesa y Rioja Alta sería una gravel, pudiendo hacerla también en una btt. Estas dos rutas discurrirán en su gran parte por pistas entre viñedos y, alternarán en menor medida por asfalto.

Asimismo, para la ruta que discurre por Rioja Baja, una btt sería más adecuada. En todo caso, se puede hacer con una gravel penalizando el confort que te brinda una de montaña, sobre todo, en las bajadas. En esta ruta en concreto pedalearemos sobre todo tipo de terreno, desde pistas y asfalto en malas condiciones en las partes más bajas hasta caminos forestales y campo a través de las partes altas.

Preparativos para descubrir La Rioja en bicicleta

Cocinando en el camping

Clima

En La Rioja, los veranos son muy calientes, áridos y con cielos despejados mientras que los inviernos son largos, fríos, secos y grises. La temperatura varía de 0 grados a 31.

Con base en esto, la mejor época para recorrer esta región en bicicleta sería durante la primavera y el otoño, pudiendo disfrutar de temperaturas más suaves y quizás alguna precipitación en forma de tormenta como sufrimos nosotros.

Vale la pena tener en cuenta que el viñedo tiene una apariencia u otra dependiendo de la estación en la que estemos. Otoño puede ser, sin duda, una de las favoritas.

Ropa

Teniendo en cuenta el punto anterior y dependiendo en qué temporada del año queramos pedalear por La Rioja, elegiríamos una ropa más de invierno o, por lo contrario, totalmente de verano. En este caso, nosotros disfrutamos de estas tres rutas en primavera requiriendo una chaqueta por la noche debido al rocío y humedad en la zona mientras disfrutábamos del sol y, en ocasiones, aire fresco durante el día.

Como recomendación general, siempre llevo una chaqueta de plumas ligera y un chubasquero además de camisetas de lana Merino que me protegen tanto del calor como del frío. Sin duda, una opción acertada para todas las estaciones esta última.

Comida

Pedalear por cualquiera de estas tres rutas en La Rioja requiere cierta planeación en cuanto a comidas, sobre todo en la ruta por La Rioja Baja. En los dos restantes podemos ir degustando la gastronomía local a medida que vamos cruzando los pueblos o bodegas de la zona. Pese a ello, recomiendo cargar al menos una comida que podamos cocinar rápido o snacks varios en caso de que necesitemos un poco de energía durante la ruta.

Agua

Recargando agua en fuente pública

La hidratación siempre es importante. Como hemos señalado arriba y, debido al clima de La Rioja, hay que prestar atención al agua. En La Rioja Alta y Alavesa cruzaremos pueblos que cuentan con fuentes públicas de agua potable en sus plazas, así como vecinos a los que poder preguntar en caso de necesidad. Tened en cuenta que en cuanto dejemos atrás estos singulares pueblos para perdernos entre viñedos, no habrá tomas de agua disponibles.

De tal manera, en la ruta en Rioja Baja rellenaremos nuestros botellines siempre que encontremos bebederos para el ganado. Es agua potable, aunque si se carga con un filtro, no estaría de más utilizarlo. 

En nuestro caso llevábamos 2 litros para consumo propio que íbamos rellenando durante el camino y poníamos especial atención a los puntos de fuente que aparecían en el mapa sobre la hora del atardecer para estimar cuánta agua podíamos usar para las cenas. ¡Tened en cuenta que siempre tiene que sobrar algo de agua para las primeras horas de la mañana siguiente!

Acampada

La Rioja es una región muy tranquila, tanto que favorece e invita a que el cicloviajero acampe en cualquiera de los rincones que el camino le brinde. Aún con la desventaja de no contar con puntos de agua en las zonas fuera de poblados, nos permite disfrutar de una serenidad inigualable. El único enemigo podría ser el rocío de la noche en ciertas épocas del año o el frío del invierno.

Como siempre que se acampe al aire libre, tened en cuenta que el lugar donde hemos fijado la tienda hay que dejarlo igual o mejor de lo que lo encontramos el día anterior. Asimismo, alejarse de las zonas visiblemente frecuentadas y no acampar entre viñedos pues podemos, sin darnos cuenta, causar algún desperfecto en la viña.

Seguridad en la bicicleta

Como hemos comentado anteriormente, La Rioja es una región muy tranquila y, por lo tanto, segura. Sus locales son grandes anfitriones, amables y respetuosos con el viajero. No es una zona masivamente explotada al turismo internacional, sino que guarda todavía sus tradiciones rurales y esencia dentro de la comarca.

El terreno por el que discurren estas tres rutas no es nada técnico, sin embargo, recomiendo el uso del casco en todo momento.

Fotografía Ana Zamorano

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